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Críticas de Oscar DLC
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
8
26 de diciembre de 2014
197 de 227 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntual a su cita llega el intento anual de la compañia de los hermanos Weinstein por acaparar los grandes premios anuales en el mundo del cine. Después de que “La Gran Estafa Americana” les saliera rana en este aspecto, este año apuestan algo más sobre seguro bajo el género del biopic, que tanto suele agradar a académicos y críticos.

Ante todo, “The Imitation Game” es una película biográfica realmente ejemplar. La vida del criptógrafo Alan Turing cuenta con todos los elementos para resultar interesante y la película del noruego Morten Tyldum los aprovecha de manera inteligentísima. Turing es un personaje lo suficientemente desconocido, complejo, fascinante y relevante en la historia de la humanidad para que la dirección de Tyldum y el fantástico guión de Graham Moore salgan victoriosos apostando todo a la carta de su personaje protagonista, sin caer en la tentación de desviarse hacia otros personajes o al entorno histórico en el que se desarrolla su historia, por muy relevante que este sea.

Un film de corte clásico, con un montaje sobrio que utiliza de manera elegante y sin abusar el recurso del flashback, cuyos artífices están tan seguros de su apuesta que se permiten casi prescindir de localizaciones exteriores y de escenas bélicas o que muestren en pantalla las consecuencias directas de la segunda guerra mundial, desarrollando la totalidad del film en un par de interiores y focalizando la acción en los diálogos y la interacción del omnipresente Turing y el resto de los personajes.

De esta manera se evita que la cinta se vaya a las tres horas de duración por exceso de ambientación e información (una de las lacras habituales de este tipo de películas) y además crea una constante sensación de distancia entre el conflicto bélico y los protagonistas, básica para comprender como resultaron de decisivas sus acciones, pese a los kilómetros que les separaban de la guerra propiamente dicha. La estructura subterranea de thriller y la sensación de urgencia en la carrera contra el reloj, aportan fluidez a la trama, sin olvidarse nunca del objetivo principal, que es ofrecer el más completo retrato de su protagonista.

Una vez que decides apostar todo al personaje retratado, no queda otra opción que confiar tal responsabilidad a un actor descomunal. Si el año pasado fue el año de Matthew McCohaughey, este ha sido sin duda el de Benedict Cumberbatch. El actor británico está aprovechando su dulce momento eligiendo con maestría los proyectos donde interviene, siendo muy consciente de que este es el año en el que su estatus pasa de grandísimo actor a superestrella.

Consciente de que él es la película, Cumberbatch se mete en la piel de Turing regalándonos un auténtico festival de intensidad y matices. Al igual que cuando interpreta a Sherlock Holmes, es un espectáculo verle simplemente pensar. Presente en la práctica totalidad de los planos del film, no para de transmitir inteligencia, vulnerabilidad, carisma, soberbia, timidez, soledad, dolor… Sencillamente enorme, los premios cinematográficos son siempre caprichosos y habrá que contar con una fiera competencia, pero si Cumberbatch se alza con el Oscar o el Globo de Oro será con el total de los merecimientos.

El resto del fantástico reparto cumple magníficamente, sin olvidar por un momento su papel secundario y sin ensombrecer jamás a su protagonista. Destacan una Keira Knightley que mejora como actriz película trás película y un Mark Strong impecable como director del MI6. Charles Dance y Matthew Goode rebosan presencia y elegancia puramente británicas.

Más allá del descaro en la intención de acaparar galardones o ciertas similitudes en la personalidad de su protagonista o el estilo clásico de dirección que comparte con “Una Mente Maravillosa”, “The Imitation Game” es una de las mejores experiencias cinematográficas del año y, por encima de todo, un homenaje tan auténticamente sentido y necesario como desgraciadamente tardío a un ser humano cuyo único pecado fue ser diferente en una época (no tan lejana) tremendamente bárbara. Un alma atormentada devorada por los secretos que guardó durante toda su existencia y una persona absolutamente machacada y castigada por la vida de manera tan injusta e indignante como desproporcionada.

El cine consigue de nuevo hacer justicia, dándonos a conocer un personaje decisivo para nuestra historia reciente y lo hace entreteniendo, fascinando y emocionando. Poco más se puede pedir.

http://losreyesdelmando.com/2014/12/26/critica-the-imitation-game-descifrando-enigma/
Oscar DLC
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10
24 de diciembre de 2014
71 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como niños ansiosos incapaces de conciliar el sueño la noche anterior. Esa era la sensación ante la noticia de la llegada de una nueva entrega de “Black Mirror” por navidad.

El guionista Charlie Brooker nos recompensa la insoportable espera entre temporadas y lo hace con creces. En “Black Mirror White Christmas” muestra una vez más su genialidad con un regalo navideño envenado que engloba en 70 minutos todo lo que nos ha hecho rendirnos a los pies de una de las obras de ficción más importantes de los últimos tiempos.

Un ejercicio de concisión en el guión donde esos 70 minutos para relatarnos tres breves historias funcionan tanto como mini-temporada comprimida, como film independiente y perfectamente cohesionado. No puede caber más en menos tiempo de metraje.

La elección del realizador Carl Tibbets, que dirigió el brutal segmento “White Bear” en la temporada anterior, podría sugerir que Brooker nos destrozaría las navidades a lo bestia, sin concesiones. Sin embargo “White Christmas” está mas cerca del tono de “The Entire History of You” o “Be Right Back” que de la mencionada “White Bear” o “The National Anthem”, que eran puñetazos directos a la boca del estómago. El “Black Mirror” navideño se queda parasitando en tu mente trás su visionado y te vuela la cabeza con efecto retardado a medida que reflexionas, lo saboreas y asimilas del todo. Además en esta ocasión, Brooker atenúa el impacto de manera consciente, desperdigando pequeñas pistas hacia un final algo menos imprevisible que en otras ocasiones, pero igualmente coherente y devastador.

Volviendo a crear una atmosfera opresiva e incómoda, el ambiente navideño es una presencia constante, con tonos de color blanco de una pureza que casi daña la vista, tanto en los escenarios nevados como en el domicilio del personaje encarnado por Oona Chaplin, con influencias del Kubrick más futurista.

Blanco puro en contraste con la negrura del alma del ser humano, al que Brooker señala una vez más y de la manera más pesimista e inmisericorde posible como incapaz de utilizar el maravilloso don de la tecnología sin ensuciarlo con una falta total de ética o moral. Las relaciones sociales, la esclavización virtual o la administración de justicia vuelven a ser retratadas de manera certera, satírica y provocadora por el genio británico.

“Black Mirror” siempre nos ha alertado de que la pesadilla se desarrolla en el presente o en un futuro a cortísimo plazo mostrando herramientas tecnológicas maravillosas, que son solo evoluciones lógicas de otras que existen y ya manejamos a diario, diseñadas para mejorar, para unir, para hacernos más libres y cuyo uso miserable desemboca en la esclavitud, la soledad y el aislamiento más absoluto. Porque si hay un tema principal en “White Christmas” trás sus muchísimas capas de lectura, es sin duda la soledad. Como no podía ser de otra manera en una visión de Charlie Brooker sobre la navidad.

El enorme nivel actoral de la serie siempre ha sido también una constante en la calidad de la serie y aquí se dispara con la participación de una estrella como Jon Hamm, enorme en un papel confeccionado a su medida donde su carisma, su atractivo y su “norteamericanismo” son capitales para crear un personaje arrollador, repleto de matices, que aglutina todas las virtudes y defectos del ser humano que Brooker pretende retratar. Atención al sutil guiño a su papel en “Mad Men” cuando ambos protagonistas dialogan sobre su oficio. El peso más dramático recae sobre un estupendo Rafe Spall y la española Natalia Tena luce en el segmento más oscuramente divertido de la trama, casi por encima de su compañera en “Juego de Tronos” Oona Chaplin, cuyo personaje no tiene demasiada cancha para desarrollar.

Satírica, crítica, retorcida, pesimista, reflexiva y absolutamente imprescindible. “Black Mirror” sigue en buenísima forma y “White Christmas” es el mejor regalo navideño posible. Charlie Brooker sigue explotando su habilidad para instalar historias que quedan fijadas en nuestra mente, que nos hacen reflexionar y crean unas ganas tremendas de debatir las cuestiones que plantea. Además es muy recomendable varios visionados para apreciar más aun la maestría en el mecanismo de su guión y de paso, descubrir los guiños a episodios anteriores entre los nicks del chat o los titulares que aparecen en la parte baja de la pantalla durante el informativo.

No os lo perdáis. Los mejores 70 minutos del año como espectador llegan por vía televisiva desde el Reino Unido. Feliz blanca/negra navidad.

http://losreyesdelmando.com/2014/12/24/critica-black-mirror-white-christmas/
Oscar DLC
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9
3 de octubre de 2014
93 de 124 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confieso que he estado a punto de comprar la novela de Gillian Flynn en varias ocasiones este verano. Múltiples alabanzas y reseñas positivas me empujaban a ello, y seguramente lo hubiese hecho de no saber que David Fincher era el encargado de dirigir la adaptación cinematográfica. Antepuse el disfrute de la experiencia cinematográfica ante la literaria porque Fincher es uno de mis directores contemporaneos favoritos y espero cada nuevo trabajo suyo con ansia. Por eso no quise estropear dicha experiencia conociendo la trama de antemano. Creo que fué una buena decisión ya que las ganas de leer la novela no han menguado y estoy seguro de que la disfrutaré bastante.

"Perdida" es un gran thriller, muy bien escrito apoyado en el recurso de la narración desde dos puntos de vista distintos, el del personaje interpretado por Ben Affleck y el de su mujer, Rosamund Pike a través de la lectura de su diario, y que juega alterando lineas temporales de manera fluida y en ningún momento confusa. Se toma su tiempo en desgranar la trama con un ritmo tranquilo que nunca aburre debido a dicha forma de narración y al propio misterio que plantea la trama, sencillo pero tremendamente efectivo.

El estilo de dirección de Fincher queda patente desde el minuto uno. La trinidad que ha formado con el director de fotografía Jeff Cronenweth y los músicos Trent Reznor y Atticus Ross desde "La Red Social" ha dotado al cine de Fincher de un estilo y personalidad propia capaz de lograr que el espectador identifique una película suya con ver un simple plano. También es cierto que película a película, el director se ha ido suavizando y rebajando potencia visual adquirida en sus inicios como director de videoclips, alcanzando un punto de sobriedad y elegancia que, en mi opinión, es lo que le ha catapultado al top 5 de los directores del momento. A ello sin duda debe haber ayudado la elección de los guiones elegidos, auténtica piedra angular de sus últimos proyectos. Tanto en "La Red Social" como en "Millenium: Los Hombres que no Amaban a las Mujeres" o "Zodiac" decide ajustarse a ese tipo de dirección sobria y que el buen guión haga su trabajo.

Esto sumado a que la música de Reznor y Ross tiene una menor presencia que en films anteriores, convierte a Jeff Cronenweth en el responsable principal de no hacernos olvidar en ningún momento que se trata de "A David Fincher Film". Esos tonos ambientales apagados, el uso de los contraluces, las gamas tonales... son una marca de fábrica totalmente reconocible.

Incluso se echa de menos esa pequeña secuencia que Fincher parece reservarse en cada película, saliéndose del tono general para alardear de su poderío visual como la regata de "La Red Social" o el plano secuencia de "La Habitación del Pánico". En "Perdida" solo nos deja un detallito que sabe a poco en la breve pero absolutamente mágica escena de la lluvia de azucar.

Comprobado que Fincher y su equipo siguen en forma nos centramos en el guión que es la estrella de la película. Empezamos a disfrutar de un soberbio thriller con misterio e investigación policial de por medio, para ir descubriendo tras ese lujoso disfraz una salvaje, sorprendente, provocadora, irónica y retorcida sátira del ser humano y sus relaciones en la sociedad actual. Dirigiendo el foco sobre el matrimonio y las relaciones de pareja pero sin olvidar la familia o la interacción entre personas de manera más global a través de la influencia de los medios de comunicación, todo ello con el telón de fondo de la actual crisis económica. Muchos elementos que imagino que en la novela tendrán más tiempo para desarrollarse pero que están muy bien integrados y remarcados en la película.

Quizá la manera en la que el film entra en su último tercio, donde la película decide quitarse del todo la máscara de thriller y entrar a saco en la sátira, se produce de manera algo chocante. El ritmo pega un acelerón muy brusco y casi cambia por completo el género del film, pero el shock es perdonable ya que es en esta parte donde se amplifica un sentido del humor cínico y negrísimo que aporta momentos sorprendentes y realmente divertidos.

El personaje de Amy es un absoluto bombón para cualquier actriz, pero también un enorme reto debido a la diversidad de emociones que debe mostrar a lo largo del metraje y Rosamund Pike, en su primer papel protagonista, aprovecha el regalo y aprueba con nota. Su interpretación es hipnótica, devora la pantalla aportando un sinfín de matices además de su belleza y el halo de misterio que desprende. Affleck, que me parece un director y guionista más que competente, no me ha convencido nunca como actor aunque hay que admitir que su poca expresividad ayuda en la interpretación de su personaje en gran parte de la película. El cómico Tyler Perry aprovecha bien su personaje de abogado superstar, de lo más divertido del film y Carrie Coon y Kim Dickens están magníficas en los papeles de hermana de Affleck y la detective que dirige la investigación respectivamente.

A destacar también los trabajos de la elegantísima Sela Ward y Missi Pyle, que interpretan a los dos extremos del periodismo televisivo, la entrevistadora con clase y la periodista sensacionalista, que al final se alimentan de la misma carroña.

Sobre la novela he leido todo tipo de reseñas y en alguna de ellas se denunciaba el caracter misógino de la historia y no puedo estar más en desacuerdo. Aquí nadie se salva, ni hombres ni mujeres salen bien parados, el retrato es totalmente implacable y devastador para ambos géneros.

El resto de la crítica en http://losreyesdelmando.com/2014/10/03/critica-perdida/
Oscar DLC
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4
13 de febrero de 2015
40 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he sentido cierta fascinación por ese tipo de fenómenos que se dan cada cierto tiempo en el mundo del arte y el entretenimiento. Sobre todo los que brotan de manera espontanea, se transmiten a una velocidad de vértigo y funcionan como un perfecto e involuntario mecanismo publicitario, sorprendiendo incluso a los propios encargados de vender la obra. Solo hizo falta que un indignado miembro del opus abriese la boca para conseguir que una novela de una editorial pequeñita destinada a ser lectura ligera de aeropuerto como “El Código Da Vinci” fuese leída por más de medio mundo, convirtiendo a Dan Brown en multimillonario. Ahora se vuelve a producir un hecho similar, de nuevo en el mundo literario, con “Cincuenta Sombras de Grey”. Cuando el boca-oreja funciona, se crean modas en las que, en tiempos tan globalizados, es imposible no caer y nos hace consumir productos que en condiciones normales no eligiríamos, aunque solo sea para no ser excluido del debate y poder opinar con fundamento sobre el tema del que todo el mundo comenta.

Adaptar al cine este tipo de fenómenos tiene sus ventajas, sobre todo económicas, y muchísimos inconvenientes. Está claro que “Cincuenta Sombras de Grey” no es una buena película, sin embargo cuesta poner el punto de mira sobre el equipo artístico del film si se considera por un momento la extraordinaria magnitud del marrón que supone el proyecto.

Disculpo a directora, guionistas y actores porque creo honestamente que hacen lo que pueden dentro de las innumerables limitaciones con las que tienen que trabajar. El guión se esfuerza en eliminar gran parte de las reiterativas conversaciones entre la pareja protagonista y los infantiles y pastelosos intercambios de mensajes electrónicos que pueblan la novela e introduce nuevas notas de humor que se agradecen. Cambios mínimos, siempre con la aprobación de la autora de la novela y que no enfaden a las legiones de fans. La dirección de Sam Taylor-Johnson es correcta y sobria y ofrece, unido a la selección musical y a la fotografía, un acabado elegante de ambiente glamouroso, acentuado en las escenas de sexo, que encaja con el ambiente que sugiere el libro. Tampoco hay cancha para mucho más.

Quizá sea Dakota Johnson quien sale mejor parada en el plano interpretativo. Cumple individualmente, aunque tampoco consigue alcanzar un buen nivel de química con un Jamie Dornan rígido, casi robótico, como si en cada plano pesara en su mente la imposible responsabilidad de convertirse en la encarnación de la fantasía erótica imaginada por cien millones de lectoras distintas. La aportación de los secundarios es meramente testimonial y cuesta imaginar quien habrá convencido a la gran Marcia Gay Harden para aparecer por allí.

Por muy benévolo que se quiera ser, pocos aspectos positivos pueden encontrarse. Aunque la premisa pueda tener posibilidades, estas nunca son exploradas de una manera mínimamente interesante. Contiene más desnudos que la media de films de Hollywood pero el morbo y la provocación brilla por su ausencia en unas escenas de sexo artificiales, videocliperas y sosísimas. Todo en la película es extremadamente light. La imagen del bondage y el sadomasoquismo que muestra no pasa nunca del simple postureo y si hay que justificar el comportamiento del guaperas millonario se tira del recurso del trauma infantil y apañado. De esta manera Grey resulta ser el peor amo dominante del mundo. Azota flojito, como desganado, y siempre después de pedir permiso educadamente. Menos perverso imposible pero claro, es que se ha enamorado…

Incluso la idea de la virginal damisela que enamora al amo castigador, desarmándolo e invirtiendo los roles podría resultar medianamente resultona, pero nada. Cualquier atisbo de interés queda sepultado por un cuento de hadas de un romanticismo adolescente de lo más soso y tópico, desarrollado de manera extremadamente reiterativa, lenta y aburrida.

De todas formas los productores pueden dormir tranquilos porque casi todos pasaremos por taquilla, aunque sea solo por poder opinar. Yo ya lo he hecho tanto con la novela como con la película, fracasando en mi intento de comprender las claves de su éxito. Aún así, me encantará seguir debatiendo e intercambiando impresiones con quien opine de manera diferente. Particularmente, tengo mucha curiosidad por conocer el veredicto de las fans de la saga literaria.

Siempre defenderé que el hecho de que una sola persona la disfrute, justifica la existencia de cualquier forma de expresión artística. Es un hecho incontestable que “Cincuenta Sombras de Grey” ha hecho soñar, imaginar y disfrutar a millones de mujeres en todo el mundo, asi que por mi parte siempre será bienvenido este tipo de fenómeno. Eso sí, que no cuenten conmigo para la segunda parte. Creo que ya he cubierto mi cupo de sombras.

http://losreyesdelmando.com/2015/02/14/critica-cincuenta-sombras-de-grey/
Oscar DLC
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10
22 de octubre de 2014
38 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Los artistas eligen sus proyectos o son los proyectos los que eligen a los artistas?. Por un lado tenemos a Steven Soderbergh en su enésimo intento de retirarse de la dirección cinematográfica y por otro a Clive Owen. El actor declaró en alguna entrevista su preferencia por medios como el cine y el teatro por delante de la televisión, ya que el trabajo en una serie implica un compromiso prolongado y cierto riesgo de encasillamiento. Pero cuando un guión de tal calidad te cae del cielo todas las convicciones quedan relegadas a un segundo plano.

El libreto escrito por Jack Amiel, Michael Begler y Steven Katz llegó a las manos de Soderbergh y no solo postpuso su retiro y se animó a volver a dirigir, el mismo ejerció de operador de cámara, de editor y productor ejecutivo. El primer nombre que vino a su mente para encarnar al doctor John Thackery fué el de Clive Owen y empezó el proceso para convencerlo. A Owen solo le hizo falta una lectura del guión para embarcarse en una serie de televisión, implicándose también en la producción ejecutiva.

Así, casi sin buscarlo resulta que acabamos encontrándonos con la obra maestra de Steven Soderbergh y el mejor trabajo interpretativo de Clive Owen hasta la fecha. “The Knick” nos devuelve al Soderbergh cronista implacable, el que disfruta y hace disfrutar poniendo encima de la mesa un tema complejo y desarrollándolo hasta sus últimas consecuencias desde el punto de vista de cada elemento afectado en mayor o menor medida. En “Traffic”, quizá su obra más redonda hasta la fecha, enfocó su mirada al peliagudo tema del tráfico de drogas centrándolo en tres frentes: el entorno que se ocupa de dicho tráfico, la labor policial que lucha infructuosamente por evitarlo y el efecto causado en una familia por el consumo. Después intentó rizar el rizo en la fallida “Contagio” donde esta vez, intentando mostrar la repercusión de la propagación de un virus, el abanico de puntos de vista se multiplicó y la cantidad de personajes y la sobredosis de información en el tiempo que dura un largometraje fué un lastre para la película.

El formato televisivo ha sido un regalo para el Soderbergh cronista porque “The Knick” es más una película de 10 horas que una serie propiamente dicha y no solo es el retrato de un hospital y los seres humanos que trabajan en el. Es una descripción magnífica de los inicios de la medicina moderna, siempre bordeando peligrosamente las fronteras de la ética, tema tan interesante como poca veces relatado en el medio audiovisual, y además es un completísimo retrato social del Nueva York de principios de siglo.

La historia nos introduce en el hospital Knickerbocker de Nueva York en el año 1900. Allí trabaja el doctor John Thackery. Médico brillante, de personalidad áspera, con un ego descomunal y una vida miserable vertebrada únicamente por su trabajo y una progresiva adicción a la cocaina que alcanza el puesto de jefe de cirugía. Su dedicación obsesiva y su talento le conducen a conseguir notables descubrimientos y avances en la forma de ejercer la medicina. Esa es precisamente la base de la serie y donde resulta entretenidísima y tremendamente didáctica. El trabajo de documentación y la precisión en el detalle para mostrarnos el funcionamiento de un hospital de principios de siglo es gigantesco. Un maravilloso diseño de producción que alcanza su apogeo en las escenas de quirófano donde descubrimos el instrumental quirúrgico de la época y sus aplicaciones con todo detalle.

Es dificil encontrar algún apartado técnico que no sea sobresaliente en “The Knick”. Decorados, vehículos, atrezzo y muy en particular el espectacular trabajo de vestuario de la prestigiosa Ellen Mirojnick nos introduce literalmente en la época. La fotografía huye de los tonos cálidos y se nos muestra apagada y oscura. Tonos lúgubres para tiempos lúgubres con el único contraste del “circo” como se denominaba al quirófano, como si fuese un metafórico atisbo de luz entre las sombras de la ignorancia humana. En dicho quirófano se nos muestran las operaciones de manera cruda y directa, no apta para estómagos delicados. Incluso los recursos estilísticos más arriesgados por “modernos” como son la utilización casi permanente de la cámara en mano y la música electrónica de la banda sonora de Cliff Martinez, que podrían desentonar en una producción de época, no solo no lo hacen, sino que dotan a la serie de una personalidad arrolladora.

Diálogos fantásticos en un guión ejemplar en cuanto a desarrollo de personajes, muy bien interpretados por el elenco secundario (enormes André Holland y Juliet Rylance) donde se relacionan e interactúan tanto dentro del hospital como fuera de él para mostrarnos el papel marginal de la mujer en aquella época, el problema de la inmigración masiva, la diferencia de clases, el racismo arraigadísimo en la sociedad neoyorquina, el poder de la iglesia, las organizaciones mafiosas, el caos político y económico, la revolución tecnológica o cuestiones tan atemporales como el aborto o la adicción a las drogas. Nada queda fuera de la fotografía que nos muestra Soderbergh.

Sin duda la sensación de esta temporada. Espectacular vuelta de tuerca al género del drama médico que seguramente arrasará en la próxima edición de los Emmy, sobre todo en el apartado técnico, que coloca a Cinemax como uno de los canales a tener muy en cuenta y de la que además podremos disfrutar de 10 nuevos capítulos en su segunda temporada. Imperdonable perdérsela.

http://losreyesdelmando.com/2014/10/23/critica-the-knick/
Oscar DLC
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