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Stories: David Lynch recuerda "Eraserhead" (2001)

Stories: David Lynch recuerda "Eraserhead"
85 min.
6,7
153
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Sinopsis
Documental que explora el proceso de creación del primer largometraje de David Lynch, "Eraserhead". (FILMAFFINITY)
Género
Documental Documental sobre cine
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Eraserhead Stories
Duración
85 min.
Guion
Compañías
6
El hombre del planeta solitario
Él, con 26 años, vaga en un cosmos situado en ninguna parte, sin astros alrededor. Oscuridad inhabitable, alejada de todo lo conocido.
Su propio universo, hermética y cariñosamente establecido, resguardando su superficie, la de ese planeta solitario que prosigue lentamente su investigación por los rincones de lo infinito...

El planeta se llama en concreto David Lynch, y ese universo es el que modeló día tras día empleando el duro esfuerzo en el interior de unos apartamentos que él llamaría "los establos", propiedad del Instituto Americano de Cinematografía en el que había ingresado en 1.968 gracias a una promoción. A partir de aquí se empiezan a recopilar las historias de una hazaña que no nos equivocaríamos en describir como "épica", la que fue necesaria para dar cuerpo, movimiento, alma y vida a eso que años después sería bautizado "Cabeza Borradora", otro planeta caído del oscuro desastre el cual, en apariencia, no tiene fecha de gestación, simplemente apareció en el camino del nativo de Montana.
Así se lanza a romper una de las normas de su característica personalidad: nunca dar demasiadas explicaciones de algo para no romper su magia; pero en este caso se produce el milagro, más o menos en las mismas fechas en que ya se ha estrenado "Mulholland Drive" con la consiguiente histeria de los fans, su tan esperado regreso al cine, y que le hará ganar el Premio a Mejor Dirección en el Festival de Cannes. En lo respectivo a " "Eraserhead" Stories" se trata de un exhaustivo análisis personal de un artista sobre su propia creación.

De tratarse de otra película y otro director nos encontraríamos un documental convencional, con las consabidas imágenes y vídeos de archivo, entrevistas a unos y a otros, reuniones del equipo, etc., pero el presente lleva el sello de Lynch. Le basta con sentarse frente a una cámara y un micrófono y empezar a hablar, bajo un blanco y negro ferruginoso, e interrumpiendo su tranquilo soliloquio con casuales caladas a su cigarro. Por tanto, ya que este producto visual carece de los ingredientes típicos de un documental sobre cine, resultará sólo y sobre todo interesante para sus fans más acérrimos.
Y es que si algo le caracteriza es su destreza para contar historias y absorberte en ellas. Habla, habla mucho, largo y tendido, con su ritmo pausado, su voz nasal y su facilidad para, cual niño inocente, perderse en episodios de su vida y de las vidas de otros, hasta el punto de relatarnos anécdotas totalmente alejadas del tema principal y utilizando los más mínimos detalles; cada detalle es un instante mágico para él. Las palabras también se acompañan con imágenes de la época, en las cuales vemos a un Lynch delgado, de aspecto extraño, entre un vagabundo, un trabajador de fábrica y un granjero del sur de EE.UU., vestido con su camisa blanca abotonada hasta el cuello y un gorro estrafalario.

A su alrededor se arremolinan productores que no creen en él, fieles colaboradores y otros conocidos. El infalible ingeniero de sonido Alan Splet, el director de fotografía Herbert Cardwell, Jeanne Bates, Jack Fisk, Laurel Near, y los imprescindibles John Nance y Charlotte Stewart. Colaboración especial inesperada la de esta última, quien se une a la charla a través del teléfono con sus propias impresiones y anécdotas de un rodaje caótico, largo, extenuante, interminable. Producción que abarca cinco años, se detiene por culpa de la falta de fondos, se desarrolla por las noches, se reanuda, se improvisa.
Producción donde cada uno de los participantes aporta su granito de arena al universo "eraserheadiano". Nance, sufriendo los inconvenientes de un peinado terrible, dice entre bastidores "Este tío está chiflado" mientras observa al director dando directrices de la mítica secuencia del asesinato del bebé-saurio del protagonista, cuya creación no se nos dice abiertamente, pero sí se insinúa (y por cierto, resulta repugnante y ofensiva). Lynch también prefiere a veces contar las cosas de manera sutil y que sea el espectador quien saque sus propias conclusiones, sin embargo jamás nos hablará de su propia situación personal con su esposa Jennifer y su familia, con quienes pasaba los peores años de su vida.

La paciencia es una virtud para escuchar las elucubraciones de este individuo de imaginación desbordante y mente siniestra. Llegamos a ese final mítico donde nos habla sobre las "colas que daban la vuelta a la manzana en las sesiones de medianoche para asistir a la película".
Sin embargo también se omiten los halagos que le brindaron otros artistas como Mel Brooks, Terry Gilliam, John Waters o el mismísimo Stanley Kubrick...
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