Es una de esas pocas películas que existen sobre una de las muchas posibles maneras de entender y practicar la sexualidad. Si además, la película, se realiza con un guión (basado en la novela de Domique Aury) que intenta mostrar de forma más o menos completa secuencial y entendible esta tendencia con sus sutiles formas y claves profundas reforzadoras del deseo sexual, resulta un ejercicio, cuando menos, interesante. Es atractiva de ver, aceptablemente interpretada única y especialmente por la actriz principal Corinne Clery (O) aunque el resto son flojitos. Bien de estética y elementos de encuadre y contexto. Sin ser una gran película, es una pieza imprescindible en una filmoteca por su valor singular.

“A modo de prueba” de lo que vendría después, vemos en este mediometraje ideas e incluso escenas similares a las de “Amanece que no es poco” o “Así en el cielo como en la tierra”. Se diría que es un boceto para luego realizar la obra. Se deja ver, pero no consigue el efecto de las otras. Me lo he pasado bien porque, a mi particularmente, éste humor me encanta. Lo mejor, el papel de Agustín González haciendo de pastor de cabras e ilustre narrador de la historia. Agradable y sabiendo que sirvió para la magistral cinta de Amanece que no es poco.. pues ¡bienvenida!.

Es una de las comedias románticas más deliciosas de la historia del cine. A la insuperable compenetración que tenían estos dos montruos (pareja emocional en la realidad) de la pantalla que fueron Katherine Hepburn y Spencer Tracy, hay que unir que el guión es muy bueno y el director (George Cukor), con su cuidado estilo en la dirección de actores y puesta en escena, dan como resultado final este producto divertido, inteligente, vivo y estético que deleita al verlo. En definitiva una sobresaliente comedia.

Un espectáculo hilarante como pocos, una comedia completa no sólo porque está magistralmente dirigida por Stanley Kramer sino perfectamente interpretada por un grupo de actores especiales y está basada en un guión original con ingenio y con un trasfondo dramático (lo dramático radica en el hecho de comprobar que un grupo humano se vuelve loco por el dinero y que es capaz literalmente de cualquier cosa por conseguirlo) De fondo el dinero, esos papeles de colores por los que se arriesga la vida, se pisotea, uno se corrompe, se atropella el sentido común, se anula la razón y se generan guerras y destrucción. Por si fuera poco la película tiene una banda sonora que se adapta como un guante al guión, los efectos están muy logrados para la época en que fue rodada y me queda en la retina las imágenes excelentes de esas carreras y persecuciones en aquellos coches de época que parecen de colección de mini-cars. Y las carreras entre los propios personajes o la larga escena de la escalera de bomberos que me recuerdan la pureza de cine mudo. La verdad es que el film lo tiene todo. Es una garantía de diversión de más de dos horas y media que no se hacen para nada pesadas.

Es, sobretodo, una buena historia, original, tenebrosa, inquietante y morbosa y está bien plasmada en la pantalla, aceptablemente interpretada y por tanto podemos hablar de una buena película. Sin embargo, al verla, he tenido todo el tiempo la sensación de qué algo más iba a suceder. Algo que no ha terminado por ocurrir. Creo sinceramente que podría haber sido mejor que se le podría haber sacado más fruto a un excelente guión de la novela de V.C. Andrews.