Es inevitable. Es imposible que no se te encoja el alma. Y que no reniegues de pertenecer al género humano.

Acercamiento -porque es imposible ponerte en el lugar del otro, del que sufrió en sus carnes este infierno- a través de entrevistas personales, a supervivientes de la "Solución Final" nazi (eufemismo que esconde la aniquilación sistemática de millones de personas).
También se incluyen testimonios de polacos no judíos (patina en este apartado el director por su implicación personal) y de colaboradores y verdugos nazis.

Dijo en una entrevista Claude Lanzmann "que la verdad está en los detalles". Y así es. Los protagonistas detallan relatos que infieren en una terrible Verdad.

Hoy me desayuno con una noticia: Benedicto XVI levanta oficialmente la excomunión decretada en 1988 contra los obispos ultraconservadores del movimiento fundado por el arzobispo francés Marcel Lefebvre. Uno de los beneficiados es el obispo Richard Williamson.
Recientemente declaraba Williamson: "ningún judío murió por gas" en los campos de exterminio.
Es triste, pero algunos parecen añorar su "bonito" uniforme de las juventudes hitlerianas.

"Después de la guerra leí como líderes occidentales, hombres de estado, militares, servicios de inteligencia, jerarquías eclesiásticas y dirigentes civiles se horrorizaban por lo que había pasado con
los judíos. Declaraban no haber sabido nada acerca del Holocausto pues el genocidio había sido mantenido en secreto. Esta versión de los hechos persiste todavía pero no es más que un mito.
El exterminio no era un secreto para ellos." -Jan Karski, 1987-
Karski es uno de los grandes héroes anónimos del siglo XX , cuyo testimonio también aparece reflejado en este filme.

Es Shoah en definitiva una obra que trasciende el hecho cinematográfico. Y trasciende la Historia, siendo por sí misma ya película histórica. Formalmente admirable y cruelmente verdadera.

Eugène Green proviene de la dirección teatral. Especializado en el barroco francés, ha puesto en escena obras de Racine, Corneille o Molière. Así mismo se ha introducido en la ópera del mismo periodo con nombres tan destacados como Rameau o Lully.
La música de Claudio Monteverdi amalgama el argumento que se desarrolla en torno a dos parejas que no se conocen entre sí. Pascal y Christine (estudiantes de filosofía por un lado) y Sarah y Manuel (cantante e informático respectivamente) por el otro.
El argumento con un tono pretendidamente existencialista deriva en un batiburrillo de "lugares comunes" y diálogos pseudofilosóficos que rozan lo ridículo.
La interpretación del reparto, artificiosa y plana, resta frescura y naturalidad al ya pobre guión.
Técnicamente irrita el abuso del plano/contraplano. Una única escena, en mi opinión, se salva de toda la película. La que sucede en el puente parisino que da título a la película. Escena nocturna y hermosa, bien planificada, escapa del tono mediocre general de toda la película.
La sublime música de Monteverdi (y otros) no justifica esta película.



Obras musicales que se pueden escuchar en "Le Pont des Arts":

- Claudio Monteverdi "Il Lamento della ninfa"
- Vincenzo Maletti "Preludio"
- Domenico Mazzocchi "Ballo" (de "La Catena d'Adone")
- Jean-Philippe Rameau "Entretien des Muses"
- Girolamo Frescobaldi "Toccata"

Que un tipo con el recorrido profesional del casi siempre genial Martin Scorsese se haya prestado a tamaño despropósito nos hace a una clara idea del terrible momento cultural en el que vivimos.
Míticos actores vendidos por una interpretación subrogada a una técnica de digitalización facial propia de un cutre videojuego de finales de los noventa.
Y no, no es una crítica pacata sino el hartazgo de esta gentuza magnificada por plataformas mediocres que únicamente apuesta por fuegos de artificio y desaprovecha un magnífico guión por intereses puramente crematísticos.
Descabalgo del cinema.
Vuelvo a la cámara oscura.
Como dicen en mi pueblo: una mierda pinchada en un palo.