Puente al sol (1961)

Me cuesta encuadrar esta película dentro del genero bélico. Lo bélico es tan solo el contexto determinante de una historia de amor digamos interracial, en un tiempo donde lo interracial sobrevivía peligrosamente. Es una historia de amor sin paliativos, donde una mujer renuncia a la seguridad que le confiere la ciudadanía americana para seguir a su marido deportado a consecuencia del conflicto entre el país de las barras y estrellas y el del sol naciente.

Probablemente Carroll Baker no hubiese entrado, a priori, entre las candidatas a un papel que exigía fuerza interpretativa. La tenía encasillada en papeles de chica mona, rubia platino con las entendederas algo alegres. Pero no. Aquí se "ata los machos" y lo hace bien en un papel de carácter donde su amor por un japonés no supone ni acatar unas costumbres que le son culturalmente incomprensibles ni renunciar a su propia condición norteamericana. La escena en que se niega a pisar una pancarta con la bandera USA es plenamente significativa.

Etienne Périer es un director poco conocido. Sin embargo en esta película deja muy buen sabor. La novela autobiográfica seguro que tiene mucho que ver, pero el tratamiento cinematográfico podría muy bien haber acentuado ciertos detalles que inclinasen la balanza en uno u otro sentido. Perier se aproxima a la neutralidad. Ni los amarillos, perdón los japoneses, son los habituales demonios de ojos rasgados ni los americanos son los buenos, buenísimos, requetebuenos. La escena de la "jauría humana" acosando al autocar de exiliados - ¡Que culpa tendrían ellos de las decisión de sus dirigentes de atacar Pearl Harbour! - es prueba evidente.

Lo que sucede es que, desde el punto de vista norteamericano u occidental de la época ser neutral equivale poco mas a o menos a presentar la candidatura a ser investigado por esos comites tan al uso de actividades antiamericanas. Por eso la película, a pesar de realizarse en los 60, tuvo algunos contratiempos en sus exhibiciones. Necesitaban anteojeras para darse cuenta que se trataba tan solo de una historia de amor, del amor en los tiempos del cólera Pearl Harbour.

Bonita película que narra la verdadera historia de una muchacha humilde que se casó con un japonés poco antes de que comenzase la II Guerra Mundial, y debió irse a vivir a Japón (el guión está basado en la propia biografía de la mujer).
La dirección es convencional, debiendo glosar en 109 minutos toda una epopeya personal.
Por ello se nota que no se cuenta todo ni muchísimo menos, pero sí los acontecimientos más importantes.
Y en base a ello, Perier, su director, logra una estimable cinta, muy entretenida y con estupendos momentos, a veces íntimos, de amor y cariño entre su pareja protagonista y otras espectaculares, como algunos bombardeos a la ciudad de Tokyo y alrededores (bueno, en el bombardeo a Tokyo se nota que son preciosas maquetas, encantadoras por otra parte).
Buena fotografía en blanco y negro y una banda sonora competente.
También la película tiene gran importancia al verse costumbres orientales respecto al protocolo japonés, que descubriremos asombrados al mismo tiempo que la protagonista (bueno, en estos tiempos, ya en el siglo XXI no tan asombrosas, pero en los tiempos en que fue rodada la película tuvieron que ser dichas costumbres muy impactantes).
Muy adecuadas interpretaciones a cargo de James Shigeta y una Carroll Baker en uno de los mejores momentos de su carrera.
Pero lo más importante y positivo, amén del resto de consideraciones, es que se trata de una película de evidente discurso pacifista. Aboga claramente por la comprensión entre los seres humanos, sean de la raza y país que sean.

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