Primera película del gallego Xavier Finisterre. Un drama familiar acerca de dos hermanos -el mayor, que ha vivido siempre por delante y al límite del precipicio; el menor, inseguro y traumatizado por la ausencia del padre- y la inversión que se produce en sus vidas en un escaso período de tiempo. Acusa influencias del cine de otros jóvenes como Huerga y, sobre todo, Mariano Barroso (recuerda bastante a su notable ópera prima "Mi hermano del alma") y es una historia de conflictos familiares de tono enigmático, intimista, que plantea el oficio de descubrir en la vida y la conquista de misterios, en la superación y tristeza que producen y provocan las carencias, lo cual la hacen innegablemente interesante. Lo que ocurre (y esto les pasa a otras muchas películas) es que estorbando al núcleo central de la historia hay una subtrama pseudopolicíaca nada apropiada y no se saben conciliar ambos antitéticos propósitos, con lo que queda como una primera película parcialmente fallida.