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7 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
10 motivos para querer descubrir "Please Like Me":
1) El título "Please Like Me" ya es toda una declaración de intenciones de la serie (Por favor, quiero gustarte), un título algo patético, algo desesperado, de alguien con una baja autoestima, con problemas de autoaceptación y de relación con su entorno. Todo ello ya nos indica que no nos encontramos ante una comedia al uso.

2) Su sentido del humor aussie, que nos recuerda al de algunas producciones cinematográficas de los 90', como "La boda de Muriel" o "Las aventuras de Priscilla, reina del desierto". Un humor petardo y lleno de encanto. Es divertida, agridulce y respira un aire de verdad en sus tramas y en sus diálogos.

3) El protagonista (Josh) es muy awkward, tiene un puntillo fricky, que lo hace insoportable y adorable a la vez. Aquí dejo un fragmento de su voz en off que aparece en los primeros momentos del piloto y que ya define muy bien ante qué tipo de personaje nos encontramos: "¿Por qué no puedo nunca disfrutar de las cosas? (...) Hoy es un día brillante. Hace sol, estamos en el primer mundo, acabamos de pedir un helado de 19$, de esos deliciosos. Pero sólo puedo pensar en lo fea que es mi cara. Estoy obsesionado. Pronto voy a cumplir 21, así que esto es todo lo guapo que voy a llegar a ser (...) A partir de aquí todo es cuesta abajo."

4) El actor protagonista (Josh Thomas) es a la vez, el creador y el guionista principal de la serie, muy a lo Lena Dunham con "Girls". De hecho, algunos medios de comunicación la han llamado "la versión gay de Girls". Thomas ya era un conocido cómico de 26 años en Australia y al igual que la Dunham le da a la serie ese aire fresco, un poco a lo indie, como de comedia del Festival de Sundance.

5) La premisa puede parecer típica, facilona e incluso superficial a primera vista, pero en realidad está bien escrita y llena de verdad. Josh acaba de cumplir 21 años y ese mismo día le abandona la novia, alegando que le deja porque cree que es gay y no lo sabe. Ese mismo día conoce a un atractivo chico que se siente atraído por él, pero Josh es tan inseguro que no puede creerse que se interese por él, por lo que autoboicotea toda posibilidad de que las cosas salgan bien. También resulta interesante la idea de esos padres, que cuando uno va creciendo, dejan de ser héroes para pasar a ser unos personas normales que no siempre tienen idea de lo que están haciendo.

6) La química entre el joven elenco: el propio Josh (el protagonista), Tom (su compañero de piso, mejor y único amigo de Josh), Claire (ex-novia de Josh, desde que lo abandona en el primer episodio, pero que sigue siendo su mejor amiga, incluso presentándole chicos para ayudarle a salir del armario) y Geoffrey (chico guapete que, contra todo pronóstico, se siente atraído por el rarillo de Josh).

7) El interesante grupo de protagonistas más veteranos: Rose (la madre de Josh, que no ha levantado cabeza desde que su marido la abandonó por una mujer más joven y con un claro transtorno bipolar), Alan (el padre de Josh, en plena crisis de mediana edad, por eso se compra coches de tío más joven, sale con una jovencita... y que sigue sintiéndose tremendamente culpable por haber abandonado a Rose), y mi preferida, la tía Peg (la tía abuela de Josh, irascible, deslenguada, y a la que le gustan las bebeidas fuertes, ya está de vuelta de todo, tiene setentaipico años, ya no le queda tanto por vivir, así que ha decidido decir todo lo que piensa; a pesar de todo ello, resulta un personaje enormemente entrañable).

8) Esa brisa de tristeza que desprende la serie, llena de personajes con buenas intenciones y que intentan hacer siempre lo correcto, pero que muy a menudo no lo consiguen. La serie está llena de situaciones hilarantes, pero que en el fondo tienen un regusto agridulce, como cuando Rose le pide a su hijo que le tome una foto para su perfil de citas on-line. Dibujándonos un mundo donde noticias importantes llegan a través de mensajes de textos o donde la gente necesita jugar a juegos con alcohol para poder hablar de lo que realmente quiere hablar

9) ¿Cuántas series australianas hemos visto? Tenemos que remontarnos a los 80', cuando seguíamos por la televisión autonómica el culebrón diario "Neighbours", donde podíamos ver a una pizpireta Kylie Minogue interpretando a una adolescente, o a mediados de los 90' con la serie "Los rompecorazones", versión de "Sensación de vivir" pero situada en las antípodas y sin tanto pijerío.

10) La buena y sorprendente noticia de que la serie ha sido renovada a una segunda temporada, contra todo pronóstico. Esta segunda tanda de episodios todavía no tiene fecha de estreno.
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29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Oro puro
Escenas de humor irresistible, conversaciones sin sentido y hasta tramas en donde odias la poca empatía de Josh hacia todo lo demás. La evolución es perfecta. Reluce por sí sola.
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17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La serie que gusta y empacha
Desde Australia nos llega esta comedia dramática protagonizada por el actor Josh Thomas – también nombre del personaje protagonista- , que también es su creador; de hecho, aquí parte su egocentrismo, intencionado o no, que vamos a encontrar a lo largo de todos los episodios.

La historia arranca con Josh y su novia, Claire, terminando su relación debido a la “nueva” orientación sexual de Josh: es gay. Lo inusual del asunto es que la noticia de su propia homosexualidad le llega a Josh por boca de Claire, situación que él no tarda en aceptar iniciando una relación con Geoffrey, el compañero de trabajo de Tom, su mejor amigo. El elenco de personajes se ve completo con una madre con tendencias suicidas y un padre que ha rehecho su vida con una tailandesa más joven que él.

Con un aire indie y modernillo –que esto sea una virtud o un defecto depende de ti-, la serie trata temas controvertidos y actuales como la homosexualidad o el aborto, todo desde un ángulo bastante optimista y sin perder la sonrisa, lo que le ha hecho ganarse numerosos elogios por parte de la crítica y el público;pero, por desgracia, aunque para el microcosmos de Josh lo sea, todo no podía ser tan perfecto,y a Please like me le encuentro varios defectos que no pasan desapercibidos.

Cualquier parecido de los personajes y sus vidas con la realidad –cualquier realidad- es pura casualidad. Las planas reacciones y emociones de los personajes no escapan de un gran repertorio de risas, sonrisas, frases con chispa y miradas propias de alguien que está fumado y le resulta difícil aguantarse la risa; nadie llora, grita, tiene rabia, sufre, manda a la m**rda a alguien, todo esto a pesar de darse situaciones traumáticas como la pérdida repentina de un ser querido, pero aquí nadie se pone nervioso, y a mi todo eso si que me exaspera. Para completar el cuadro, Josh happy-flowerpower , que por momentos se va convirtiendo en un ser irritante, se rodea de chicos guapos interesados por él al más puro estilo Paco Martínez Soria y las suecas en la Costa del Sol. En resumen, una irrealidad con la que el espectador difícilmente se encontrará identificado y representado.

A pesar de todo el percal, después de varios intentos desesperados de no prestarle más atención a esta serie, me ha resultado difícil no ver un episodio más. Josh y compañía con sus ganas de gustarte, te dejan con ganas de más, con el deseo culpable de otros 20 minutos de buenrollismo rosa, queriendo saber si, por fin, alguien alzará la voz o se hartará de todo de una vez por todas. Salvando las distancias con Lena Dunham, podemos encontrar similitudes entre Please like me y la serie Girls, así que si te gustaron las andanzas de las cuatro chicas por Nueva York, seguramente te interesará ver a Josh con su jiji y su juju. Me cae mal, se nota, ¿no? Pues solo un consejo: no te lo pierdas.
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11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cuando aprendemos a hacer frente a los envites de la vida...
Sorpresa. Grata sorpresa. Buscando la livianidad y la instrascendencia, uno cayó en esta serie. Pero cuan advenimiento del Señor las tramas y los personajes me dieron de bruces con reflexión, humor, normalización y vitalidad. Los valores que podemos observar en las relaciones expuestas en esta serie van más allá de la somera nimiedad. Un compendio de viscerales, realistas, maduras y reflexionadas actuaciones que pueden llevarnos a la introspección y ponderación más profunda. El humor, en su rama más irónica, es la constante en las vidas de sus protagonistas. Una clara apuesta por dejar claro que las buenas vibraciones son un 'late motive' por el cual apostar en las vicisitudes del día a día. Pero la perla que se vislumbra en esta amalgama de descubrimientos vitales de esta pandilla de amigos son los valores por los que apuesta. Una normalización de las enfermedades mentales, una apuesta por la vitalidad como fin, un desafío a las mutabilidades diarias, un envite a la homofobia, una exhortación a la amistad. Todo embalado en un producto con gracia, dinamismo, impacto y calidad visual. Una escenografía mínima, colorista y realista, con la ayuda de una banda sonora impactante, con mensaje y vitalista. Unas tramas veristas, creíbles y unos diálogos basados en la concreción, la sabiduría y el poder de la palabra, que llenan los huecos de esas reacciones a veces traumáticas.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una joya de Australia
Es magnífica en todo sentido, desde los personajes con diferentes matices hasta la trama que se va construyendo sin dejar de perder el foco y apostando tan bien a las tramas secundarias. El protagonista es tan natural en su forma que te llega al corazón desde el lado más realista. Como bien lo ha comentado Josh Thomas, la serie toma fragmentos de su vida personal.
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Humor, amor y ternura
Una de las mejores series que podría categorizar de sitcom que he visto jamás. Me encanta la ternura y el humor con la que se hablan las cosas y en general me parece que es una serie que humaniza mucho a las personas y muestra las contradicciones que viven en su día a día.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Tartas y tortazos
Confirmado, “Girls” de Lena Dunham ha hecho mucho daño al subconsciente seriéfilo colectivo. No es que la serie que monopolizan tanto a nivel interpretativo como de escritura dos comediantes australianos (Josh Thomas y Tom Ward) y dirigida por Matthew Saville sea una respuesta a las vivencias neoyorkinas de Hannah Horvath. Tampoco es un pretexto ni la idea, aunque vivamos en tiempos de zorroneodependencia. Desconozco también si podamos llegar a ver un remake americano de “Please Like Me”: ¿suficientemente petarda para complacer al público de “The New Normal”? ¿Demasiado mojigata después de “Queer as folk”? ¿Suficientemente inteligente y divertida para tener un espacio propio en una cadena de cable como FX? Lo siento, veo esta serie desde cierta intrascendencia más allá de una inexistente competición de ombligos.

Es admirable y meritorio que la televisión australiana siga el ejemplo británico de BBC, Channel 4 y similares y que sus series tengan seis capítulos por temporada. Otra cuestión es que el foco de inspiración se ciña más a los patrones que impone la ficción norteamericana. En “Please Like Me” interesa la dramedia que plantea sobre divorcios, suicidios, abortos, desamor y muerte y fugaces y brillantes recursos de guión para voltear las trágicas situaciones en instantes cómicos… Aunque después de ver los seis capítulos que componen la primera temporada de la serie de Josh Thomas me he quedado igual que empecé. Lo primero es que me pone muy nervioso el pelo de Thomas: el pobre se está quedando calvo y se coloca el flequillo a lo Anasagasti y José Oneto y provoca más pena que otra cosa. También cierta grima porque siempre he pensado que podría saltar a cámara la rata que lleva puesta en la cabeza... Y lo segundo es que no me creo la serie. ¿Estudiando para ser un Licenciado en Industrias Creativas? ¿Estudiando? ¡Pero si no se le ve con un libro en toda la primera temporada! Por no decir que NADIE se puede creer que este tipo se haya ligado y calzado a Caitlin Stasey…

La serie trata sobre tartas y tortazos de la vida, sobre madurar, encontrar un lugar en el mundo y el temor a ser penetrado analmente por un trozo de carne antes de cumplir los 21. Nada nuevo. Puede interesar también que se pretenda una catarsis gastronómica con títulos de comidas en cada capítulo partiendo desde sus títulos de crédito… aunque realmente el buen culinario quede cocinado en comida basura. Argumentos trillados y bases argumentadas explotadas hasta la saciedad son una mala base para meter en el horno. No obstante —y pese a no ser ni tan divertida ni tan sorprendente como podría— se agradece que los diálogos queden esquematizados a sexo oral, falos y enfermedades de transmisión sexual.

En definitiva, los episodios (y esta serie) están titulados con nombres de comida aunque tampoco son para comérselos… Esperaremos a un relevo english, petardo y gay en London con una versión post-adolescente de Jarvis Cocker repleta de iniciación sexual rectal, comentarios ácidos y referencias pop. Aquí el ‘pop’ lo ponen con una canción pedorra-petarda como catarsis grupal reincidente y habitual: ‘5, 6, 7, 8’ de Steps… Sí, para salir corriendo en 4, 3, 2, 1…
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6 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
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