Van Gogh (Vincent y Theo) (1990)

Narra más la locura y el desquicie de Vincent que su proceso creativo, es por eso que prefiero mil veces más su antecesora: El loco del pelo rojo.
Pero aún así cabe destacar que las interpretaciones de ambos hermanos Van Gogh son cojonudas y siempre es interesante rodearse de interpretaciones sobre como era este artista y de su forma de tomarse el día día, de ahí que sea interesante, pero dista de ser una genial película.
Sucedaneo un poco barato en cuanto a la dirección de Robert Altman, parece un documental de arte hecho por un amateur.

La línea argumental de esta producción de Robert Altman se apoya mucho más en una sucesión de anécdotas que en una auténtica trama biográfica.
Esta falta de consistencia en su planteamiento general lleva aparejado un notable déficit de capacidad de fabulación y un discurso narrativo frágil urdido de forma algo deslavazada. Además, se ve poco favorecido por unos diálogos muy convencionales y de interés escaso.
Tampoco la interpretación resulta muy convincente.
En cualquier caso hay que reconocerle el mérito de una muy destacada ambientación.