Crítica de Taylor
Taylor
Terrassa, Polonia
Hasta que llegó su hora (1968)
- Sergio Leone
- Henry Fonda, Charles Bronson, Claudia Cardinale ...
La danza de la muerte
24 de octubre de 2007442 de 488 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Centauros del desierto”, “Rio Bravo”, “Grupo salvaje”, “Sin Perdón”... excelentes westerns todos ellos. Magníficos, irrepetibles... sublimes, tal vez.
Sin embargo, por encima de ellos, un peldañito tan sólo, se encuentra en mi particular santuario cinéfilo esta inconmensurable obra maestra. Un 10. Sin paliativos.
“Once upon a time in the west” me marcó de adolescente. Como a una res. A sangre y fuego. Y me proporcionó los rudimentos suficientes para convertirme en recalcitrante cinéfilo hasta el fín de mis días.
La exigua carrera cinematográfica de Sergio Leone constituye un modélico ejemplo de evolución cualitativa. El italiano superaba película tras película las expectativas creadas por su propio público forjando trabajos de cada vez mayor envergadura. Tras finiquitar la trilogía del dólar, Leone decidió oficiar la extremaunción definitiva del spaghetti-western. Pero en lugar de optar por la vía rápida y pegarle dos balazos como cualquier cowboy que se precie haría con un caballo malherido, el gran Sergio decidió escenificar una lenta y agónica danza de la muerte. Para ello contó con la inestimable colaboración de un amigo de la infancia, el insigne compositor Ennio Morricone, sin el cual ese efecto multiplicador que comenta Tomine nunca hubiera sido posible.
Recomiendo a todos aquellos que jamás hayan experimentado el tan cacareado “efecto Stendhal” a que disfruten y paladeen este film. Sin nervios. Sin prisas. Degustándolo plácidamente. Secuencias como la llegada de Jill a la estación de Flagstone o el duelo final entre Harmónica y Frank son, además de antológicas, excelentes testimonios que constatan de qué manera pueden estimularse sensibilidades tan burdas y cavernarias como la mía.
Sin embargo, por encima de ellos, un peldañito tan sólo, se encuentra en mi particular santuario cinéfilo esta inconmensurable obra maestra. Un 10. Sin paliativos.
“Once upon a time in the west” me marcó de adolescente. Como a una res. A sangre y fuego. Y me proporcionó los rudimentos suficientes para convertirme en recalcitrante cinéfilo hasta el fín de mis días.
La exigua carrera cinematográfica de Sergio Leone constituye un modélico ejemplo de evolución cualitativa. El italiano superaba película tras película las expectativas creadas por su propio público forjando trabajos de cada vez mayor envergadura. Tras finiquitar la trilogía del dólar, Leone decidió oficiar la extremaunción definitiva del spaghetti-western. Pero en lugar de optar por la vía rápida y pegarle dos balazos como cualquier cowboy que se precie haría con un caballo malherido, el gran Sergio decidió escenificar una lenta y agónica danza de la muerte. Para ello contó con la inestimable colaboración de un amigo de la infancia, el insigne compositor Ennio Morricone, sin el cual ese efecto multiplicador que comenta Tomine nunca hubiera sido posible.
Recomiendo a todos aquellos que jamás hayan experimentado el tan cacareado “efecto Stendhal” a que disfruten y paladeen este film. Sin nervios. Sin prisas. Degustándolo plácidamente. Secuencias como la llegada de Jill a la estación de Flagstone o el duelo final entre Harmónica y Frank son, además de antológicas, excelentes testimonios que constatan de qué manera pueden estimularse sensibilidades tan burdas y cavernarias como la mía.