Otra maravilla de Showtime que, de forma sigilosa, ha llegado para codearse con las grandes, incluyendo la propia HBO; otrora reina indiscutible en ficción televisiva.
Un proyecto ambicioso y al mismo tiempo arriesgado, ya que los acontecimientos en los que se basa son bastante recientes, lo cual resulta complicado para realizar un análisis con buena retrospectiva. Lo más sorprendente es, sin duda alguna, la magnífica dirección de Stiller; con una realización a la altura de Fincher o Fukunaga. La forma de mover la cámara, los planos aéreos y panorámicos, esos primeros planos del desolado o dubitativo rostro de los actores; unido a la excelente fotografía de Jessica Lee Gagné, otorga un empaque muy sólido al producto final. Las interpretaciones son brillantes, con unos Del Toro y Dano muy contenidos, y una Patricia Arquette en la que posiblemente sea la mejor interpretación de su carrera. No obstante, se alzó con el Globo de Oro a mejor actriz por ello.
Cabe mencionar también a un buen elenco de secundarios como los incombustibles David Morse y Bonnie Hunt, aunque la gran sorpresa -al menos en mi caso- ha sido Eric Lange; actor infravalorado que ha participado en series como The Bridge, Narco o Perdidos y que aquí, interpretando al marido de Patricia Arquette, logra una composición asombrosa.
La serie tiene un inicio pausado, casi contemplativo, donde se nos presenta a los personajes y su desdichada vida presente. Poco a poco vamos descubriendo, mediante pequeñas píldoras, los deseos, anhelos e intenciones de los mismos, así como su caótico pasado que les ha condenado para el resto de sus vidas.
Miniserie a reivindicar, del mismo modo que hice con The Night Of, de HBO.

“- Se que sois nuevos en esta experiencia humana, sin embargo existe una verdad universal;nunca dejes a una mujer tu tarjeta de crédito.”

Ambicioso proyecto del director, especialista en acción, Michael Bay. Este director ya nos ha ofrecido estimables trabajos en su género, aunque su particular estilo no levante pasiones entre los cinéfilos mas refinados (entre los que me incluyo). En esta ocasión cuenta con un buen guión, una perita en dulce, para lograr un excelente trabajo y de paso ganarse el respeto de sus detractores.Pero una vez mas opta por el cámino fácil, aquel en el que prima la estética por encima de la historia, lo habitual vamos. Prueba de ello es el bochornoso trailer, donde se nos desvelaba toda la trama del filme.
Lo mejor son sus primeros 50 minutos, la introducción a la historia, presentación de los personajes, la crisis exsitencial que corroe al protagonista. Mas tarde todo deriva en acción pura y dura, exacerbada en su contenido, esbozando momentos de lo que debería haber sido y finalmente no fue.
En la parcela técnica, como era de esperar, excelente, aunque esos videocliperos movimientos de cámara puedan resultar gratuitos.Pero al fin y al cabo es el sello de Bay y la gente, tras ver muchas películas suyas, no debe esperarse otra cosa. Buena banda sonora y magnífica dirección artística (la recreación de los interiores del búnker donde habitan los protagonistas).

Las interpretaciones son un punto a favor, a pesar de que a Johansson (buena actriz en alza) la convierten en un florero. Lo mejor viene de dos actores británicos, nuestro protagonista, Ewan Mcgregor, en su doble papel y el incombustible Sean Bean, en un tipo de personaje que se conoce muy bien.Sin olvidar al inefable Steve Buscemi en un corto pero cachondo papel.

Recomendable, pero sin buscar nada excesivamente profundo.

La mejor película de Spielberg desde “La lista de Schindler”(1993), superior incluso a su aclamada “Salvar al soldado Ryan” (1998). Tras el fracaso de “La guerra de los mundos”(2005), y realizar alguna buena película (Atrapame si puedes, Minority Report) entre tanta irregularidad, vuelve el director que cautivó a crítica y parte del público. Ese Spielberg comprometido, inteligente, que sabe perfectamente reponerse de batacazos como el resultado que obtuvo con la mencionada adaptación de la novela de H.G. Wells.

Munich ha acabado por fracasar en taquilla, siendo paradójicamente la que contaba con mayor presupuesto de las candidatas al Oscar. No se trata de una obra redonda, pero poco le falta, y mas aún siendo consciente de que no era un filme fácil de realizar. El mayor acierto de Spielberg es no decantarse por ninguna postura, solo las muestra, crítica ambas y deja que el espectador saque sus propias conclusiones. Tampoco, y esto si me ha sorprendido tras ver el trailer, carga las tintas con su ya habitual morralla familiar. Existen pocos momentos, los justos, donde se antepone la familia al desarrollo de la trama.
Técnicamente tiene un acabado impecable, utilizando cambios de tono en la fotografía según avanza o retrocede la historia. Excelente montaje con recurso de flashback incluído. Todo esto no es de extrañar que le salga bien a su director, sin ir mas lejos en “La guerra de los mundos” le salió igual de bien.Pero adentrémonos un poco más allá de lo formal, y desbanquemos de una vez “La guerra de los mundos”. Munich posee un soberbio guión, tanto en fondo como en estructura, denostando al algo endeble y patriotero de “Salvar al soldado Ryan”. Existe profundidad dramática y evolución en la psicología de los personajes, todo muy bien reflejado desde el principio hasta el final.

Muy buenas interpretaciones, donde destaca el australiano Eric Bana, realmente magnífico, como protagonista de la historia. Ya demostró en “Troya” su calidad interpretativa en un personaje de características similares. Puede que al principio parezca un poco fría y cueste entrar en materia, pero una vez pasados los primeros 15 o 20 minutos (el reclutamiento de Bana para la misión), el espectador queda enganchado irrmediablemente. Todo transcurre de forma modélica, combinando escenas intimistas, donde se aprecia la evolución psicológica de los personajes, con otros de suspense donde se consigue un clímax apasionante.

En definitva, Munich es un triunfo en la filmografía de Spielberg, que a pesar de fracasar en taquilla, se trata de una excelente película que debería calar hondo en el ámbito político-social. Pues el problema, no solo en Oriente Medio, sigue a la orden del día, e incluso se ha acentuado, tras los atentados que narra el filme, (1972) ¡¡Y ya ha llovido desde entonces¡¡.

Segundo largometraje dirigido por los hermanos Hughes tras su exitosa primera película “Desde el Infierno” (2003), donde Johnny Depp investigaba una serie de misteriosos asesinatos cometidos por el mismísimo Jack el destripador en el Londres del siglo XIX.
En esta ocasión nos traen una curiosa historia futurista que mezcla diferentes géneros de manera un tanto irregular pero, a la postre, realmente efectiva. Con aroma a spaghetti western y el apocalíptico devenir del ser humano como telón de fondo, un excelente, como casi siempre, Denzel Washington se dirige hacia al oeste de un país devastado, aniquilado por la madre naturaleza, donde la ignorancia y la supervivencia son parte indisoluble de la sociedad.
Se ha comentado insistentemente su similitud a “La Carretera”, película de recién estreno y escaso éxito comercial que está basada en la aclamada novela de Cormac McCarthy. Bajo mi punto de vista ambos filmes difieren notablemente, tanto en fondo como en forma, aunque si es cierto que a simple vista, sobre el papel me refiero, puedan resultar más cercanas de lo que en realidad son. Ambas poseen un excelente apartado técnico, destacando la intensa pero a la vez tétrica fotografía, amén de una majestuosa puesta en escena. Sin embargo, “El libro de Eli” se decanta por la vía mas comercial, esbozando pequeñas dosis de las inquietudes, miedos y anhelos de los personajes entre mamporros, tiros y diálogos eclesiásticos. Quizás su parte final se alargue en exceso, queriendo explicar detalladamente todo lo que obvió durante su desarrollo, lo cual lastra un poco el resultado final, con lo que la impresión que deja en el espectador al abandonar la sala es que estamos ante un film interesante pero ciertamente mejorable teniendo en cuenta los mimbres de los que disponía.
Buenas interpretaciones de los secundarios, especialmente de la pareja formada por Gary Oldman y Jennifer Beals, ambos fantásticos.

Preciosa película del director australiano Scott Hicks que adapta con brío el guionista William Goldman a partir de una excelente novela de Stephen King. En realidad no es una novela al uso sino un libro compuesto por varios relatos cortos y, a diferencia de la mayoría de las obras de King, enmarcados en el género dramático, eso sí, con algunos toques fantásticos o sobrenaturales marca de la casa.
El relato que da origen a este film se titula “ Hampones de chaquetas amarillas” y forma parte del libro titulado “Corazones en Atlántida”, finalmente el título por el que ha optado Warner para la película.
La historia se desarrolla en la idílica Norteamérica de principios de la década de los 60, donde se nos muestra las aventuras y peripecias de un niño de 11 años (Bobby Garfield) y la peculiar relación que establece con un misterioso inquilino recién llegado al apartamento de arriba (Ted Brautigan). Está claro que no se trata de una película para todos los paladares, pues su ritmo es mas bien parco y la historia avanza a cuentagotas. Sin embargo posee un encanto especial que le otorga brillantez, ya que es una historia de personajes y a ellos se debe la trama. Conceptos como la amistad, la responsabilidad, el primer amor, el descubrimiento de la lectura como vehículo de satisfacción etc son expuestos con bastante acierto dejando al espectador en un pozo de nostalgia y con un buen sabor de boca al terminar la proyección.
Estimable montaje y puesta en escena, combinando diferentes escenas que hacen que la historia mantenga ese toque fantástico-sobrenatural de forma convincente.
Buena interpretación de Anthony Hopkins, aquí más comedido y sobrio que en sus últimos trabajos donde el histrionismo limitaba la credibilidad de sus personajes.