- Sinopsis
- Drama sobre el maltrato doméstico que narra la historia de Chand (Preity Zinta), una joven india que viaja a Canadá para casarse con un hombre que aún no conoce (se trata de un matrimonio concertado). El matrimonio vivirá en una casa poco agradable -en los suburbios de la ciudad-, y Chand tendrá que soportar el comportamiento abusivo de su marido. (FILMAFFINITY)
- Género
- Drama
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 2008 / Canadá
- Título original:
- Heaven on Earth
- Duración
- 108 min.
- Guion
- Música
-
- Fotografía
- Compañías
- Links
Premios
India tiene armas nucleares
25 de marzo de 2011
En tanto Canadá como país de occidente, y como país simbionte de los Estados Unidos, pues debemos ver a Cielo desde la mirada que nos proponen: la cultura hindú suena extraña, y se exhiben sus hábitos como rareza. Da igual que el autor o autora, da lo mismo, pretenda trasmitirnos la magia de esa cultura: la mirada de Cielo es una mirada netamente occidental.
El tono de denuncia es evidente, y aún así no desmerece a su aporte de realismo mágico: allí es donde Mehta "mete" mano y quiere ofrecernos algo de esa cultura. Los contrapuntos entre la historia terrenal y la simbólica solo sirven para realzar aún más la reprobación de aquella "cultura retrógrada". Y algo de razón hay en ello, al margen de que ponerse desde el otro lado del mundo a interpretar los porqué de semejantes sistemas de vida, pues sí, tampoco quiero ser hipócrita, pues soy simplemente un niñato occidental.
En rigor...es un cuento de hadas al estilo El laberinto del fauno, en donde las miserias concretas dan lugar a fantasías o magias particulares que sirven como filtro para enfrentar a aquellas con más aplomo. En cielo hay decorados innecesarios, es cierto, su tono poético/recitado no viene al caso y las secuencias en blanco y negro que alguien me las explique, pero no da por tierra un trabajo intenso, un intento de suspiro vago, casi evanescente.
El tono de denuncia es evidente, y aún así no desmerece a su aporte de realismo mágico: allí es donde Mehta "mete" mano y quiere ofrecernos algo de esa cultura. Los contrapuntos entre la historia terrenal y la simbólica solo sirven para realzar aún más la reprobación de aquella "cultura retrógrada". Y algo de razón hay en ello, al margen de que ponerse desde el otro lado del mundo a interpretar los porqué de semejantes sistemas de vida, pues sí, tampoco quiero ser hipócrita, pues soy simplemente un niñato occidental.
En rigor...es un cuento de hadas al estilo El laberinto del fauno, en donde las miserias concretas dan lugar a fantasías o magias particulares que sirven como filtro para enfrentar a aquellas con más aplomo. En cielo hay decorados innecesarios, es cierto, su tono poético/recitado no viene al caso y las secuencias en blanco y negro que alguien me las explique, pero no da por tierra un trabajo intenso, un intento de suspiro vago, casi evanescente.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Cielos!
13 de julio de 2011
Inferior a las que conformaron su trilogía (Fuego, Tierra y Agua), es muy orientativa para quienes quieran saber cómo vive parte de la comunidad hindú fuera de su país. Deepa Mehta centra su objetivo, en este caso, sobre la figura de una joven que llega a Canadá para casarse con un joven al que no conoce y con toda su familia.
La cerrazón de los grupos con fuertes componentes étnicos y culturales suele ser más acentuada cuando forman reductos, casi siempre defensivos, fuera de sus lugares de origen.
Si sales de tu casa y de tu entorno afectivo para caer, cual víctima propiciatoria, en medio de una de estas células nostálgicas, que gira en torno a la enérgica figura de una madre egoísta y un hijo violento, sólo te quedan dos opciones: salir corriendo o fantasear. Chand, nuestra desafortunada mujercita, se desenvuelve entre estas alternativas, un mísero trabajo y una amiga negra.
La cerrazón de los grupos con fuertes componentes étnicos y culturales suele ser más acentuada cuando forman reductos, casi siempre defensivos, fuera de sus lugares de origen.
Si sales de tu casa y de tu entorno afectivo para caer, cual víctima propiciatoria, en medio de una de estas células nostálgicas, que gira en torno a la enérgica figura de una madre egoísta y un hijo violento, sólo te quedan dos opciones: salir corriendo o fantasear. Chand, nuestra desafortunada mujercita, se desenvuelve entre estas alternativas, un mísero trabajo y una amiga negra.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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