La comedia en televisión siempre ha tenido un tufillo a vodevil. No obstante, la situación ha ido mejorando mucho y en un escaso margen de tiempo. Hoy por hoy cuesta pensar que, incluso en el programa más liviano, se tomasen la pereza de resolver un cambio de actor protagonista con la ligereza que se hizo en "Hermanos de leche": entras a la clínica como Juan Echanove y sales como El Gran Wyoming.

Bebiendo de la forma más directa posible de la obra "La extraña pareja" (Neil Simon), tenemos a dos improbables compañeros de piso. Coronado sería el desordenado vividor y Echanove el orden riguroso en el piso. Ni mejor ni peor que otros productos de la época, hay que reconocer que la química de sendos intérpretes en pantalla es buena y logran algún gag realmente logrado.

El show sirvió para que el casting mostrase a algunas figuras que luego iban a destacar bastante en la industria española: Leonor Watling o Daniel Guzmán, entre otros. Asimismo había apoyo de veteranas de lujo como Fiorella Faltoyano.

El tiempo quizás la haya tratado con severidad. Pero contextualizados en la década de los 90, esos hermanos de leche eran garantes de un muy buen share de audiencia.