Es eso lo que he sentido al ver este corto. Es un corto sí, diez minutos... Pero hacer lo que han hecho me parece lamentable. Ignoro la intención benévola de los creadores del mismo, pero a mi me resulta muy triste que para un corto con un discapacitado como centro de la historia, se utilice la vena sensiblera previsible para sacar una lagrimita a los que un servidor considera más ignorantes. He aquí una persona sensible como la que más, pero molesta bastante como casi siempre que se saque a un discapacitado sea para darle a éste un destino "fatal", de lamentaciones. Pienso que si se quiere tratar la igualdad, la historia de un corto/film/lo que sea se puede llevar por otros derroteros que no consistan en sacar una lágrima, sino en mostrar algo positivo e igualitario de verdad. Es mi opinión, me alegra que le hayan gustado a algunas personas y que eso les haya podido servir, pero a mi eso de la discriminación positiva no me va.

Pues aquí tenemos la versión hollywoodense de películas estilo Distrito 9 que tanto están de moda. La verdad es que esta moda de invasiones no me estaba disgustando. Monsters por ejemplo resulta una película bastante interesante. Lo que no sé, es cómo Hollywood ha podido apañárselas para hacer semejante truño. Es increible ver lo que se puede hacer con un gran presupuesto, algo que me lleva a pensar que es mejor hacer una peli con 4 duros porque al menos así se invierte la pasta en cosas un poco originales.

En fin, la película nos cuenta la invasión que sufre Los Ángeles, que por lo visto es un lugar estratégico de gran importancia que no se puede perder (vamos, que todos los desastres ocurren allí o en Nueva York). Tenemos a Aaron Eckhart haciendo de militar cansado que tiene ganas de retirarse, pero que por la invasión decide luchar con los suyos, un montón de chavales cada cual más hostiable. También tenemos por ahi a Michelle Rodríguez haciendo lo único que sabe hacer, que es de mujer con cojones (parece que la introducen en todas las películas de acción para mostrar que Hollywood no es machista). Como podeis deducir tenemos un sin fin de clichés absurdos porque ni siquiera funcionan.
Esto último suele darnos igual o pasarlo por alto si queremos divertirnos por lo menos, porque en el cine está todo dicho. Pero en absoluto, las escenas de acción son patéticas y aburridas, la cámara también se encuentra inmersa en esta moda que lanzó Paul Greengrass (Michael Bay es más disparatado) de no dejar la cámara quieta ni un solo segundo. A veces con esta técnica uno encuentra una visión de realismo efectiva y otras veces acabamos hasta los mismísimos y pasamos cuatro kilos de la película. Este último efecto es el que nos causa Invasión a la Tierra. Además el diseño de naves y de aliens son lo más antiestético que se ha visto en mucho tiempo, es que ni llama la atención ni logran sorprender ni mostrar peligro. Parece que estamos viendo un montón de bionicles correteando cada 15 minutos para introducir la acción necesaria después de largos monólogos y de operaciones que nos importa un bledo. Uno acaba deseando que aparezca por ahí Godzilla y pisotee tanto a los robots como a los humanos. Eso habría sido un golpe de originalidad que me habría ganado sin ninguna duda. Y es que son los escenarios de una ciudad destruida lo mejor de la película.

Nos encontramos ante una de las decepciones del año dentro de las películas destinadas a ser taquillazos.

Documental ficticio sobre una película perdida protagonizada por un trio que se consideraba taquillero -según los personajes que aparecen en Arde Hollywood, porque Sly no volvería a recaudar algo de pasta hasta Rocky VI; en cambio Goldberg nunca ha sido especialmente taquillera- y los problemas que hubo durante la gestación de esa película narrado desde el punto de vista de los creadores del film a modo de entrevista.
Todo está contado con un sentido del humor bastante cutre y penoso. Jackie Chan se tira durante toda la película apareciendo esporadicamente para decir que en la película no podía morir, al igual que Whoopi Goldberg. Es una absoluta pérdida de tiempo y los interminables créditos iniciales son muestra de ello.

Ni por curiosidad se os ocurra verla.

En realidad el título de mi crítica no es más que una intuición, porque la sipnosis de la película no tiene mucho que ver con lo que observamos en la pantalla... Ya que el señor Poper, interpretado por un desganado Jim Carrey -algo que se nota al lejos, solo hay que ver su continua cara de pena destacada aún más por las arrugas- vive en Nueva York. "¡Qué novedad!" Pensarán algunos.

La película trata sobre un señor que trabaja en una superinmobiliaria que se tira el día especulando hasta que le llegan a su casa unas cajas que contienen unos pingüinos de los que no sabrá cómo deshacerse, por lo que tendrá que quedárselos y finálmente les acabará cogiéndo cariño. "¡Qué novedad!" Pensarán otros. Además, ¡la película carece de rigor científico! Es broma. Parezco demasiado cruel con una película infantil, pero es que vaya, tenemos por ahí películas de animación más respetuosas con la inteligencia de los niños, como las de Pixar o Illumination Entertainment...

Es como la típica película que ponen en la tele cuando se acercan estas fechas navideñas. Ahora que lo pienso, acabo de dar con la clave de por qué aumentan los suicidios en diciembre y comienzos de ereno...

Una película para pasar el rato pero que no aporta nada más que chorradas. Soy consciente de que una historia sobre un tipo acompañado de un montón de pingúinos no da para mucho... Pero ahí tenemos una película que trata sobre un viejo con una casa flotando gracias a unos globos y nadie dice nada.

Lo mejor de esta película es sin duda descubrir que Angela Lansbury sigue con vida.

La curiosidad por esta presunta marcianada propuesta por Disney fue lo que me empujó a echarle un ojo. La falta de críticas en distintas webs especializadas, así como de publicidad me pareció cuanto menos curiosa, ya que estaba acostumbrado al bombardeo masivo de cualquier producto Marvel. En este caso estamos ante un producto "original" y tal vez eso haya sido lo que ha jugado en su contra.
La realidad es que hacía muchísimo tiempo que no veía un primer episodio tan bueno como éste. Acostumbrado a los típicos primeros episodios protocolarios de presentación de personajes y de aburrimiento extremo, me llevé una gran sorpresa ante el despliegue técnico e imaginativo de la serie, la cual no baja el nivel en ningún momento. No hay ningún episodio central que suponga un auténtico coñazo. Se nos muestra una historia aparentemente ambigua pero muy clara en torno a una realidad muy cercana. Los personajes están tratados con gracia, la factura técnica igual (de hecho me hubiese gustado ver en la fallida Falcón y el Soldado de Invierno la mitad del mimo depositado en esta serie).

El resumen es que se nota que Disney se lo ha currado con esta serie de lujo, en la que parece no haberse escatimado en gastos y cuyo guión es un notable acierto. Este producto merece mucho más y es para toda la familia. Os recomiendo encarecidamente que le deis una oportunidad, porque es lo más cercano al estilo de Wes Anderson que vais a ver en una serie.