Vuelve el Brujo (1965)

Segunda aventura del "Brujo", uno de los peculiares personajes del escritor de novelas de intriga policíacas Edgar Wallace.
Nueva historia tras "El Brujo", que toma ya una deriva claramente humorística, hasta ser, casi, una parodia. Felizmente no lo es del todo pero el tuno de chanza se superpone casi siempre al serio.
No aburre, esto es lo mejor que se puede decir de ella y los intérpretes se notan lo hacen bien pero el resultado final no pasa de discreto.
Agradecidas presencias de, por ejemplo, el gran Klaus Kinski, que aparece en la película saliendo de un ataúd. Con eso creo que lo digo todo.
El ritmo no decae, cierto y esto hace que se le siga sin problemas pero la astucia de las situaciones y los cambios de careta del Brujo no son tan inteligentes como pretenden sus creadores.
Todo es un juego, claro, pero vista casi sesenta años tras su rodaje se comprueba que la diversión es recatada y discontinua.

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Entre lúdica y tétrica, la propuesta de A. Vohrer sabe combinar ambas bazas para presentar una película sugerente y cáustica en la mejor línea de la parodia.
Entretenida, desenvuelta, osada y dotada de enorme dinamismo, el enredo argumental se complace en su propia espiral y la exprime adornándola con una sutil dosis de misterio para extraer todo su potencial.
Deliciosa comedia negra dirigida con maestría que hace honor al texto de E. Wallace y que nos permite disfrutar, una vez más, aunque en un papel secundario, del singular K. Kinski.