Yuppi du (1975)

No sé si al ponerle este título a la crítica en cuestión, hago de paso referencia inconsciente (y quizás merecida) al peculiar Ángel Pavlovski (o Ángel Pawlowski como consta en otros lugares), tan peculiar aunque de distinto modo que Celentano, Bueno, pues que así sea. Y ahora al meollo de la cuestión.
A pesar de haber sido estrenada comercialmente en nuestro país sin demasiado retraso, dos años después de su fecha de producción, y aún habiendo tenido cierto éxito en los cines, es lamentable comprobar que “Yuppi du”, con el paso del tiempo y en varios países, entre ellos España, sea en la actualidad un film prácticamente desconocido, cuando se trata, al menos para mí, de una de las comedias surrealistas más divertidas de los años setenta. Divertida y además hasta rompedora. Incluso hoy día no sería una película al uso para el gran público, ya que en su momento ese “gran público” estaba más “habituado” a encontrase con películas “de autor” que hoy día, sobre todo en España, una costumbre acentuada por la desaparición de la censura, estrenándose casi a granel todo lo que no se pudo ver. En cuanto a su forma rompedora, supera a “Tom Jones” de la que bebe pero no usurpa, dándole un sello indudablemente autóctono y sumándole la frescura de Celentano, de la que es el director, productor, coguionista, se encarga de la música, hace el montaje y es el protagonista, no sé si me dejo algo atrás, pero vamos, el máximo responsable del invento en cuestión. Y lo controla bien, quizás el montaje no mucho, pero visionándola se comprende que él y sólo él debía hacerlo, para combinar su original juego de sonidos, las composiciones fotográficas con sus tomas…
Desde su inicio sabemos que asistimos a un film nada corriente y si se entra, más que en un código racional, en un juego, su disfrute está asegurado. Su vestuario, los escenarios elegidos (algunos de gran plasticidad) o sus canciones, porque también se la podría considerar musical, son muy buenas, así como sus coreografías. La mayoría de sus “innovaciones” como de sus estupendos “gags” (aunque haya alguno de dudoso gusto) siguen frescos, tienen vida y garra. He de aclarar que aunque “Yuppi du” sea como un juego no implica que sea vacía, para nada, ya que no se deja atrás dosis de crítica, cinismo y un cierto tono “jeta” y libertino.
Lástima que la carrera de Celentano como director no haya sido muy pródiga ni reconocida, pese a que “Yuppi du” se estrenase en el Festival de Cannes, porque no nos ha llegado casi nada de sus trabajos, sobre todo de los televisivos. De hecho, para colmo de males, otro largometraje suyo, “Joan Lui” tuvo dos versiones, la original y otra, no sé si “obligada”, en la que se suprimieron cuarenta y cinco minutos para reducirla a dos horas.
Celentano se reserva un papel a su medida, adecuado y le saca partido. Con otros directores llegó a ser más célebre, pero con papeles y films menos logrados. Su mujer, Claudia Mori, cumple, aunque es una pena que sobre ella prevalezca más la fama de antipática que de otra cosa, supongo que por ser el filtro de todos los pasos de su marido da. De su buen elenco, la que resplandece es la bellísima Charlotte Rampling, musa de intelectuales y de moda por aquel entonces por la controvertida “Portero de noche”, se aleja de esa imagen “seria” y más dramática, estando al mismo nivel alocado de su protagonista, echándole también mucho sentido del humor, además de un saber estar y un saber andar que la hacen ser distinguida y especial. Nada más que por verla andando haciendo resonar sus tacones por Venecia merecería echarle un vistazo.