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La hermana blanca (1923)

La hermana blanca
143 min.
7,1
62
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Escena (MUDA)
Sinopsis
Angela Chiaromonte, la hija de un conde italiano que muere al caer de su caballo, podría heredar una gran fortuna, pero su hermana mayor se queda con todo y la deja en la pobreza. Afortunadamente, ella está comprometida con el apuesto oficial Giovanni Severini, pero este es capturado por los árabes en una expedición a África. Dedicando su vida a su memoria, Lillian se convierte en una monja, sin saber que su amante se ha escapado de sus captores y regresa a Italia. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Cine mudo Melodrama Catástrofes Religión
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The White Sister
Duración
143 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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8
Un amor trascendente
Henry King consigue una obra de amor fabulosa, con potente carga emotiva y una historia conmovedora con personajes con los que consigue que conectes, introduciéndote en un espacio/tiempo tan alejado de la actualidad pero a la vez tan cercano. Las actuaciones de Lillian Gish son pletóricas, la actriz de Ohio se independizaba por vez primera de las celosas garras de D.W. Griffith rumbo a Italia donde trabajaría en este film por al menos tres meses.

El actor Ronald Colman apenas tenía experiencia en el cine, aunque sí en el teatro y se dudaba de sus posibilidades como co-protagonista en esta historia, pero el director convenció a Lillian Gish para que esta se encargara de perfeccionar las dotes del actor inglés durante el viaje a Italia y le recomendó que se dejara el fino bigote que caracteriza a su figura como actor de Hollywood.

En cuanto a la cinta se trata de una historia de amor, la última novela del celebre escritor estadounidense Francis Marion Crawford, donde no falta el infortunio, los celos, la traición, la tragedia y la pasión. Me gustaría leer la novela, especialmente por la parte final de la película que sin entrar en spoilers, considero que de haber sido menos simbolista y entrar más en el melodrama esta película hubiera sido un título digno de ser al menos mencionada por historiadores del cine y no terminando en el más absoluto olvido.

Es mi primer acercamiento al cine de Henry King y doy por hecho que no será la última, esta cinta me anima a dirigirme a su filmografía que quizás esconda más obras excepcionales.

PD1: La banda sonora que le han colocado en la versión del 2009 le sienta como anillo al dedo, no sé cuanto se parecerá a la partitura original, pero han sabido harmonizar perfectamente con cada secuencia del film.

PD2: Victori Fleming realizó un remake una década después con Clark Gable, al parecer tuvo buena acogida en taquilla, pero al igual que la original también se acabó olvidando.
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5
La dulzura de Lillian
Preciosa, aunque nunca sexy sino angelical, la dulce estampa de Lillian Gish es uno de los fenómenos más irresistibles del melodrama mudo de Hollywood. No hay que perdérsela en las obras esenciales de Griffith, o en El Viento de Sjostrom, o en La Boheme, de Vidor. Pero cuando ya se han visto esas, resulta regocijante acercarse a títulos menos lucidos, como éste, donde asume el papel de monjita, que, naturalmente, le viene a medida. En esta película de Henry King encontramos algunos momentos que, aunque se adivinan fabricados a propósito para impactar, pueden entrar a formar parte de la antología de maravillas interpretativas de Gish, como la secuencia donde se queda literalmente tiesa al recibir la noticia (falsa) de la muerte de su novio, o aquella en que extiende los brazos hacia el retrato del que cree muerto, como si le pidiera que saliera para abrazarla, para finalmente acercarse a besar la pintura, bañada en lágrimas. Ciertamente, solo en los códigos antinaturalistas del viejo cine mudo resulta aceptable e incluso regocijante una estilización tan grande. La película en su conjunto resulta excesivamente prosaica, repleta de rótulos que cortan la narración, y desde luego, la historia es de otra época. Gish se encuentra presa del juramento religioso que ha hecho al creer que su novio Ronald Colman había muerto en Africa y cuando se presenta por sorpresa ante ella, tras un breve tiempo prisionero, los guionistas de Hollywood tiene que exprimirse el coco un poco más de lo normal para que el final cumpla los cánones. Y en ese caso, parece que toca echar mano del concepto sacrificio.
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