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El Salvador El Salvador · Klendathu
Voto de Especialista Mike:
10
Ciencia ficción. Fantástico Tras una apocalíptica guerra nuclear, el mundo ha quedado devastado. Un grupo de científicos del bando vencedor llega a la conclusión de que el único modo de salvar a la humanidad es recurriendo a los viajes a través del tiempo: o bien mandar a una persona al pasado para pedir ayuda, o al futuro para buscar una solución a la situación presente. El elegido para realizar el viaje a través del tiempo es un prisionero. Historia de corte ... [+]
31 de julio de 2010
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque de lenguaje vanguardista y cerebral (es un fotomontaje), “El muelle” resulta un film bellísimo, poético y sugestivo.

El fotomontaje reduce las capacidades expresivas de la actuación y hace obligatoria la voz en off. Pero en cambio ofrece la sensación de una historia fragmentada. Los recuerdos del protagonista son imágenes fijas, piezas que por sí solas no le revelan ningún sentido sobre sí mismo. Hace falta que viaje en el tiempo (a su pasado) y el milagro del montaje para que las imágenes digan algo, e interpretar así la historia de su vida (por cierto, una idea psicoanalítica muy de la época).

El uso de encadenados, más que pequeñas elipsis, sugieren que un mismo suceso es fragmentado por la memoria (como la conciencia fragmentada en una de las célebres secuencias iniciales de “Taxi Driver”). La secuencia de la chica despertándose es un bellísimo ejemplo. Obsérvese aquí los continuos encadenados de la chica durmiendo, justo antes de que despierte. Planos estáticos; restos de un pasado muerto. De repente, como un milagro, una de las imágenes se mueve (¡la única en todo el film!): ella abre los ojos y el hecho cotidiano se hace actual, continuo, vivo, extraordinario. El protagonista no está recordando: está allí. La perspectiva es directa, testimonial, amorosa; no objeto de la narración en off.

También el primer viaje en el tiempo revela la caducidad del pasado histórico. Se muestran “tumbas y ruinas”. La chica de sus sueños: “Él sabe que está muerta”. El museo de mutiladas esculturas griegas, “que quizá sólo está en su memoria”. Aquí, la imagen de la escultura de una mujer arreglándose el pelo, pero cuya cabeza falta, es una metáfora elocuente acerca de la esencia de la memoria: al pasado discontinuo le faltan piezas. Completar la historia es una tentativa cognoscitiva, un asunto de interpretación; labor del montaje y del cine.

De igual manera debe considerarse la visita al museo “repleto de antiguos animales”. Curiosamente, en el film, por antiguo se entiende previo al holocausto nuclear: zebras, jirafas, burros, etc. Es decir, no son prehistóricos, sino coetáneos a la era pre-apocalíptica. No están en el museo porque estén extintos, sino porque son objetos inertes de la clasificación científica, objetos muertos de la manipulación humana. Están bajo el dominio material y epistemológico de los hombres. Ello es tan significativo, que creo que Terry Gilliam tuvo el acierto de devolverles el dominio sobre la Tierra luego del fin de la historia (“12 monos”, 1995).

Advierto que tengo la tentación de interpretar de dicha manera la colección de pájaros disecados. Plano general: inmensa cantidad de pájaros rodeando a la pareja de amantes. Plano picado: lo que parece un cóndor (un ave carroñera) cerniéndose amenazador sobre los amantes (carroña en el futuro). Evocan otra película apocalíptica, aunque rodada un año después. No es “Vértigo”, que inspira a Marker a rodar “El muelle”. Es “Los pájaros”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Especialista Mike
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