No conocía a la cantante a la que se dedica esta especie de biopic.
Me ha parecido un auténtico ladrillo. Pesada y aburrida son los dos adjetivos que vienen a la mente al recordarla.
Sólo la recomiendo a los que conociesen a la artista, a ver si ellos sacan otra conclusión.

Basado en un suceso real, a través de una relación adultera entre un palestino y una israelita, este hecho en un lugar tan conflictivo, traspasa de lo personal a lo político.
Deja muy claro la tensión dramática que están viviendo los protagonistas, sobre todo los palestinos.
Atayan toma partido por la mujeres, entre ellas hablan y buscan una posible salida al conflicto.
Si hubiera reducido el metraje, posiblemente habría agilizado el ritmo y el resultado sería más positivo.

Me ha parecido excesivamente larga, con una interpretación plana de la protagonista, al menos para mí.
Primer film del guionista, crítico y documentalista estadounidense Kent Jones y producida por Martin Scorsese.
El recorrido a un comedor social o al hospital, se convierten en viaje retrospectivo para la protagonista.

Aunque esté basado en hechos reales, a mí no me resulta verosímil lo que cuenta y mucho menos como lo cuenta. Las subidas del volumen de la música en ciertas secuencias chirrían cuando menos.
El viaje que realizan los protagonistas no tiene pies ni cabeza.
Me ha resultado aburrida y con exceso de metraje.
He leído que el proyecto ha tardado 10 años en llevarse a efecto.

El director, en esta ópera prima, sitúa la historia en un ambiente donde salir del hoyo parece imposible.
Todos los personajes en la película están atrapados, unos por limitaciones físicas y otros psicológicas o familiares.
Para mí riza el rizo excesivamente y la cuerda llega un momento que se rompe. Llega a situaciones inverosímiles.
Viene a decirnos que hay gente predestinada al fracaso, porque nace con las cartas marcadas en guetos sociales.

La he visto en la Seminci y me ha parecido muy lograda.
Con un buen guion de Paul Laverty basado en el libro autobiográfico "No Way Home" que escribió Carlos Acosta, Iciar sabe plasmar en imagen la vida del bailarín cubano, desde su niñez hasta su madurez, reflejando la vida de los cubanos a lo largo de varias décadas y fundiéndolo con los momentos de danza de forma extraordinaria.
Destacar la relación con el padre y se empeño a que el hijo llegase a ser el primer bailarín negro en conseguir llegar a lo más alto en el mundo de la danza.
Te llega muy adentro lo que cuenta y como lo cuenta. Y eso es la magia del cine. De nuevo Iciar Bollaín nos sorprende.

La vi en la Seminci y me gustó.
Tratando problemas globales nos plantea el dilema moral de una persona que en un momento dado es capaz de traspasar la línea roja de la legalidad para luchar por lo que cree.
Otro de sus grandes logros es la gran interpretación de Halldora Geirharosdottir (premio mejor actriz en la Seminci)
Hay que dejarse llevar por el desarrollo y disfrutar del sentido del humor de que está impregnada.

La he visto en la Seminci 2018 y la verdad es que me ha defraudado.
“Gomorra” sí me gustó, pero en esta lleva la violencia en los bajos fondos de los suburbios hasta tal extremo, que ni te la crees ni quieres seguir viendo más.
Y eso, a pasear de una gran interpretación del protagonista, Marcello Fonte, personaje de gran humanismo, pero que llegado a los extremos de violencia que se encuentra alrededor, no sabe reaccionar a tiempo.

Sin estar conseguida del todo, la película resulta de interés.
Sabe ser crítica contra la injusticia racial y aun narrando hechos de otra época consigue fundirlo con la triste realidad generada por el nuevo gobierno de Estados Unidos.
Todo ello con unas grandes dosis de humor que hacen que este duro trago sea más digerible.

En 1975 Portugal abandona su colonia en África: Angola, llevándose todo lo que puede y dejándoles a su suerte. Dado que estamos en la guerra fría crean dos bandos, uno apoyado por Estados Unidos y el otro por Rusia y Cuba. El resultado, una guerra de 27 años y más de 500.000 muertos.
Kapuscinski es un idealista reportero polaco que viaja a Angola a cubrir el conflicto durante tres meses, cuando los frentes cambiaban de un día para otro. Termino escribiendo un libro.
Todos estos hechos son los que nos presenta la película, a través de una mezcla de documental y de animación, logrando transmitir todas las miserias de la guerra de forma emotiva pero también rotunda.

Basado en la novela de Emily M. Danforth. La directora iraní-estadounidense se centra en las 200 últimas páginas, en la que la protagonista se encuentra en un cent ro de “conversión” de homosexuales cristianos.
Akhavan rememora su propia experiencia juvenil en un centro de rehabilitación, aunque en su caso era sobre trastorno alimenticio.
Me ha parecido interesante, de entrada nos encontramos con la incomprensión de los padres ante la homosexualidad de sus hijos. Y la solución que eligen al internarlos en un centro religioso, donde les reprimen y quieren reconvertirlos a la “normalidad”, no parece que sea una opción positiva ni mucho menos.
Buena actuación de los jóvenes.

Película sencilla, de ritmo tranquilo, que te va adentrando en el submundo de los personajes que trabajan en un supermercado (la mayoría camioneros de la antigua Alemania oriental, reciclados con la reunificación como carretilleros).
Refleja fielmente, como en el trabajo hay una fuerte amistad y fuera todo parece miseria y soledad.
Cobra vital importancia la cuidada composición musical de cada escena.
Está inspirada en el relato de Clemens Meyer.
Para el director “el supermercado es como un ovni, una habitación en el que permanecen unidos, con amistad, calidez y un lenguaje propio. Esto es algo que no funciona fuera, allí donde se sienten desconectados, sin sentido de pertenencia”.

Bella para visionar, pero insuficiente como película.
Para ver una familia de esquimales y la dureza de su vida en el ártico ya teníamos el documental Nanuk el esquimal (1922) de Robert Flaherty.
Y encima el director lo vende como la última familia que vivió en esas extremidades y el principio del apocalipsis.

Partiendo de la base que es la primera película de la directora, un casting de 150 personas no profesionales (incluidas las dos protagonistas) y que toca un tema tabú en el mundo gitano, no queda más remedio que reconocer que el mérito es enorme, lo mires como lo mires.
Después de su pase por el festival de San Sebastián, la he podido ver en la Seminci y debo reconocer, que sin estar lograda a nivel fílmico, lo supera por la carga emocional, rompiendo clichés como el de la homosexualidad en un mundo tan cerrado como el gitano.
Las dos protagonistas, Zaira Morales y Rosy Rodríguez, están valientes y brillantes en su papel.
En el coloquio que tuvo lugar después de la proyección, estuvieron la única actriz profesional del proyecto, Carolina Yuste, que además hizo de apoyo a la dirección coordinando con los actores y la directora, Arantxa Echevarría que dijo: “No es que haya sido difícil, sino que ha sido un milagro conseguir llevar a efecto el proyecto”. “El final de la película es una referencia homenaje a los 400 golpes de François Truffaut”.

Sorprendente, imaginativo y maravilloso este corto portugués que he visto en la Sección Oficial de la Seminci 2018.
Deroche de imaginacion y de creatividad formal de estas dos directoras que hizo que al final de la proyecció los aplausos fuesen unanimes.

Una vez superada la fase de la sorpresa, si te dejas llevar, estás ante una película hipnótica que por momentos te deja boquiabierto pero que al final resulta satisfactoria.
Basada en el cuento “Grans”, mezcla realismo social con terror perturbador y algo friki.
Por momentos está al borde del ridículo, pero en el plano siguiente, el director iraní Ali Abbasi que dice ser admirador de la obra de Buñuel, sabe remontar de manera sugerente y sorpresiva.
En la rueda de prensa de la Seminci se hizo alusión al título, “Frontera” no sólo como fronteras políticas, sino raciales, sexuales y morales.
Gran carecterización e interpretación de la actriz Eva Melander.

Me ha parecido una gran película.
El humor socarrón de los hermanos Gastón: Luis como director y Andrés como guionista, contando esta vez con Mariano Cohn en la producción.
Crítica con el mundo de la venta de arte (pintura en este caso) y además con un gran sentido del humor que no descansa en todo el metraje.
El guionista, al ser comisario de arte, es gran conocedor de ese mundo y eso le ha servido para reflejarlo tan bien en el film.
En la rueda de prensa de la Seminci, el director dijo, que “ese mundo de arte lo utilizó como geografía, ya que en realidad él ha hecho una película sobre la amistad”. ”Podría haber elegido otro sector, ya que lo que él lanza al aire son preguntas transversales”.
Luis Brandoni, también estuvo en Valladolid y comentó que es amigo Guillermo Francella y el director le dejo elegir al compañero de reparto. La verdad, es que hacen un dúo perfectamente compenetrado, regalándonos dos grandes interpretaciones.
El director opinó que el personaje que interpreta Raúl Arévalo, “obedece a una crítica de ese exceso de cierto turismo solidario hacía Latinoamérica… esos chicos bien que llegan a darse su baño de pobreza por esos países para lavar sus culpas…”

Gran película policiaca con sátira social, que a mí me ha llegado a las tripas.
Deviene en una reflexión sobre la sociedad moderna y el culto al dinero, con una ácida ironía que hace que te mantengas expectante todo el metraje.
Sólo con el soliloquio que se marca el protagonista al principio, ya merece la pena ver la película. Y si quieres ver como se mueve el dinero negro en todos los campos, aquí te lo van a mostrar de una forma sencilla, eso sí, con toques de humor negro.
En la rueda de prensa de la Seminci estuvieron el actor Alexandre Landry y Denise Robert, esposa de Denis Arcand y productora del film que dijo: “El dinero en sí mismo no es bueno ni malo, todo depende del uso que hagas de él… La vida es imprecisa y la moral, también”. “El amor y la comprensión deben sobrepasar el valor del dinero. Denis Arcand observa la sociedad, no la juzga”.
Su estreno en España está previsto para Marzo 2019.

Impresionante ópera prima, que con mínimos elementos: dos teléfonos, la pantalla del ordenador y un actor (bien interpretado por Jakob Cedergren), consigue hacerte participe de la incertidumbre del caso que tiene entre manos el policía del 112 y sus propios demonios personales.
Va más lejos, en realidad juega con el espectador, al que le coloca en la tesitura del propio policía. Y todo ello, lo consigue a través de voces y sonidos.
Para mí, una de las mejores que han pasado por la Sección Oficial de la Seminci 2018.

Después de haber visto Utoya, sobre los mismos hechos del atentado terrorista, creo que 22 de julio no es una película lograda.
Le sobra metraje. Dedica la primera media hora a los atentados propiamente y el resto, que es mas de hora y media a los supervivientes y sobre todo al juicio.
Lo que sí consigue es dejar patente la filiación fascista del asesino.