El film empieza con una chica de la "America profunda" de 13 años que se marcha de casa de sus padres alcóholicos para emprender un viaje que, ella pretende, le lleve a Las Vegas. Sin embargo, este viaje se ve truncado por su encuentro con una serie de personajes.

El gran problema de la película es el cómo se va desarrollando, con una narración abrupta y una historia injustificada, inverosímil; dejando la sensación en el espectadpr de estar presenciando una serie de escenas inconexas que parece que quieren empezar mucho, pero que finalmente no llegan a nada. El resultado es la ruptura del engaño ficcional, nos dejamos de creer al historia y nos llevamos un chasco.

Con todo, no todo son sombras, vale la pena destacar la actuación de Chloë Grace Moretz, que dá consistencia y brillo al personaje que encarna.

A primera vista, Sassy Pants parece una comedia insulsa de una chica que quiere ser diseñadora de moda pero que se encuentra con la oposición de una madre absorbente y opresiva que le exige que estudie contabilidad a distancia y la desatención de un atolondrado padre homosexual. Sorpresiva y afortunadamente, no es así.

De lo que realmente trata la película es de la lucha de una adolescente de clase baja americana contra las barreras que le imponen su condición socioeconómica, la mentalidad de su entorno inmediato y el orden sociocultural americano; esto es, lo que se espera de ella. Ahora bien, esta lucha se materializa a través del diseño y la moda. Toda la parafernalia rosa y con lacitos así no hace sino exaltar lo grotesco de este crudo cuadro de la sociedad moderna. Mención aparte requieren los personajes, una galería de carácteres esperpénticos que refuerzan el resultado antedicho.

Ahora bien, a pesar de la sensacional historia, la narrativa no acompaña del todo, pues tanto guión como interpretaciones son aceptables y prolijas, pero nada más. Finalmente, vale la penar señalar la aparición del chico del Sexto sentido y Hanna Montana (Osment) en el rol secundario de alocada y mucho más joven pareja del padre de la protagonista, toda una patada en la tradicional y reluciente fachada moral de Hollywood. Sin duda una pieza de pura iconoclasia.