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Marcado a fuego (1950)

Marcado a fuego
94 min.
6,1
395
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Clip (INGLÉS)
Sinopsis
Choya (Alan Ladd), un pistolero errante, conoce a un forajido que lo convence para que se haga pasar por el hijo de un rico ranchero de Texas que fue secuestrado veinticinco años antes y del que no se sabe nada desde entonces. (FILMAFFINITY)
Género
Western Crimen
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Branded
Duración
94 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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7
Estimable western, de enseñanzas positivas, como el respeto hacia los demás
Muy disfrutable western, muy ameno y de interés creciente a lo largo de su desarrollo, gracias a la buena mano de Rudolph Maté, un estimable director, por muchos considerado sólo como "buen artesano", pero que consiguió excelentes obras, aunque quizás más en el género de la ciencia ficción.
En este caso consigue una película amena, con un buen guión a cargo de Sydney Boehm y Cyril Hume, que adaptan con pulcritud la novela "Montana Rides" escrita por Max Brand.
Además de que los diálogos sean fluidos y la acción bien determinada y rodada, se complementa con que el espíritu del film es muy positivo, al fomentar la confianza en el ser humano, al respeto entre los seres humanos, que siempre merecen una oportunidad.
La realización de Maté no es en absoluto convencional sino que posee algunos elementos imaginativos en la puesta en escena.
Por su parte, las interpretaciones son excelentes, con característicos tan estupendos como Charles Bickford, Robert Keith (padre del actor Brian Keith) y/o Joseph Calleia, este último con ese rostro tan característico que Dios o los genes de sus progenitores le dieron.
Un buen western, que siempre se agradece volver a ver, rodado con esmero y exquisita fotografía a cargo de Charles Lang, y agrestes paisajes de, por ejemplo, Kanyon Cab, Utah (USA).
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18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
WESTERN DE PROGRAMA DOBLE
En los años cincuenta los cines de barrio eran sinónimo de programa doble. La sabiduría popular tenía claro que la primera película de la sesión era el complemento, el aperitivo para entrar en calor, y la segunda era el peso pesado, la razón secreta que daba sentido a un paquete a menudo consumido entre ruido de papel celofán y frutos secos descascarillados. No es difícil imaginarse esta película proyectada como entrante de esos programas dobles.

Rudolph Maté fue un gran director de fotografía (Lady Hamilton, Ser o no Ser, Gilda) que más tarde se pasó a la dirección en películas de serie B (Con las horas contadas, La ley de los fuertes, Coraza Negra), y esta que nos ocupa realizado para la Paramount, podría formar parte de uno de aquellos programas dobles. Aland Ladd protagonizó una serie de westerns para este Estudio que compartían una curiosa característica: solía ser un pistolero fugitivo de su pasado que pretendía redimirse en el entorno familiar (Smith el silencioso, Raíces profundas), como ocurre en este melodrama disfrazado de western árido, rodado en unos estupendos paisajes de Arizona.

La película es entretenida, utiliza los tópicos del melodrama con la sugestiva idea de la vida cotidiana de un rancho a partir de la llegada de un extraño, de un desconocido que intenta pasar por conocido, con el propósito de engañar y robar a los propietarios, la tiranía de las apariencias. El film deriva hacia la apología moral con toma de conciencia incluida, tras enamorarse de la hija del patrón del rancho. Aland Ladd estrella de la Paramount en aquellos años, nunca ha sido santo de mi devoción, pues me parece inexpresivo y mediocre, aunque su físico le valiera para este tipo de personaje, los secundarios están muy bien, Charles Bickford por encima de todos.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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