el gato mató la curiosidad
6 de febrero de 2018
si eres sensible y además vives con gatos lee el spoiler.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Moses, el gato del póster, muere porque Stefan (uno de los protas) en un arrebato inexplicable le rompe el cuello. Moses en realidad se llama Toni y es uno de los gatos del director, su hermano Tino, aunque no aparezca en la peli, estuvo en la casa durante el rodaje para hacerle la vida más fácil. Es decir, ningún animal sufrió daño alguno.
La sinopsis dice que un acto de violencia repentino agita una relación idílica. Si reviento la peli me vas a perdonar, pero creo que, si eres sensible, y tienes gatos como en mi caso, deberías saber a qué se refiere ese acto de violencia. De saberlo no me hubiese atrevido, pero aun habiéndola sufrido, recomiendo verla.
Había dos opciones tras la dichosa escena; ponerme de mala hostia y mandarlo todo a la mierda, o quedarme a intentar entender que detona algo así. Me quedé por la necesidad de saber / explorar el interior de Stefan y Andreas, su pareja.
De eso va la peli, todo lo que vemos en pantalla es maravilloso. Stefan y Andreas se aman de verdad, follan, escuchan música, ríen, cocinan, cuidan el jardín, colman de mimos a Moses, todo eso en una casa en las afueras de Viena, una vida en simbiosis con la naturaleza, una vida con una carga musical / cultural muy acentuada. Andreas es manager de una orquesta de la que Stefan es trompetista. El círculo de amigos de la pareja, las fiestas, todo, absolutamente todo está en su sitio, todo es bonitísimo hasta el incomprensible asesinato de Moses.
A partir de ahí todo gira, ¿se puede perdonar algo así?, ¿se puede entender a tu pareja cuando ni ella se entiende? el primer impulso llevaría a pensar que estabas viviendo con un psicópata. Pero, ¿qué pasa si realmente ese impulso violento te sorprende hasta a ti?, ¿podrías volver a amar a esa persona?, ¿podrías dormir a su lado?, ¿envejecer juntos?, ¿adoptar otro gato?
Establecer paralelismos religiosos con el nombre del gato, esa vida en el edén, la aparición de una serpiente en la casa, el ojo por ojo, etc… me llama menos. Interesa la habilidad de Klaus Händl (¿qué coño desayunan los directores austríacos?) centrando el foco en un gato, convertirlo en el elemento rompedor de la armonía. Una infidelidad podemos entenderla, incluso perdonarla, el asesinato de un gato no, ¿o sí?
Han pasado un buen puñado de horas y sigo dándole vueltas. Eso precisamente es lo que convierte a kater en una gran peli, sigo / seguiré en ella un buen tiempo porque pocas veces he sentido tan propia una tensión de tal calibre.
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil