Sayoko, una chica solitaria y un tanto bizarra, alquila sus gatos a otras personas, también solas, que agradecen la buena compañía.

Se trata de una película que habla de la peor de la soledades, la no buscada. De carácter muy japonés, es decir, sobria, sin caer en dramatismos e incluso con algunos toques de humor. Y por supuesto con una fotografía muy cálida y cuidada.

Lo único malo es que la duración de casi 2 horas me pareció un tanto excesiva y en algunos momentos se hace un poco pesada.

Recomendable para los amantes del cine sencillo y sin grandes pretensiones.