Calle 13: Sin mapa (2009)

Honestamente el grupo boricua “Calle 13” no disfrutaba de mis afectos pues sentía que eran unos individuos más del montón que querían aprovechar el cuarto de hora del reggeton para colgarse una fama efímera y estúpida. Canciones como “Atrévete-te” justificaban mi idea y, como humano que soy, elevé un prejuicio muy negativo sobre ellos negándome a escuchar cualquier otra cosa que pudieran trabajar en el futuro.

Durante mi viaje a Cuba, tuve la maravillosa oportunidad de conocer a Linda Urueña, y en una de nuestras extensas conversaciones salió a relucir el tema de “Calle 13” como grupo musical. Francamente me sorprendió el hecho que una mujer tan excepcional como ella escuchara un grupo que a mi juicio era bastante ridículo. Y ella me hizo un regalo maravilloso que aun hoy disfruto plenamente: me presentó la canción “Latinoamérica” de estos artistas (si me permiten llamarlos así). Entre escéptico y desconfiado busqué la susodicha canción en YouTube, presentada en el Festival de Viña del Mar de 2011. Pasa la presentación… y René inicia su tema acompañado por los chilenos Inti Illimani Histórico y Camila Moreno… a medida que va interpretando las diversas frases un escalofrío recorre mi piel y mis oídos no dan crédito a una de las mejores expresiones que he visto sobre la tierra que me vio nacer. Alguien podrá decir con razón que existirán mejores canciones que esa, pero lo que me parece admirable es que un par de hermanos que tocaron la fantasía del sueño americano participando del espectáculo circense de los premios Grammy y los premios MTv, se hayan inclinado por temas tan sociales.

Tratando de entender cómo “Calle13” cambió de temas musicales absurdos por canciones de una gran profundidad social indago un poco sobre ellos y me encuentro este documental que narra un viaje realizado por los hermanos que los lleva a conocer distintas regiones de Latinoamérica, acercándolos a la realidad del ciudadano de a pie y alejándose de los estereotipos y banalidades de “la fokin moda”, como ellos mismos la llaman. Documental sincero, interesante, llamativo ya que siempre viene bien sentir como artistas internacionales se toman la molestia de abandonar por un rato sus hoteles cinco estrellas para dormir en un chinchorro al lado de un río o dejan de conducir vehículos que yo no podré comprar con todo los sueldos de mi vida para montarse en un todoterreno que los lleve a 6.000 metros sobre el nivel del mar para conocer las condiciones de vida de unos mineros de oro en lo más alto de los Andes peruanos.

Es posible que el documental no despierte mucho interés en países “desarrollados” pero para los latinos significa una cercanía a lo que somos y a lo que nos une como pueblo y como cultura.

Recomendable para: Latinoamericanos que sientan dolor de tierra…
No recomendable para: Extranjeros chauvinistas.

A diferencia de "casaubon", que escribió la crítica anterior, cuando empecé a ver este documental estaba interesado en la música y en las ideas de Calle 13. Iba, por lo tanto, bien predispuesto. Pero lo que he visto es una colección de estereotipos maniqueos (blanquito malo, indígena bueno) donde el protagonismo recaía en cuánto se cansaba el cantante, y lo comprometido que era por subir a un pueblo en lo alto de la montaña (donde, se nos informa de paso, la gente malvive en condiciones infrahumanas).

La verdad es que muchas veces da penica el tipo. Quiero decir, que se le ve tan perdido al pobre, sin saber cuál es su lugar (hay muchos ejemplos: como cuando aparece en un hotel muy lujoso deseando un Grammy para luego, tras ganarlo, declarar que ese premio no tiene importancia, y que es mejor dormir en una hamaca; criticando a un gringa que lleva uno de esos gorritos andidos porque es como llevar orejas de Mickey en Disneylandia, sin percatarse de que eso significa que él mismo está en Disneylandia, visitando al mero Mickey: el chamán).

Esto nos enseña que las buenas intenciones no son suficientes. De hecho, adquirir la pose de EL cantante latinoamericano comprometido puede supone una simplificación dañina, en cuanto no ayuda a la solución de problemas complejos, sino que sólo sirve para lavar las conciencias de "blanquitos", usando su propio término. La lucha social, tan necesaria, requiere de una mayor preparación y profundidad.