He aquí lo que es un carácter sólido, sin grietas. Un espíritu libre, comprometido con mujer e hijo pero aún más con su método de vida: la aventura, la honradez y la valentía.

Maravillosa película para tenerla presente, indispensable verla. Es una película que pasa a lo largo de los años sobre la figura de un pionero, una persona honrada a carta cabal y sus proyectos al lado de su mujer, pero el film transcurre con entretenimiento y con mucha emoción. Cuando ella espera que llegue él en el tren con los que vienen de conquistar colinas españolas, (bastardos que nos llevaron a la guerra con una excusa falsa los muy hijos de puta yanquis, babosos comerciantes y tramposos), y tras la decepción, cae un sombrero en el suelo, se logra una de esas escenas emotivas que hace del cine algo grande. (Soy forofo de Glenn Ford). Puede que se te escape alguna lagrimita en escenas como esas.

En el mundo actual este tipo de voluntad y disciplina sería demasiado complicado de encontrar, pero para eso está el cine... y Cimarrón.

Nos introducimos en la trama lentamente, con la madurez de Audrey Hepburn y Ben Gazzara, poco a poco nos integramos con agrado porque la película es amable, simpática, tierna y elegante.

Audrey, enigmática, se agarra del brazo de un Ben Gazzara en esa etapa de la la vida en la que priva la calma y la sensatez, y transmiten juntos una agradable sintonía que el espectador disfrutará. Ben Gazzara es un actor que no cae mal y la media sonrisa fue su marca, como vemos aquí.

El guion es desenfadado, hábil, con escenas muy seductoras y con sorpresas agradables... Ideal para terminar sonriendo y muy conformes. Excelente ambiente, música y, encima, detectives privados por medio.

Esa barriguita del personaje de Bruce Willis... "No toques nada". Ni caso, a por la botella de whisky; ya vemos que el tipo está en las últimas pero prevemos que aún así va a salir adelante. Eso es lo que tiene el cine. Ese Mof Def, rapero de profesión, perseguido a muerte, es que... ¡Qué ternura da! y con el poli hacen una pareja que encaja muy bien para la historia. Cualquier profesional en el último trayecto de su vida puede seguir dando guerra, eso es lo que quiere Donner, que nos lo creamos, aunque las cosas no le hayan ido bien.
La película reúne todos los ingredientes del típico cine americano de polis, pero de las buenas películas... Acción y sentimentalismo. Lo que pasa es que alguna sorpresa en la escalera nos la olemos ya, llevamos vistas muchas pelis, y lo del autocar nos recuerda a "Ruta suicida" pero en la vida se repiten muchas cosas. Buen ritmo para la acción.
Una película entretenida y de muy buen rollo.

Bruce Willis pasará a la historia del cine por las películas de acción; todas están bien pero ésta tiene un fondo romántico y tristón que la hace especial. Posee el punto melancólico que se forma cuando los dos protagonistas entran en contacto, y creo que el espectador va interesándose a cada paso por la suerte que corren; el mundo es para quien aguante y eso une, y nos une a ellos. El detective es un tipo violento y encima su mujer le engaña, y el ex jugador de baloncesto (la mejor actuación de Damon Wayans) pudo ser una estrella pero acabó estrellado. Tal y como cuenta el accidente de su mujer embarazada no cabe duda que logra tocar la fibra sentimental del espectador. Nos cala esa vida sentimental que proyectan, se nos hacen simpáticos y valientes; y en consecuencia, la película también. Estás junto a ellos, te calan, y no es extraño que el guion sea de lo mejor, esté premiado y estupendamente elaborado con continuas frases míticas.

La acción se desarrolla de forma dinámica, coherente. La niña es creíble, dura, contestona, y la mujer del detective está sublime. Lo mejor. Su arrepentimiento es auténtico, enternece verlos, saltan las lágrimas. Tengo especial cariño a esta película por la relación de la pareja. Entre tantos golpes, esa historia de amor le da a la película un peso específico de primera magnitud de tal manera que luego, resulta de lo más emocionante. Un auténtico paseo con ellos satisfecho de haber visto una inolvidable película.

Fui con ilusión a ver esta película y salí con el convencimiento que el responsable tenía que ser expulsado de la profesión. Que pena. Que aburrimiento. Con el partido que podía haber sacado de Nicole Kidman, pues nada, ni chispa del encanto de la brujita de la tele: Elizabeth Montgomery... Contando además con Michael Caine (la peor aparición de su vida) y Shirley McLaine.

No hay una sola escena de humor, ni una sonrisa, sólo se consigue un rictus en el rostro de mosqueo. ¿Dónde han dejado la picardía que tenía la serie de televisión? ¿Y los "gags" que surgían cuando aparecía el jefe del marido? Lamentable.

Podemos pensar que esos dos a nosotros no nos la pegan pero de todas formas aquí lo que cuenta es pasar un buen rato con Steve Martin y Michael Caine, abandonarnos y dejarles hacer.
Los dos están en su salsa, son la razón de poner tan bien la película, no podían haber elegido otros actores mejores; sí... David Niven y Marlon Brando, de acuerdo, pero ya no están; esta película es su remake y no ofenden la anterior.
Ver a Michael Caine enseñarle modales refinados a ese americano aprendiz, por ejemplo: mostrándole las poses que debe adoptar durante una reunión con una copa en la mano, es para partirse... Genial. La escena del paralítico igual, con Marlon Brando recuerdo que lloraba él y lloraba yo... pero de risa.

No me gustó. Es más, nunca ha resultado eso de hacer una película con retales de otras. Para eso están los documentales.
Pobre, pobre... Sin gracia alguna. Desde el principio se pierde el interés y el espectador ni siquiera se esfuerza lo más mínimo para seguir el argumento porque lo que la película provoca es desear ver las originales de las escenas de las que salen.

Si hay alguien que hizo películas bonitas, ese fue Lubitsch, el genio de la comedia. Don Ameche es un actor olvidado, un galán de los de antes que conquistaba con ternura y mucha clase, un actor de maneras suaves y gestos amables... Pertenece a películas de este estilo, muy apropiadas para él, y es de lo que hace aquí, de galán, de ir de bueno por la vida, de pillín, así que logra coronar una gran actuación. Charles Coburn, como abuelo, lo apoya fenomenalmente y añade más humor.

Es una película para sentirse nostálgico, para un momento de especial tranquilidad, de querer conectar con otros tiempos. Un final entrañable, muy logrado, maravilloso, hay que pertenecer a ese mundo y tomarse la película con una sonrisa, como hace el encargado del ascensor.

Calle Mayor, basada en una novela de Arniches, es una película dura, trágica, que a mi causó una honda amargura sobre todo por la interpretación de ella que lo borda. Él, en cambio, aparece continuamente deprimido, con su engaño a flor de piel dibujado en el rostro.
No hay que encasillarla en ninguna sociedad ni en ninguna época, no nos engañemos, es una crítica al alma del ser humano, a la falta de caridad, a la burla. La inocencia, el bien, siempre tienen las de perder.
La película es tan actual como dentro de mil años. ¡Cuánta contaminación existe en el mundo!

Creo que al poco de ver el desastre de película que había hecho y lo mal que había funcionado, Rowan entró en un proceso de depresión. No me extraña. A sus paisanos no les gustó nada.
Yo esperaba algo más del observador profundo de La madre de Whistler. Esta vez metió la pata hasta el fondo, hasta el fondo de las bajantes... Desagradable... No me explico como Malkovich quiso formar parte de esta tontería sin más gracia que la tontuna de siempre. Ya de por sí el guión es absurdo, como todos los personajes.
English, si te hubieras metido en un guión menos pretencioso, como los del inspector Clouseau, al menos no habrías resultado tan... patético.

Creo que esta película no es ninguna crítica social como dice alguno, y menos que en ella se reflejen las costumbres sociales durante el franquismo, las costumbres son costumbres justo por eso, no por sentencias. Son escenas con gente de aquella época, nada más. Hay que buscar la esencia de la historia y no la crítica política cuando no va de eso.
Pero bueno, cada uno que tire como su personalidad le da a entender, para mí, el film no es más que un cuadro familiar entrañable y que hoy día ocurre como mañana seguirá ocurriendo, cambiando los avances sociales y tecnológicos, pero la ternura de las personas mayores queda muy bien reflejada en la historia, con ese deseo inmenso de esa persona mayor por un capricho que lo retrotrae de nuevo a la niñez, a esa cabezonería tan graciosa de los niños cuando se empeñan en algo y que dan la lata hasta que lo consiguen.
Y es que hay que tener muy en cuenta que es malo cortar todos los deseos de un niño pues puede causar frustraciones. Otra cosa es en un abuelo. La película es bonita y de un humor mezcla con ternura y tristeza. Eran tiempos duros y la impresionante escena de los campos por donde transcurre la estrecha y solitaria carretera, te lo demuestra.

Es una película que no dice nada. Puede servir si tienes ganas de sentir el mar... Y no es una buena película porque la novela en la que está basada no es buena. Los actores están bien pero sus personajes son inmensamente artificiales, en especial el catedrático (ahí se demuestra la tontería con tanta parafernalia cuando debían haber acudido a él desde el primer momento). No hay persona que se ría así por una pregunta tan sencilla, son ganas de crear ambiente falso.
Aitana está muy guapa y Carmelo Gómez es un gran actor, sus escenas de sexo sobran más que nada por el tipo de película que es. Es curioso cómo el personaje de Coy podrías colocarlo de protagonista en cualquiera de las novelas de Pérez-Reverte por ser tan previsible en sus reacciones como héroe machote...
El guión es flojo y no se lo cree nadie; da la impresión que los interesados en el barco hundido han podido iniciar la empresa en diferentes ocasiones y que estaban esperando a que les dieran la salida con la subasta.
La fotografía no aporta nada aunque está bien y el dominio de la cámara no está mal.
El valor está en el esfuerzo que hacen todos como profesionales para que quede un producto más animado.

Película recomendable pero para espectadores que les guste el cine raro, pausado, con personajes que buscan expresar sentimientos y profundidad. La interpretación es tan buena que la historia nos interesa aunque desde el principio veamos que el camino es difícil de superar porque como digo, va a ser lento.
Lo bueno es que el final es esperanzador dentro del mundo gris del estrato social representado. Una película profunda sobre el arrepentimiento ese que pesa como una losa. Se puede terminar contento con la película sin ser excelente porque le falta un poco de acierto en la trama; igual podía haberse enlazado todo con menos casualidad.

Tal vez una película de las número uno. El tercer hombre es puro encanto. Como en literatura o en pintura, se advierte enseguida una obra de estudio. No me voy a extender por la era donde está ya todo trillado. Me gustaría señalar lo visto en esta película en tres niveles y tres escenas.

El primer nivel se alcanza en la noria, en las alturas. Ahí Harry Lime dice a Holly Martins: "si miras desde aquí a los hombres, parecen hormiguitas; qué más da una más o menos..." Eso mismo diría Dios si no se hubiera hecho un día hombre, y la verdad, tiene gracia, pero cada hormiguita tiene su esperanza, su amor, su reunión mensual para hablar de literatura, de Beckett o de Zane Gray... Sus cosas.

El segundo nivel está en la superficie, donde el hombre lucha por sobrevivir. Ahí están dos escenas grandiosas en el cine: cuando Harry Lime aparece entre sombras bajo un portal porque el gato le descubre y la escena final de la película que es el desencuentro más explícito jamás filmado. La primera alcanza un momento nostálgico difícil de olvidar con esa preciosa melodía de Anton Karas que a lo largo de la vida tendrás más de una ocasión de volver a oír. ¡Qué grande hizo a Harry Lime la inolvidable cítara!

Harry Lime es nuestro amigo de toda la vida: el más enigmático, el más ocurrente, el que de joven se llevaba de calle a todas las chicas, el más gracioso, el que todos querían estar a su lado, el que siempre tenía dinero cuando todo el mundo estaba a dos velas... ¡Cuánto quisimos a Harry Lime! ¡Cómo no se iba a enamorar de él la mujer más bella y sensata! No es extraño que una chica guapa, seria y con lo pies bien puestos en la tierra, termine locamente enamorada del hombre más soñador y sinvergüenza que conozca.

Y el tercer nivel es el submundo. El infierno. Ahí no hay reuniones, ni amistad... Sólo huida y peligro, miedo y muerte. Y es bajo tierra donde aparece la tercera escena más lograda del cine: esas manos queriendo salir de la muerte, aferrándose a la vida como es el instinto primario del ser humano. Esos dedos que salen entre los barrotes inútilmente porque quieren escapar.

No obstante, con un poco de suerte tendrás amigos, trabajos, golpes y encuentros, en un mundo que siempre será hostil, se haya terminado la II GM o hayan pasado ya más de 60 años, y si encima llega un día en el que bajas de un coche a esperar, en el paseo más lánguido del mundo, a que pase la mujer que te ha enamorado, con esos toques de la cítara de fondo, habrás tenido la suerte de vivir también una inolvidable historia de amor. Acabe como acabe.