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España España · Águilas
Críticas de Pedro M
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
5
1 de marzo de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente, no. Si los 85 primeros minutos fuesen como el último, estaríamos hablando de una gran película de suspense; pero si dicho minuto final hubiese sido como los 85 anteriores, nos encontraríamos frente a una película de muy baja calidad, por no decir completamente nula. Actores de interpretación hilarante (¿qué haces aquí Dennis?), guión que fácilmente podría haber sido improvisado, inclusión de músicas que nada tienen que ver con la trama, argumento que suena a refrito de Saw y Cube con situaciones mucho más inverosímiles y mucho menos originales. Menos mal que el final es inesperado, porque si no... bueno, eso... y que Kelly Brook está muy buena.
Pedro M
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6
25 de febrero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Haneke se ha enternecido. Al menos, dentro de los niveles que de un cineasta tan sombrío puede esperarse. El nunca intrascendente director austríaco nos regala, aunque no precisamente con un lazo rosa, su reflexión sobre el amor –vaya por delante el título del film-, la vejez y el desgaste que el sufrimiento en todas sus formas supone en el ser humano. De esta manera, el director de la devastadora La Cinta Blanca o las idénticas versiones de la indigerible Funny Games cuenta (a su manera, por descontado) la historia de una pareja de ancianos que, tras 40 años de clases de música y, en teoría, feliz matrimonio, han de enfrentarse al cambio de hábitos derivado de la reciente parálisis de ella.

En Amour, Haneke repite virtudes y defectos. En primer lugar, su capacidad para contar historias con lo mínimo sigue siendo incuestionable. Sin fuegos de artificio, sólo imágenes poderosas y, en menor medida, diálogo. La cámara, por ejemplo, apenas se mueve, pero esos constantes planos fijos son lo suficientemente asfixiantes como para desnudar a sus personajes y, a la vez, reservar una butaca en cada habitación al espectador, quien, por mucho que lo intente, nunca puede escapar del todo de la trama y el consiguiente acompañamiento del sinvivir que envuelve a los protagonistas.
Igual sucede con la música, donde la diégesis reiterada de Schubert o Bach contribuye sobremanera a esa incómoda sensación de desasosiego. No obstante, como ya sucediera en la desconcertante Caché, el uso de este tipo de técnicas por parte del cineasta roza el abuso. Así pues, la duración de algunas escenas –asistenta pasando la aspiradora como paradigma- es excesiva, rozando la monotonía en algunos tramos de la narración, e incluso engañando al espectador, quien llega a preguntarse si realmente está pasando algo más que lo que aprecia a simple vista y él se lo está perdiendo.

Mención aparte merecen las interpretaciones del dueto protagonista. Emmanuele Riva borda lo sublime con su rol de anciana que queda discapacitada tras sufrir un ictus. La dificultad de desempeñar su papel sin caer en la tentación de abusar de las muecas y los gestos forzados le ha valido una merecida nominación al Oscar Mejor Actriz. Menos reconocido, aunque igual de soberbio, es el trabajo que realiza Jean-Louis Trintignant, quien transmite a la perfección la impotencia y el desconcierto del ser humano cuando es incapaz de enfrentarse a lo que se le aparece.

Amour es sombría, de eso no hay duda. Sin embargo, en esta ocasión, el autor de Código desconocido ha combinado el oscurantismo que caracteriza a su cine con una trama mucho más convencional y comprensible de las que acostumbra. ¿El resultado? Una película más cercana al público, más premiada en galas y festivales –Oscar a Mejor Película de Habla No Inglesa incluido - y, sobre todo, más sobrevalorada por una crítica ensimismada ante la supuesta perversión de unas acciones que, en realidad, no son más duras que la vida misma. Y es que Haneke siempre hace gala de su arrogancia en los largometrajes que filma. Normalmente, en la forma y el contenido, pero esta vez, ha ido más allá y lo ha extrapolado a las motivaciones: Amour no es tan profunda.
Pedro M
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4
14 de octubre de 2011
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¿Hay en este país alguna actriz peor que Goya Toledo? Antes de ver la película, tenía mis dudas... ahora, ya estoy seguro.

¿La película? Ah sí... estooo... absurda. No tiene sentido alguno, por no hablar de la escasa química que existe entre la susodicha versión nacional de Meryl Streep (jo, qué malo soy) con Óscar Janeada, quien parece que aprendió a actuar después de rodar esta peli: es como mojar una gamba en un vaso de chocolate caliente... desgraciadamente durante 90 minutos. Al menos, los secundarios Chete Lera y Jordi Dauder arreglan livianamente un despróposito interpretativo al que también contribuyen sobremanera Gary Piquer y sobre todo Nancho Novo.

¿Y por qué le pongo un 4 y no un 1? (Ver spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro M
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1
22 de junio de 2010
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...para mal.

No exagero cuando afirmo que debería ser una de las películas imprescindibles en la estantería de todas las academias de cine del mundo. Y explicaré el porqué. Los profesores de todas las diferentes facetas del cine (dirección, guión, montaje, interpretación, banda sonora, etcétera) tendrán en este film el elemento perfecto para demostrar que es lo que no hay que hacer.

Brent Huff debería sentirse orgullo: ha creado la película más útil de la Historia... y la más mala también.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro M
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