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Two Years at Sea (2011)

Two Years at Sea
88 min.
6,3
117
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Trailer
Sinopsis
Jake vive en medio del bosque. Sale a caminar en cualquier clima y duerme siesta entre los campos y árboles brumosos. Construye una balsa para pasar el tiempo en el lago. Conduce un jeep destartalado para comprar pertrechos. Se lo ve en todas las estaciones, sobreviviendo frugalmente, viviendo el sueño radical que tenía cuando más joven, un sueño por el que trabajó dos años en el mar. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Cine experimental
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Two Years at Sea
Duración
88 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Premios
2011: Festival de Venecia: Premio FIPRESCI (sección "Orizzonti")
7
LaButacaAzul.com
¿Cómo filmar a alguien que lo ha perdido todo? Alguien que ya no tiene nada y que, sin embargo, ha encontrado su auténtica libertad al despojarse de su vida pasada. Alguien que ya no vive en la memoria de ninguna otra persona y que para encontrar su verdadero lugar ha tenido que renunciar al mundo de los hombres, con el dolor que conlleva la renuncia al ser querido, un dolor que se traduce en silencio. Cómo filmar a alguien que ya no existe.

Tiene mucho sentido que, para narrar esta historia, Ben Rivers haya utilizado la última lata de la ya extinta película Kodak plus X, un celuloide con fecha de caducidad que ha recogido el universo secreto de un fantasma del bosque, un relato filmado que no podría existir de ninguna otra manera. El cine le regala a Jake Williams, el único habitante del profundo bosque escocés, el primero de los tres milagros que le ofrece mientras la película Kodak continúa rodando. El mundo invisible, que hasta ahora era visible sólo para el anciano, será para siempre físico e inextinguible.

La cámara sigue a Jake a través de su devenir cotidiano en el bosque, recogiendo el testimonio de las acciones del hombre frente a la naturaleza. El anciano se detiene y se tumba sobre el campo, hundiéndose en la hierba y suspendiendo el tiempo, como si quisiera fundirse con el entorno de manera absoluta, un gesto que repite día tras día de una manera no consciente.

Las fotografías de tiempos pasados que Ben Rivers encuentra y que va colocando en el montaje de su película para servirse de ellas como si del eco de una época desaparecida se tratase, están a punto de desvelarnos una historia que se nos niega durante el metraje. Quién es Jake Williams, de dónde viene, por qué su sueño era alcanzar esta forma de vida y a qué ha tenido que renunciar para conseguirlo.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Walden by the sea
¿Quién no ha pensado en irse a vivir a una cabaña en medio de la nada? Desde luego es un pensamiento recurrente en la cabeza del que escribe. No he llegado a leer 'Walden' de Henry David Thoreau, pero imagino que Ben Rivers se inspiró en cierta manera en el libro durante la concepción de 'Two Years at Sea'. Thoreau narra en su famoso ensayo los dos años, dos meses y dos días que pasó viviendo en una cabaña construida por él mismo, y a esos dos años parece eludir el título de la película de Rivers. Cabe preguntarse algo sobre el mismo, ¿hay que tomárselo de forma literal?

Dado que Rivers no ofrece ningún tipo de exposición sobre su protagonista, un hombre escocés que vive como un hermitaño, todo queda a la imaginación de cada espectador. Es una película en la que no pasa nada, y ese es el objetivo. No existe aquí la tensión de una obra como 'Jeanne Dielman' o la atmósfera apocalíptica de 'El caballo de Turín'. Rivers presenta una propuesta naturalista, rodada en un blanco y negro bañado en grano de celuloide (no sabría decir si digital o real, aunque me inclinaría por el primero), que remite más al primer Lisandro Alonso que a cualquier otra cosa. No podemos saber si realmente han pasado dos años a lo largo del metraje, o si el agua sobre la que le vemos navegar es de un mar, de un río o de un lago.

Dicho esto, la verdadera cuestión debería ser, ¿acaso importa todo eso? Rivers ha confeccionado una experiencia cinematográfica alrededor de la cotidianidad en un estilo de vida distinto al de la mayoría de nosotros. Si no hay trama, arcos o personajes, al infierno con ellos. Valorar el cine experimental de acuerdo a elementos narrativos tradicionales del medio no conducirá a ningún debate interesante.

'Two Years at Sea' se ha catalogado como obra del llamado "slow cinema", movimiento nombrado en base al ritmo glacial de films de directores como Bela Tarr, Lav Diaz o Lisandro Alonso. El término es bueno para describir la sensación de ver esas películas, pero, como cualquier etiqueta, también les perjudica y reduce su potencial audiencia. No ayuda que cuando se habla de lentitud en el cine mainstream, se suele hacer en términos negativos.

Esta obra de Ben Rivers sería una entrada decente en el canon del "slow cinema", pero carece de algo esencial en este tipo de obras, una atmósfera en la que perderse, o al menos algún tipo de aproximación llamativa a la dirección. Mencionaba antes el naturalismo, y quizás eso sea a la vez la cara y la cruz del film. En ocasiones ofrece momentos mágicos como la escena en la que el personaje y su barca se quedan en mitad del río, absorbiendo el entorno que les rodea y sintiendo su libertad. Otras, sobre todo en las escenas centradas en tareas del hogar o el coche, no hay nada interesante.

Es una experiencia singular y breve, y si hablamos de películas modernas en blanco y negro protagonizadas por señores barbudos viviendo como hermitaños cerca del mar, supera a 'El faro' de Robert Eggers.
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