Un a priori esperanzado regreso de Ungría al largometraje tras "El desastre de Albania"; a posteriori un tibiamente esperanzador resultado. "África" podía haber sido la excelente película que lleva dentro y que Ungría hubiera sido capaz de lograr si se hubiesen compensado debidamente sus tramas y subtramas, su guión, las situaciones, lo básico. Y es que "África" (título acertadísimo en su valor metafórico, pues si bien el personaje central es el de Berriatúa, son África como continente por la pasión de éste por el atletismo, y África, el personaje interpretado por Elena Anaya, como el ser del que se enamora e idealiza y que le hace activar un aidea asesina, las piedras angulares de la película) plantea una doble trama (o hasta triple): un drama familiar, una intriga en la que se plantea asesinar al padre (Arias) porque a Anaya no le cae bien que salga con su madre (Carmen) y porque Berriatúa sospecha que ha matado a su alcohólica madre, y la historia iniciática de Berriatúa al lado de la experta adolescente África. Mal compensada, las tres tramas acaban por devenir en la inverosimilitud y a estorbarse, y pese a momentos logrados gracias a las buenas interpretaciones y al empleo de una sugerente música africana, queda "África" como una aceptable película, algo frustrante y más bien tópica, sin llegar a ser el buen film original que, como mínimo, debió ser.