Su único pecado (1932)

El abogado, Jim Warlock, es la suerte de hombre (¡y que los hay, los hay!) que, no obstante llevar ya siete años de casado, ni siquiera le pasa por la mente el ponerle, en algún momento, los cuernos a su atractiva y cariñosa esposa. Clemency lo sabe, por eso no lo piensa dos veces cuando se le da la ocasión de irse de crucero con su hermana Garla, pues está segura que, trabajo y más trabajo, es lo único en lo que ocupará su tiempo el ajuiciado marido.

Pero, el Fatum está siempre in medias res, probando a aquellos que parecen vivir en un proceso de avanzada a ver si es cierto lo de su progreso... y entonces, se servirá del gran amigo de Jim, John Tring, y éste lo invitará a un restaurante donde, dos preciosas y descomplicadas chicas, les harán bien fácil su compañía.

Una historia de amores y tentaciones, de matrimonio e infidelidad, de desengaño y perdón, es lo que nos trae esta película del director, King Vidor, titulada originalmente, “Cynara”, nombre que, aquí, alude al cardo que como bien se sabe, también tiene sus espinas. La palabra la encontró R. Gore Brown, el autor de la novela, extraída de un poema de Ernest Dowson, citada al comienzo del filme: “Siempre te he sido fiel, Cynara, a mi manera”.

Visto hoy día, el personaje de Jim Warlock, a muchos les resultará de pura ficción ¡y más tratándose de un abogado! Pero si podemos ubicarnos en el año en que transcurren los hechos, 1932, será fácil entenderlo y hasta podremos aceptar que es el magnífico hombre ejemplar que ahora anda en vía de extinción.

Warlock, piensa en su esposa, quiere proteger su hogar, se cuida de hacerle daño a Doris, su nueva amiga… y hasta está dispuesto a romper cuando ella salta el acuerdo que hicieran al principio. Pero, el destino tiene otros planes, y el hombre quizás termine tan aleccionado que mucho habrá de pensarlo antes de emprender cualquier otra aventura.

Samuel Goldwyn, el productor del filme, no escatimó costos a la hora de hacer esta película y tras asegurarse un experimentado director como era King Vidor, puso a su servicio a una de las parejas más costosas del momento: Ronald Colman, exitoso protagonista de títulos como: “Lady Windermere's Fan”, “Beau Geste” o “Arrowsmith”; y como su esposa, Kay Francis, quien ya había actuado con Colman en, “Raffles”, y venía de triunfar con, “One way passage” y “Trouble in Paradise”. Junto a ellos, una nueva y atractiva muchacha llamada, Phyllis Barry, en quien empezarían a fijarse otros productores, y pronto la veríamos en comedias como, “What-no beer?" al lado de Buster Keaton, “Hips, hips, hooray” acompañando a Wheeler y Woolsey, o “Bonnie Scotland” con Laurel & Hardy.

<<SU ÚNICO PECADO>>, da prueba de que, sí hay situaciones que pueden perdonarse.

Título para Latinoamérica: TE HE SIDO FIEL