Quien empiece a ver The White Lotus sin haberse informado, podría esperarse la típica serie sobre un asesinato cuyas circunstancias se van desvelando según avanza su trama. Y en el fondo la serie es eso, pero también es mucho màs: es una serie inquietante pero no a través de la violencia y la cruenta maldad de sus personajes, sino inquietante de manera agradable a través de unos personajes tan bien trazados que a pesar de ser en ocasiones estrambóticos resultan creíbles y reales, con sus luces y sus sombras, con los que el espectador puede identificarse.
La música contribuye a su atmósfera inquietante, una música que le va como anillo al dedo a la trama, el paraje y el ambiente, sin dejar de ser bonita, ademàs de autóctona del lugar de los hechos.
La crítica social es constante en cada detalle, no es sutil pero tampoco gratuita e impostada. Los paisajes son de ensueño y el mensaje, hay otros muchos, es simple: el dinero no da la felicidad.

Desde el primer minuto te engancha a través de la magnífica interpretación de su protagonista, y de todos los demás actores, en una historia sobre todo bien narrada. Sin duda es una apuesta diferente cuya trama se desarrolla en un impactante paraje conjugado de maravilla con la trama y cuyos personajes tampoco son al uso. Si estas cansado de asesinos y asisenatos, de vikingos y demás...y buscas una serie que enganche con personajes que tengan algo de real y estén bien interpretados, esta es tu serie.

Una serie familiar de aventuras de las de antes: optimista, agradable, imaginativa, con valores...
Ni el libro del que proviene ni la serie son de la pasada centuria, pero lo parecen: un grupo de amigos sumergidos en una aventura trepidante, cuya creciente amistad los salva de sus penurias haciéndoles fuertes y valientes.
Personajes entrañables en una atmósfera fantàstica y maravillosa que la hace especial e inolvidable y en la que la bondad y la fraternidad son la norma.
No esperéis algo coherente y realista, pues es ante todo una serie fantástica plagada de preciosas incongruencias en su trama fruto del género fantàstico al que pertenece.

Una serie se convierte en una joya cuando sin grandes tramas, con pocos personajes, pocos escenarios y poca acción, consigue atraparte desde el primer fotograma. Una de las claves es la magnífica interpretación de su protagonista, que consigue que entendamos su angustia como si nos pasara a nosotros.
La serie nos otorga una valiosa lección sobre algo tan necesario, pero muchas veces tan silenciado, como el perdón. Comprender es lo que nos hace humanos y es la única manera de encontrar la paz...y de perdonar y perdonarnos.

Una serie de las que permanecen en la memoria casi como si hubiéramos conocido a sus maravillosos personajes, magníficamente interpretados y dirigidos.
Es una serie de relaciones, retratadas como un perfecto cuadro con todos sus matices.
Una oda a la amistad y a todo lo que aporta, a veces incluso más que la propia familia.
Una serie sobre la tolerancia (y la intolerancia), sobre personas LGTB y en general sobre el derecho a aceptarse aun cuando nos rechazan.
Una de las mejores series del año cuyo profundo drama no hace sino hacerla aún más bella e inolvidable.
Una maravilla de las que no se hacen todos los días.