Bajo mi punto de vista es una interesante película, basada en el caso real de Daniel Mauricio Zamudio. Me gusta que las películas sean realistas: en este caso debo decir que lo es, tanto desde el punto de vista cinematográfico como del humano o vital. Con esto quiero decir que en la película hay violencia explícita, sin ambajes; y también sexo, también sin tabúes y sin máscaras.

Detrás de ese realismo hay dos historias tristes: La primera, la de Pablo, el personaje principal, quien sufre algo que desgraciadamente ocurre con demasiada frecuencia: una agresión homófoba. La otra, es la de un padre que debe enfrentarse a la sexualidad de su hijo y a la recuperación del mismo tras la brutal agresión.

En definitiva, me ha gustado.

Una vez más el gran director alemán nos trae a la pantalla la parte del ser humano que no queremos ver o, en su defecto, conocer. Desde el inicio del filme nos sumergimos en una pecera en la que siempre que intentemos escapar tocaremos, como es lógico, los bordes transparentes de la misma. Y el espectador seguirá intentando cambiar en la película lo que podría ser la vida de cualquier persona sin ser posible. La actuación de los actores está acorde con lo que se requiere para hacernos creer que no es ficción lo que vemos; es decir, sobriedad y frialdad en los gestos y neutralidad en los diálogos. El desarrollo de los planos son agobiantes y eso hace que cuando la estamos viendo necesitemos saber qué ocurrirá justo después de esas pequeños fundidos.

La solución planteada para salir de la pecera que mencioné antes es romperla desde dentro aunque, a pesar de que nosotros (los peces) nos quedemos sin agua para vivir, al final nos liberamos de la mezquindad laberíntica de la vida.

En conclusión, película altamente recomendable.

Esta película se queda en un quiero pero no puedo. Poca profundidad psicológica de los personajes principales. Los diálogos podrían haber sido mucho más complejos. Llega un momento en que estás viendo la típica comedia insulsa de instituto americano de chicas y chicos "cool" enfrentados a chicos y chicas marginados. Cualquier director con mejor gusto por los detalles (se me ocurre Haneke) podría haber sacado más partido a una trama que da mucho juego por aquello del principio físico acción-reacción.

Creo que no da para mucho más, como indico en el título la película es para pasar el rato. No sirve ni para entretener. Supongo que no seré el único en afirmar que se están pasando con películas de "héroes". A ver cuándo descansan y dejan de llenar las salas de cine con películas como esta.