La crítica social se asoma desde el inicio de la película: la guardia del hospital está desbordada, falta personal, está mal pago y maltratado (como tristemente sucede en la mayoría de los países) y encima el sistema de salud provoca que muchos pacientes no sean admitidos por no contar con medios (ideal para la realidad yanqui de las últimas décadas, vayan pensando en la remake).
Es ese contexto la clave para entender toda la trama de la película, pues justamente toda la historia descansa sobre ella. El desarrollo de una infección y la sucesión de hechos tan macabros como aterradores se van sucediendo sin pausa, con un ritmo desenfrenado, muy típico de las horror movies japonesas. Aquí la película hace agua al caer intencionalmente en todos los clichés imaginables del género, en lo personal creo que abusa de ello para darle el giro inesperado final. El protagonista es un médico sobrecargado de trabajo, estresado y que lleva días sin dormir, con lo cual se podría haber ido construyendo mejor el relato sin caer tanto en escenas sin sentido. Las actuaciones del reparto, salvo por el protagonista, dejan bastante que desear y ayudan a reforzar la imagen "gore de bajo presupuesto" del film. Sin embargo, la evolución de la trama al encaminarse hacia el final comienza a tomar forma y a aprovechar mejor del suspense (lo que debió hacer desde antes) con lo cual nos va a entregar uno de los mejores desenlaces de horror vistos, especialmente porque pierde su carácter fantástico y nos golpea con toda la crudeza de una realidad muy vigente.