42 Críticas de los usuarios

Lo confieso, soy adicta a esta serie. Es genial se mire por donde se mire.

Es rápida, inteligente, trepidante, emocionante, con una ironía exquisita y fresca, con tensión dramática digna del mejor cine. Tiene un guión excepcional, tramas del máximo interés, un elenco actoral que redondea la genialidad de la serie, Sheen y Spencer siempre grandes...La maestría de Sorkin ha sido crear una serie coral donde todos los miembros incluso los secundarios y los eventuales rayan a un altísimo nivel (mérito añadido el de rescatar a Robe Lowe del olvido, gran actor).

En fin, que el público y la crítica se pongan de acuerdo nunca es casualidad. Y más si se trata de la serie dramática televisiva más premiada de la historia en EEUU.

Adictiva incluso para los que no encuentran ningún atractivo en la política. Todo un regalo para los sentidos.

Es normal que más de un acomplejado no vea en 'The West Wing' más que una americanada en la que los yanquis son los buenos y su presidente es un ejemplo de hombre culto, responsable y justo. A veces olvidamos que estamos hablando de una serie de ficción.
Esta serie, para los que amamos la palabra escrita, es una obra maestra. Los diálogos y las tramas son verdaderas joyas cuya gran sorpresa es que se mantenga y se aumente el nivel capítulo a capítulo. Es raro que una serie se adentre tanto en el funcionamiento de los mecanismos del Gobierno de los Estados Unidos pero ésta lo hace, de forma magistral y sin caer en americanismos baratos. Tiene un componente patriótico que es innegable pero también una fuerte dosis de autocrítica que se refleja en problemas reales de los americanos reales.

En mi opinión, la mejor serie de los últimos tiempos.

Una de las series más inteligentes que he visto en mi vida. Con unos guiones insuperables y una delicia de diálogos: vertiginosos, ingeniosos, inteligentes... nada es superfluo. Consigue llevarte del drama a la comedia con suavidad en todo momento. La dirección también es inmejorable y tan sólo se le puede achacar la poca verosimilitud de sus personajes (en especial del presidente Joshia Bartlet) sobre todo en el momento actual. Una salvajada el trato que recibe por parte de TVE.

Para los amantes de lo bueno: 'El Ala Oeste de la Casa Blanca'.
Quizás la mejor serie de TV que he visto en mi vida. Un guión genial, un reparto de quitarte un sombrero, y una dirección fuera de serie.
Consigue pegarte al asiento, y enfadarte cuando entran los anuncios. Esperas ávidamente que acaben para saber qué pasará después.
Los finales de cada temporada son brutales. Aunque es cierto aquello que he escuchado de que nos plantan unos personajes idílicos, que son la panacea de lo que deberían ser los políticos de la Casa Blanca, a mí eso me da igual. No busco tele-realidad en esta serie, sino puro y duro entretenimiento. Además es un entretenimiento inteligente. Los encargados de elaborar esta serie, han sido capaces de conjugar a la perfección situaciones de todo tipo. Desde secuencias más bien cómicas, relaciones personales, hasta tragedias de nivel internacional que tienen que ser resueltas por sus personajes.
No le doy un diez porque me da algo de apuro, pero me siento tentado a hacerlo.

27 premios Emmy, 3 globos de oro, y multitud de premios a nivel internacional, hasta hacer un total de 81 premios!!!, se reunen en torno a esta serie de TV. Siendo actualmente, la serie mas premiada de la historia de la TV.
Cuando la introducción es tan poderosa, solo queda responder a una pregunta: ¿Es para tanto?, ¿realmente la serie ha merecido todos estos elogios?
La respuesta es igual de contundente que la introducción de este análisis: SI!!!
Estamos ante una obra de un calibre tan exquisito, tan arriesgado y hecho con tanto cuidado que sólo resta quitarse el sombrero y desear que algo de esta irrepetible serie haya quedado para el futuro del panorama televisivo.
Por encima, de actores, fotografía, ambientación... por encima de todas las cosas que esta serie ofrece, de manera excepcional, en cada episodio, hay un elemento que se erige en la cumbre de la historia televisiva. El guión que ofrece esta serie no solo es merecedor del mayor de los aplausos. Sino que constituye, en mi opinión, un sólido elemento de estudio para todo aquel que sienta interés por llegar a ser guionista tanto de cine como de televisión. Se denota un cuidado tan meticuloso en cada diálogo, en el que absolutamente nada está puesto por azar o por pereza, que solo resta cobijarse en el pensamiento de que nos han estado dando migajas secas en muchísimas series de TV, y ahora alguien nos da hogaza de pan recién sacada del horno y con la textura perfecta. El guión de cada capítulo forma 42 minutos de ritmo trepidante, adictivo, inteligente y entretenido, a pesar de ser, en el fondo y en la forma una serie meramente política. Y es que en esta vida, hay quién hace de la serie de humor algo aburrido y pesado, y quién de un tema tan proclive a la lentitud, la dificultad o incluso el aburrimiento, te da una clase magistral de adicción, ritmo, estilo, inteligencia y la mezcla perfecta entre humor y drama. Además del riesgo evidente que existe, tocando temas tan proclives al debate, como la prostitución, la educación, las políticas sociales, la pena de muerte, las campañas electorales o el trafico de drogas. Por todo esto solo me resta decir, de la manera más sincera posible: Gracias Aaron Sorkin!!!

Cuando al guionista Aaron Sorkin se le ocurrió la idea de retratar el interior de la Casa Blanca y meterse de lleno en la gestión del Presidente de Estados Unidos, es probable que no se imaginara la calidad con la que se desenvolvería en su proyecto. Pues bien, "El ala oeste" es una de las mejores series que jamás he visto, y todo gracias a una dirección de lujo y a unos guiones inmejorables, en los que se funde el drama y la seriedad con diálogos cómicos, logrando así una serie entretenida y a la par crítica y cultural.
La calidad de la serie se ve elevada gracias a una dirección artística de lujo y un reparto sobresaliente con Martin Sheen a la cabeza. De los secundarios destacar a Allison Janney, que llena la pantalla con cada aparición, a John Spencer como mano derecha del presidente, y a un divertido Bradley Whitford. También destacar las aparición estelar en varios capítulos de la gran Stockard Channing como Primera Dama.
Recomendada e imprescindible para entender la televisión del nuevo siglo.

Al fin he encontrado una serie de Tv donde los diálogos forman una parte esencial, donde cada personaje inculca una forma diferente de abordar dichos diálogos, sin caer en la mediocridad que últimamente abunda en muchos de los papeles que se les ofrecen al los actores de Tv, que sin más remedio han de aceptar aunque este por debajo de sus posibilidades interpretativas.

Al fin una serie, clasificada como Drama (sobre temas políticos) inteligente, que ha recibido el beneplácito de gran mayoria de espectadores (líder de audiencia en sus primeras temporadas), de la crítica y del mundo de la TV (serie galardonada con 3 globos de Oro y 26 Emmy's)

Al fin nos muestran un papel de Presidente de los Estados Unidos fuera de lo nomal, sin ser perfecto y sin poder salvar al mundo en los últimos minutos. Simplemente nos muestra como podría ser un Presidente de los Estados Unidos sin las caretas típicas que Hollywood nos suele "deleitar".

Si te gusta la política es tu serie: te gustarán los personajes, la trama argumental principal, e incluso tendrás momentos en la cual gracias al tono irónico del personaje que interpreta un gran Richard Schiff, podrás echar alguna que otra carcajada.

En definitiva, si te gusta series con diálogos inteligentes, con temas más o menos de actualidad, que enganche, pero sobre todo, que no maltrate al espectador... tu serie esta es tu serie.

La política americana tiene ciertas virtudes que echo en falta en nuestra forma de entender el "arte de dirigir el país". Quizás sea por la juventud de nuestra democracia (siendo optimista), quizás por el antiamericanismo que late en los corazones de muchos de mis congéneres (siendo pesimista). En cualquier caso, candidatos como los americanos (para bien, y para mal), no los hay en Europa. Y lo digo abiertamente: siento envidia. ¡Yo quiero a un Barack Obama!

Pero no escribo esta crítica por eso. La escribo porque considero muy injusto por mi parte no compartir con los que me lean que esta serie, El ala oeste de la Casa Blanca, MERECE LA PENA.

Es un drama político que se centra en narrar la intensísima vida que late entre los cimientos de la Casa Blanca, poniendo, lógicamente, gran énfasis en las diferentes personalidades del Presidente (el carismático Martin Sheen) y un, para mí, ya legendario equipo de asesores entregados y profundamente profesionales.

Advierto que esta serie NO ES PARA TODOS LOS PÚBLICOS. Es muy compleja. Es rapidísima. Tiene un guión endiabladamente bien pensado, saturado de política americana, plagado de frases para el recuerdo, personajes que se definen en sus gestos, en sus miradas, en sus intervenciones, todas ellas fugaces. Es carismática. Es muy americana. Es idealista. Y, sobre todo, (y esto lo digo con sana ironía), es MUY DEMÓCRATA.

Seguir esta serie exige entrega y atención al espectador. Mucha más que la que exigen otras series de las que abundan hoy en TV, ya que, aunque al principio los episodios no guardan estrecha relación, al final de la primera temporada este apartado cambia. Quizás este factor haga replegarse a los que no dispongan de mucho tiempo. Pero os animo a arriesgaros. Os recompensará enormemente con sus inolvidables personajes: Un emblemático orador como Jebb Bartlett (Martin Sheen), Presidente de los EEUU de América; Leo McGarry, el carismático y sabio jefe de personal (entrañable John Spencer); Josh Leman (mi favorito, Bradley Whitford), un impulsivo, genial e irónico orador y asesor del Presidente; Sam Seaborn (Rob Lowe), un inteligentísimo, agudo y despistado asesor jurídico; Toby Seagler (Richard Schiff), el director de comunicaciones idealista, perfeccionista y seguro de sí mismo; y, cómo no, la majestuosa Claudia Jeanne Creeg, CJ, interpretada por Allison Janney con una gracia soberbia como agente de prensa.

Me he dejado atrás a otros tantos personajes indispensables, pero prefiero que los descubráis vosotros mismos disfrutando esta serie. La recomiendo de corazón.

Lo mejor- Su excepcional guión y sus emblemáticos personajes.

Lo peor- MUY POLÍTICA. Cuesta meterse en el tema, pero una vez lo logras, es imposible salir. La gente que no esté interesada en la política americana, (o en la política en general), puede ver en este elemento un serio hándicap a la hora de enfrentarse a las cinco temporadas que componen la serie.

Mi primera crítica en FA.

El Ala Oeste es una serie trepidante, basada en unos diálogos fragmentarios y complejos que se desarrollan en los pasillos, y de manera aparentemente caótica. Los guiones son milimétricos, como obras de relojería. La he visto tres veces (las 7 temporadas, capítulo a capítulo), y hay muchos que son verdaderas películas, y de las de 10. Están plagadas de momentos inolvidables: momentos en los que tengo que parar y volver para atrás a ver una secuencia que me emociona.

Los protagonistas son arrogantes, pretenciosos, brillantes, se equivocan, aprenden, discuten: el sentimiento de equipo, la lealtad, la vocación de servicio público y a la comunidad, hacen de esta serie una lección de lo que es la gran política (no las mezquindades a las que solemos asistir, aunque las haya a raudales). Un grupo de personas comprometidas de verdad con lo que hacen.

Aun siendo simpatizante de los demócratas americanos, no me fijo tanto a la hora de valorar la serie en si realmente es así la Casa Blanca. No importa, así debería ser, y así debería ser La Moncloa y cualquier gobierno de cualquier sitio. Principios sólidos y mucho trabajo para el bien común. Un tema curioso es la extrema importancia que tiene en la serie la educación. Es que la tiene.

Tal vez el mayor punto débil de la serie es Martin Sheen. Demasiado forzado a veces (sólo a veces). Y que puede parecer algo maniquea en ocasiones. Así que como nada es perfecto, le pondré sólo un 10. Porque al menos 30 capítulos de los 154 son películas perfectas. Y eso ya es mucho más de lo que estoy acostumbrado a ver.

Aviso que gran parte de la crítica está en el spoiler. Una pequeña parte de los momentos que más me gustaron. Porque esta es una serie de momentos, de flashes de profunda humanidad, de clarividencia frente al ruido; los momentos por los que pasa un grupo de personas excepcionales tratando de cambiar el mundo.

Eso es política. Magistral.

Tras varios años de oir halagos y recomendaciones, me he decidido a comenzar a descubrir esta galardonada serie sobre los intríngulis (que diría el otro...) de la política norteamericana, a través de las vivencias y actividades del personal de los diferentes departamentos en la White House, desde el chico de los recados hasta el mismo Presidente de la primera potencia del mundo, competentemente interpretado por un carismático Martin Sheen. Y me gusta la serie, me gusta. Es inteligente, tiene muy buenos diálogos y buenos personajes y situaciones. Y engancha, aunque en unas subtramas más que en otras, obviamente.

Como defecto le veo una fotografía que es la típica "oscurantista" de muchas series norteamericanas y que nunca he entendido. Si en la realidad un despacho, o juzgado, o biblioteca, etc, están tan bien iluiminados (incluso sobreiluminados)... ¿por qué se empeñan en filmar con esas luces "bladerunnerianas" y esos feístas claroscuros? Me tira para atrás por irreal y antiestético, y no me gusta el aspecto visual, lo cual también es importante a la hora de juzgar un producto audiovisual, claro. Aunque sí está bien realizada y montada.

Otro defecto que en esta ocasión invita un poco a la hilaridad incluso, es el que comentan varios usuarios en las críticas de la serie publicadas aquí: esas "peaso" conversaciones interminables mientras andan por los pasillos, jajaja. No es nuevo, porque se ha visto antes y es un poco así como ir de guays, porque todo el mundo parece ser muy avispado en todo momento en dichas conversaciones, diciendo lo preciso, y demostrando los interlocutores tener contínuo ingenio mientras sortean todo tipo de obstáculos humanos a su paso, juas. Es algo ridiculillo y suena a lo dicho, a que van de guays tanto los personajes como los responsables de la serie, por la proeza técnica que hace falta en cuanto a la realización. En vez de esperar a llegar al despacho para hablar... :D

Ah, y por mucho que sea una representación de una Administración Demócrata (más abiertos al mundo que sus opositores, por tanto, y de mente) hay mucho de justificación de la política exterior norteamericana, y también un cierto tufillo a "pobrecitos el resto del mundo, que no tienen la inmensa suerte de pertenecer a este gran país". A mí, como más allá de cierto "fantasmismo" y nacionalismo evidente del pueblo estadounidense, no me gusta nada el antiamericanismo barato imperante, no me disgusta en exceso este aspecto de la serie.

Habiendo podido disfrutar de las 7 temporadas completas "en serie", no puedo menos que decir que comparto todo lo expresado por la crítica que me precede: una joya. El tórrido verano 2009 lo pasamos con los Bartlett, Josh, C.J. Tobi, Leo, Donna, etc. No creo que se pueda hacer algo mejor que esto. Tal vez la única serie que - a mi gusto - "le anduvo cerca" fue "Roma", de temática similar.
Si bien The West Wing tiene una indudable impronta arquetípica - inevitable en un producto masivo norteamericano, elaborado por una de sus empresas multinacionales más famosas -, ello no le resta atractivo en absoluto, ya que nunca cae en la obsecuencia ni renuncia jamás a un elevado "nivel de lenguaje", lo que la torna un producto de adultos para adultos al máximo nivel (a lo Bergman), y al mismo tiempo pasible de ser visto por jóvenes inteligentes que quieran "aprender a pensar". A mi entender muchos de sus capítulos - si no todos - deberían ser vistos en universidades y escuelas secundarias. Y ¿por qué no? exhibirse en TV abierta en países como el que habito - Argentina -, en el que la "clase política" ha caído en una desesperante pobreza intelectual. ¡Qué bien nos vendría The West Wing" para que el pueblo tuviera la posibilidad de acceder a una dimensión alternativa de lo que la democracia "puede ser"! Sinceramente, hubiera deseado que "El Ala Oeste" no terminara nunca.

Qué decir de El Ala Oeste. Cuando empecé a verla, fue por la curiosidad de ver por qué había ganado tantos premios y se había llevado el aplauso unánime de la crítica. Pero una vez empiezas a verla, te engnacha.

Con un guión estupendo, diálogos brillantísimos y muy rápidos y uno de los mejores grupos de actores que se han reunido para cualquier serie de televisión. Empezando por Martin Sheen (maravilloso como el presidente que cualquier país querría tener) y continuando por John Spencer (espectacular como el jefe de gabinete que se las sabe todas y sabe qué hacer en cada momento), Bradley Whitford (mi personaje favorito, como el político cínico que al mismo tiempo es capaz de meter la pata en cualquier momento y que protagoniza algunos de los momentos más divertidos de la serie), Allison Janney (ganadora de 4 premios emmy por su espléndido papel de CJ Cregg), Richard Schiff (fantástico como el gruñón director de comunicaciones), Rob Lowe (en su mejor papel), Janel Moloney o Stockard Channing (en sus esporádicas pero fantásticas apariciones).

Una de las señas de identidad de la serie fue sin duda, su capacidad de intercarlar momentos extraordinariamente divertidos en una serie muy dramática. Algunos de sus capitulos son auténticas joyas (particularmente impactante fue el capítulo final de la segunda temporada "Two Cathedrals" en el que Martin Sheen tiene una de las mejores actuaciones que yo he visto a cualquier actor en una serie de televisión).

Si no la habeis visto, os la recomiendo porque es una maravilla.

La naturaleza coral de "El Ala Oeste de la Casa Blanca" es una gran virtud. Pero no nos engañemos, nada sería lo mismo si no se adivinara la ascendencia de Martin Sheen, su espíritu omnisciente que impregna a todo su gabinete, a todos los hombres del presidente. El primer capítulo de la serie es paradigmático: Sheen no aparece en pantalla hasta los últimos minutos, acaba de sufrir un ridículo accidente de bicicleta y aún así se atisba su personalidad, su grandeza de hombre entero. Cuando aparece y actúa ya no nos quedan dudas: queremos a este presidente.

He aquí Jed Bartlet, el líder de la superpotencia que debe lidiar con el fin de la historia (debería darte vergüenza, Fukuyama) tras el muro de Berlín, que debe gobernar a una América "ensimismada en sus Biblias, sus pistolas y sus centros comerciales" (la frase es de Enric González) y, por extensión, nos guste más o menos, a todo aquello que se conocía como el mundo libre.

Bartlet: católico, liberal (en el sentido que se le da allí a la palabra), íntegro, capaz. Premio Nobel de economía, nada menos. Quizás demasiado idealizado si lo pintamos así a alguien que no haya visto la serie, pero humano, humanísimo en su desarrollo.

A su lado, la gente que querríamos que dirigiera nuestro país, más allá de ideologías: gente inteligente, honrada. Personas entusiastas en sus convicciones. Leo McGarry, jefe de gabinete: autoritario pero leal, la mano derecha de Bartlet. Toby Ziegler, director de comunicaciones: brillante, cínico, demoledor en sus argumentos. Y Sam Seaborn, Josh Lymann, C.J. Cregg, y los roles menores. ¿Son demasiado buenos? Seguramente. Pero se lo perdonamos porque aun siéndolo son creíbles, complejos, reales. Y se lo perdonamos porque los guiones son brillantes, porque la dirección es magnífica, porque las actuaciones están perfectas.

Se lo perdonamos porque, en definitiva, la serie es una puta maravilla.

Lástima que la septima temporada sea la última.
Gracias a Aaron Sorkin por su genialidad, por enseñarnos y acercarnos al mundo de la política americana, tan distinto al nuestro. Los guiones, los personajes, las tramas, son de una gran calidad. Bien es cierto que hay momentos en que te puedes perder en los dialogos, por tanta información como rapidez de palabra de los personajes. En fin, una pena que se acabe. Es simplemente genial.

Roosevelt, Wilson, Kennedy, Clinton... la mayoría de presidentes decentes de los Estados Unidos siempre fueron democratas, frente a Nixon, Reagan, los dos Bush... y ya que la serie tenga en la Casa Blanca a un presidente demócrata cuando históricamente los republicanos han manejado el cotarro parece toda una declaración de intenciones, razón por la que se emitió en la NBC y no en la recalcitrantemente republicana FOX.

Si bien se nota que las críticas de mayor puntuación las han escrito entusiastas seguidores de la serie con los que comparto la mayoría de opiniones vertidas, diré que no me parece tan excelente como para ponerle un diez pero quizás si la serie más inteligente que se haya emitido por televisión, con un gran reparto, y que aborda unos temas muy interesantes (sobretodo los referidos a políticas sociales) y fácilmente transportables a nuestra propia política, salvando las distancias.

Visto así una serie de politiqueo puro y duro puede parecer aburrida, pero el carisma de los personajes, en especial del presidente, así como el ácido guión, plagado de chistes inteligentes, comentarios mordaces, gags y tomaduras de pelo entre los personajes (lo mejor es como su ayudante le toma el pelo al presidente cuando se pone pedante) nos hará reír en más de una ocasión.

Lo peor son algunos momentos patrioteros, que almenos están muy bien llevados, no suelen ser gratuítos y ocurren muy de vez en cuando, por lo que los menciono solo por criticar algo no tan positivamente. Otra cosa del todo increíble, aunque de otra forma la serie no tendría esa gracia, es el talante con el que se pinta al presidente, que en ocasiones parece más un santo erudito doctorado en derecho que un bruto mentecato y descerebrado como el que ocupa actualmente su silla en el despacho oval... así pues lo dicho, que diferentes serían las cosas si Barlett fuera el presidente de verdad.

Con una calidad alta, salvo algunos episodios de la temporada 5 y que te deja con ganas de más. Sin necesidad de efectos especiales, con unos guiones más que decentes (la mayoría de las veces), con actores fijos muy buenos y con actores que intervienen en diversas tramas a lo largo de varios episodios (continuos o no).

Posiblemente una de las 10 mejores series de todos los tiempos y para verla una segunda vez, una de las 3 mejores. Si no la has visto y con los políticos que hemos tenido en los últimos años ... una buena terapia para ver que puede haber un mundo mejor.

Como los buenos vinos, además esta serie parece mejorar con los años.

Todo lo que se pueda decir de positivo sobre esta serie es poco. Es una maravilla. No la he conocido hasta ahora, que la he visto en dvd casi de golpe (me faltan las últimas temporadas), no comprendo por qué en nuestro país no ha sido más popular. Incluso nuestro políticos deberían verla como parte de su formación continuada. Soy un ferviente admirador de C.J. y de Charlie.

Serie rápida, entretenida, interesante. Sin caer en la mediocridad de líos amorosos ni cosas por el estilo. Todo lo que acontece tiene un porqué. Además de ver la política por dentro. Engancha. La lástima es que son sólo 7 temporadas. Por ahora, claro.

El gran baluarte de esta serie sobre el gabinete político de la Casa Blanca son los los vertiginosos, afilados, imaginativos e inteligentes diálogos escritos por Aaron Sorkin, creador y guionista plenipotenciario de la misma. Un despliegue de ritmo y buen gusto acto para todos los públicos, esto es, no muy realista -como sí que diríamos de The Wire o The Thick of It- pero, una vez asumida esa premisa la serie, que es su autor, nos conquista por boca de unos personajes a los que definitivamente amamos y echamos de menos cuando, tras la cuarta temporada, Aaron Sorkin abandona la serie para siempre y las tramas y personajes van muriendo por repentina inanición de genio. Lo votáramos o no, todos convenimos en que nunca ha habido un presidente de los Estados Unidos mejor que Martin Sheen (ni él ha tenido un mejor papel -sigh- en toda su vida

Una de las mejores series de la historia. Cuenta todos los aspectos de la vida política desde dentro sin obviar ningún detalle. Grandes personajes y actuaciones maravillosas (Martin Sheen demuestra que es un magnífico actor). Quizás se le pueda reprochar que alguna temporada baja el nivel o que algún desenlace final es previsible pero aún así sigue siendo una serie redonda.