7 Críticas de los usuarios

Es una película de suspenso, para nada de terror. 3 protagonistas principales en el que uno es un psicópata, lo que provoca una situación angustiosa a los otros dos personajes.
No se pierde mucho tiempo en presentar a los personajes, ni porqué llegan a la situación en la que están, cosa que se agradece, pero la trama final la estira bastante con un final que no llega a ser contundente, es muy tibio.

Eva (Virginia de Morata) y Pablo (Rafa Castillo) dos años después de una desgracia personal, se ven en una situación límite debido a que el hotel donde trabaja Eva va a cerrar los meses de invierno. Decididos a pasar desapercibidos en el hotel durante esos meses sus planes se ven truncados cuando un inquietante vigilante de seguridad Saúl (Hector Medina) les descubre, pero decide no denunciarlo y hacer de ellos un juguete en sus manos. Pero ese matrimonio lleva mucha carga a sus espaldas, han perdido lo que más querían es sus vidas, no serán unas presas fáciles.

Todo hace entre veer que es de esas películas que o bien son fruto de un director en sus inicios, o son de esas películas en las que se quieren probar cosas como actores, o como adentrarse en un género nuevo, y ver qué acogida tiene entre la opinión pública y la crítica.
Un psicópata acosa a una pareja normal, con la que puede empatizar cualquier espectador, y a partir de ahí a generar la tensión necesaria para que la película no se venga abajo, que no lo hace, pero no es de grandes vuelos.

No estoy muy seguro acerca de catalogar “esto” que en mala hora fui a ver al cine. Dudo entre un corto estirado como un chicle o dos cortos pegados de cualquier manera. No puedo denominarlo película, y menos de terror porque me provocó más risas que miedo. No convence el guión, los actores lo intentan pero no es fácil creerse unos personajes tan mal escritos: El personaje del malomalísimo es una completa sátira, la heroína "de acción" le echa ganas pero no es ninguna Lara Croft, y para qué seguir… Supongo que la intención era homenajear de alguna manera el thriller de los 80 y 90, pero cuando no se tienen buenas ideas, ni medios, ni tampoco ingenio, el resultado es ridículo y una pérdida de tiempo para el espectador. Me dieron ganas de largarme de la sala.

El director malagueño Enrique García, tras varios cortometrajes debuto en el cine en el año 2014 con la película “321 días en Michigan” un drama carcelario muy bien llevado y con unas actuaciones esplendidas. Ahora nos presenta su último trabajo, en el cual cambia completamente de registro.

La cinta es un Thriller que se mueve con mucha fluidez entre momentos de drama y de mucho suspense, pero también con buenas dosis de terror psicológico.

Nos cuenta como una pareja, después de que un acontecimiento trágico les dejará completamente destrozados, se introducen en un hotel cerrados por vacaciones en la época de invierno, la mujer es una trabajadora del lugar y se conoce todos sus rincones y las contraseñas de acceso. Lo que en un principio parecía una estancia muy agradable, se irá complicando a medida que pasa el tiempo.

La película tiene dos partes muy diferentes, la primera donde la pareja se va acomodando en el hotel, hasta que llegan los vigilantes de seguridad, a partir de ese momento empezarán sus problemas, sobre todo con uno de ellos. Y la segunda parte es la que sucede desde el momento en que son descubiertos y empieza un juego muy peligroso entre la pareja y el vigilante, un ser bastante despreciable por cierto.

El guion y la puesta en escena están bastante bien conseguidas, pero sobre todo lo que más destaca son las interpretaciones del trío protagonista que nos van llevando por esos pasillos, habitaciones y salones del hotel, produciendo un ambiente claustrofóbico. La película es dura y muestra de forma muy correcta hasta donde estamos dispuestos a llegar las personas para sobrevivir.

Para mí fue una agradable sorpresa al igual que su anterior trabajo, es un director muy a tener en cuenta.

Lo mejor: El trio protagonista
Lo peor: Se nota que está hecha con poco presupuesto

Vista en el Festival de cine de Calella, Resort Paraíso es un refrito mal cocinado de varias cintas de psichokillers más vistas que el tebeo. Calma total pero sin Nicole Kidman, De repente un extraño pero sin Melanie Griffith, El resplandor pero sin atisbo del gran Stanley Kubrick ni Jack Nicholson… El principal problema es un guión que mete en la coctelera una serie de secuencias sin mucho sentido, parece escrito por algún quinceañero que acaba de descubrir que el cine existe. Es una pena, porque a mi entender, cuando se intenta hacer una película low cost, la gran fortaleza debería ser la historia, un guión que haga olvidar las limitaciones que tiene la cinta. Es lo que nos enseñaron jóvenes cineastas como Kevin Smith con Clerks o Robert Rodríguez con El mariachi que consiguiendo hacerse un hueco en la industria. La falta de medios se suplía en esos casos con ingenio y talento, dos cosas imposibles de encontrar en Resort Paraiso, probablemente una de las películas de peor gusto que he podido ver.

Se puede ver, sobre todo si te gusta el género, pero veo notas excesivas en la comunidad. La historia no está mal, está muy interesante, pero tiene poca tensión, pero va mejorando a medida que avanza la cinta. Actuaciones más que correctas. Desarrollo un tanto flojo, sin escenas impactantes que te hagan pegarte a la pantalla. Hecha con dos duros. Para mí, no aprueba, así que no la puedo recomendar, pero se agradece el esfuerzo.

Vista en el pasado Festival de Málaga del año pasado y recuperada en algunos festivales del país, como el Nocturna de Madrid o el de Huelva, el visionado de Resort Paraíso es de un goce doble al disfrutar y sufrir una película de género de terror que parece provenir de la mezcla entre el suspense noruego de la primera parte a un Peckimpah enloquecido que disfruta con esa orgía de tensión y sangre final. La película funciona como homenaje a un género de terror que nos conocemos al dedillo, peroque no deja de sorprender por como toda una sala se contagia de esos sustos. El desbordamiento de la tensión acumulada, salpicado de los golpes de humor negro que ofrecen en su tramo final son un mínimo descanso para un espectador que se involucra con la película de una forma visceral, física. Resort Paraíso es una fiesta para ese espectador amante del slasher que también disfruta con la claustrofobia de la historia en un ambiente tan cerrado y de ajado fondo paradisíaco Si para algo está hecho el cine es para vivir experiencias extremas desde la comodidad de la butaca. ¿Cómo no disfrutar del mal ajeno en pantalla cuando el personaje femenino (interpretado por la increíble Virginia de Morata es perseguida por el psicópata terminator de la función Hector Medina? Miren a los dos lados de su butaca cuando llegue la secuencia de las uñas, no digo más. Muy recomendable para verla con público ávido de emociones fuertes.

Drama, thriller y terror, todos estos géneros tienen cabida en esta modesta pero intensa producción malagueña en la que la una amplia variedad de emociones están a flor de piel durante los menos de noventa minutos que dura. Un metraje ideal para contar una historia que no se anda con rodeos, y que desde el primer minuto ya impacta al espectador, algo que afortunadamente consigue en continuas ocasiones.

Esto no sería posible sin la magnífica labor de su trío protagonista, quienes interpretan a la perfección unos personajes cuyos demonios interiores salen a la luz de las formas más inesperadas en una película rodada con esmero y con una sencilla aunque eficaz puesta en escena.

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