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Los Osos Montañeses (Serie de TV) (1965)

Los Osos Montañeses (Serie de TV)
6 min.
5,0
473
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Sinopsis
Serie de TV (1965). 26 episodios. "Los Osos Montañeses" fue originalmente un segmento del Show de la Hormiga Atómica y también se transmitía en Banana Splits Adventure Hour. Ellos son un clan de osos que viven en las montañas y descansan acompañados del sonido del banjo. Pa, la cabeza gruñona de la familia, se la pasa la mayoría del tiempo durmiendo, despertándose sólo para asustar con su rifle a los intrusos que se acerquen a su propiedad. Se puede decir que Pa es un oso callado, calmado, que sólo se ocupa de lo suyo y que siempre tiene su rifle cargado. Es tierno y le gusta sentarse en su terraza y disfrutar de su pipa. Sin embargo, cuando se enoja, se pone a murmurar cosas sin sentido. Ma fuma su pipa y corre por la casa, mientras sus hijos Florecita y Shagg siempre están haciendo estragos y evadiendo sus responsabilidades. Todos siempre se enfrentan a cosas raras, desde extraterrestres hasta las comunes peleas entre familias. (FILMAFFINITY)
Género
Serie de TV Animación Comedia Infantil Osos
Dirección
Reparto
Animación
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Hillbilly Bears
Duración
6 min.
Guion
Música
Fotografía
Animación
Compañías
10
Oye, ma...
Hay notas que se ponen con el corazón, éste es el caso. No puedo recordar ni un capítulo de estos dibujos pero sí el global de la serie y dejó en mí un poso de esos que perdurará para siempre. Lo bueno es que ese "poso" es inútil, no influye absolutamente en nada, en todo caso aparecerá en ratos como éste cuando estoy escribiendo esto para matar el tiempo y luego desaparecerá hasta otra ocasión, como las buenas personas, sin dar el coñazo. Ahora bien, lo que sí recuerdo son los personajes y el paisaje; unos dibujos simples.

Son osos, como dice el título, pero hablan y demuestran ser humanos. Los dibujos son fieles a la galería Hanna Barbera: Dos detalles y tienes lo importante: la cabaña, los árboles y el campo, con los montes al fondo, tal vez los Apalaches. Dibujos limpios, con colores planos, sin sombras ni relieves, todo perfecto, y los personajes, maravillosos. Así que aquí tienes a estos hillbillys, campesinos con su música de banyo que igual inspiraron a Mark Knopfler y sus Nothing Hillbillies.

Bueno, centrándome de nuevo con lo que nos ocupa. Por el tiempo que ha pasado, y por la cantidad de series, tebeos y comics que he consumido y que han participado en un porcentaje muy alto en formar mi psico, supongo que ya asentada, esta serie, por su similitud e intenciones, también la relaciono con las historietas gráficas de Joe Marmota, el vago de Minnesota. Otro vago del mismo estilo del que poco se sabrá pero ahí se me quedó el título para siempre. Las historietas recuerdo que publicaban en Strong, un especial tebeo desaparecido por desgracia, como todos, hace muchos años. Todo lo bueno se va. Los comics de antes, la buena música de antes... Menos mal que el cine sobrevive gracias a que produce beneficios, incluso las malas películas, que de todo tiene que haber.

Siguiendo con Los osos montañeses, la niña osita, ya adolescente, está preparándose para ser mayor, poniéndose mona y preocupada por su belleza y el futuro. El chaval pues debe ser un trasto y querrá imitar a su padre, su inmediata referencia. La mujer es una buena persona pero sin atractivo físico, una osa sin tipo alguno, y encima fumando en pipa. Tal vez los autores pensaron que el holgazán del marido no merecía tener una mujer buenorra porque vivía como un marqués, todo el día tumbado, y si tenía que hacer algo sería siempre aplicando la ley del mínimo esfuerzo. Es lo contrario a Los Picapiedra, que como eran tíos que estaban todo el día trabajando en la cantera a base de bien, pues sí tenían mujeres de buen ver, se lo merecían; de esa forma les dotaban de optimismo y ganas de seguir cumpliendo.

Pues me quedó la forma de vida del padre oso, desde luego no es que la aprobara pero estaba bien como idea para desarrollar una serie, un tiparraco oso esperando que la mujer lo haga todo y que nadie venga a molestarle. La vida padre. Tenía gracia aquella filosofía del retiro campestre lejos de mundanal ruido, pero como la vida es una jodienda, pues siempre aparecería alguien a molestar. Y luego aquella manera cansina que tenía el muy vago para llamar a la mujer (que seguro que ni se acordaba de su nombre) y siempre la decía: Oye... ma... En vez de decir: Oye, mamá, por ejemplo. Así se ahorraba un "ma" y la lengua se le cansaba menos.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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