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Voto de Gunnar Hansen:
4
Terror Un equipo de investigadores del Vaticano es enviado a investigar la actividad paranormal de una remota iglesia en la que Dios ya no se oculta entre los que rezan.
21 de septiembre de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Borderlands es otra película más de "metraje encontrado", subgénero por derecho propio e imposición numérica. Y es que, de un tiempo a esta parte, recibimos un aluvión de películas que, ya por falta de medios, ya por necesidades del guión, recurren a este formato para lograr sus fines. Unas consiguen lo que pretenden y ajustan esta técnica estético-narrativa de manera eficaz a la intencionalidad-necesidades del film. Otras, y no las menos, se estampan desastrosamente, ofreciendo al aturdido espectador un batiburrillo de imágenes poco nítidas, planos móviles tipo "montaña rusa" que generan vértigos y mareos, derivando todo ello antes que en mayor credibilidad e implicación en lo que se intuye ver, en hastío y aburrimiento que impelen al abandono del visionado.

Lamentablemente, el film que aquí nos ocupa, se acerca más al segundo caso que al primero. Porque si bien la premisa que se ofrece es muy sugerente (esa deidad pagana, numen innominado anterior a la cristiandad judeo-mediterránea que retorna al templo del que las nuevas creencias lo desplazaran), todo se desperdicia en un desenlace final, ejercicio de rutina desenfocada en este tipo de tratamientos formales.

Pero el mayor problema que adolece The Borderlands no es el tipo de formato "cámara en hombro". Este no es más que una elección técnica, vehículo expresivo de lo narrado. El problema en sí es el guión, pues de sus tres secuencias (grosso modo: presentación-nudo-desenlace), la más importante o al menos aquélla definitoria (el desenlace) resulta en decepción; sensación que hace cuestionarse para qué cojones me he tragado todo lo previo. Porque dado lo que se tarda en llegar a la explicación, mientras se avanza por la presentación y el nudo, cuando uno ya tiene la miel en los labios, todo se resuelve en unos cuantos planos borrosos, oscuros y móviles que dejan mucho a la imaginación y muy poco a los sentidos. Y ya. Fundido en negro y créditos finales.

Que qué conclusión saco de todo ello. Pues que pasas el rato hasta que te quedas con ganas de unos minutos más de desenlace y menos rollo de presentación. Que mucho ruido y pocas nueces. Que ando un poco mareado. Que me han vuelto a engañar. Y que ya van... Mejor no las cuento, porque en breve, seguro que volveré a caer...

Es que no escarmiento.
Gunnar Hansen
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