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Voto de Vivoleyendo:
5
Romance. Drama Ana y Otto cuentan su apasionada y secreta historia de amor que se extiende desde los ocho años hasta los veinticinco. Todo empieza en 1980, cuando dos niños, a la salida de un colegio, echan a correr por distintos motivos. Desde ese día, las vidas de Ana y Otto formarán un círculo que se cerrará en Finlandia, al borde del Círculo Polar. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2007
206 de 315 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de verla, le daba un voto de confianza. Me gustan las historias de amor profundas y complejas, de ésas que te estremecen. Pues ésta me estremece... pero de frío. Expondré mis razones:
-Las actuaciones no me parecen buenas. Todos los personajes me parecen fríos y acartonados. Los chavales protagonistas son poco creíbles y, a decir verdad, unos peñazos y pasmarotes a los que te dan ganas de sacudir para quitarles la diarrea mental.
-Las relaciones entre ellos son distantes. No me termina de dar la impresión de que se trata de familias, sino de extraños que se llevan años viviendo bajo el mismo techo sin saber casi nada unos de otros. Esos silencios prolongados de los chicos protas no me parecen poéticos ni misteriosos, sino absurdos. ¿Cómo esos niños se pueden pasar años enteros casi sin hablarse, pese a estar juntos muchas horas (yo no he conocido niños así, y he visto a muchos)? Menudo soserío. Y después, cuando van creciendo, se van volviendo inaguantables. A mí cada vez me interesaban menos sus avatares y sus desdichas, porque les notaba algo cada vez más frío, más alejado de mí. Me di cuenta de que me había desconectado por completo de la película, de que no me llenaba en absoluto, de que la historia ya no me decía nada. La frescura y la magia que pudiera tener al principio, se diluyó y se perdió. Sería por algo que veía en su actitud, por las inconsistencias de un guión que ya no sabrían muy bien cómo rellenar, la lentitud que no lleva a ninguna parte (que conste que a mí me da igual que una peli sea lenta, mientras me llene). Pero la cuestión es que me estaba aburriendo. Me gustan las películas llenas de sentimiento, cuando lo transmiten, claro. No hablo de sensiblería fácil, sino de auténtico sentimiento, que yo creía que me iba a encontrar aquí. ¿Dónde está? ¿Cómo se demuestra? ¿Con dos niñatos medio atontados que si les sacan un encefalograma, sale plano? Ya ni siquiera el drama de la pérdida que sufre el chico se hace creíble, no me llega. Seré muy ceporra, pero lo cierto es que me he pasado toda la película intentando sentir algo y apenas lo he logrado. ¿La culpa es mía? ¿Soy insensible? ¿Soy un bicho raro porque me emociono y vibro con otras películas, pero con ésta precisamente no?
Señores realizadores, la lentitud no tiene por qué ser sinónimo de aburrimiento ni de lejanía. Yo sentía como si estuviera sentada en mi casa y la pantalla del ordenador donde veía la peli estuviera en el Círculo Polar... Antártico. Ése es el único Círculo Polar al que para mí se reduce esto.
No sé, pero como película de sentimientos, deja mucho que desear. Con creces.
Y que conste que he intentado valorar algún aspecto bueno. Por ejemplo, las imágenes del principio donde se ve el sol de medianoche. Precioso. Los chavales que clandestinamente se citan en sus dormitorios, desnudos y nerviosos, bajo una ventisca. Eso también es bonito. Pero después todo se vuelve insustancial y el guión hace aguas. Sigo en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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