Anatomía de un escándalo (Miniserie de TV) (2022)

James Whitehouse es un psicópata que está acostumbrado a salirse con la suya, que para eso es blanco, pijo, rico, heterosexual y de derechas. Eso sí, una persona con ese impulso irresistible para abusar de las mujeres se ha tirado 20 años controlándose y engañando completamente a una mujer que lo conoce desde que tenía acné. Ummm.

De repente se lía con una asistente que está loca por él, y durante 5 meses tiene un comportamiento sexual completamente normal. Ummmm.

Sin saber muy bien por qué, él deja a la asistenta. Sí, él. Y después de dejarla y a pesar de que puede tenerla cuando quiera, la viola. Y no en un hotel o en una casa de campo, sino en el mismísimo Parlamento, donde cualquiera podría haberlos visto, y haber acabado con esa brillante carrera política que parece ser lo único que de verdad le importa a este malvado machirulo. Ummmmm.

Y por si fuera poco, al poco tiempo nos enteramos de que en la universidad violó a la típica chica fea y gordita en la que nadie se fija. Y sólo a ésa. Saliendo con la chica más guapa de la facultad. Y justo la misma noche que muere uno de sus mejores amigos, lo que está a punto de costarle su futuro. ¿De verdad alguien puede creerse que a cualquiera le pueda petezca tener sexo, y encima forzado, en semejantes circunstancias? Ummmmmmmm.

Suena todo muy cogido por los pelos, ¿verdad? Pues no amigos, porque al final triunfa la sororidad, y los hombres blancos, pijos, ricos, heterosexuales y de derechas obtienen lo que merecen.

A ver, ¿cómo podemos tragarnos el giro de guión, así a pelo, sin agua ni nada?. Yo no he podido.
¿Por qué Holly tuvo que cambiarse la identidad, el aspecto y hasta la voz (sin hablar de los centímetros que ganó con los años)? ¿Es que era un testigo protegido de la poli que iba a declarar contra algún mafioso?. No tiene ni pies ni cabeza, no se explica en ningún momento algo de tanta importancia en la historia.

Pero la cosa no acaba aquí, no. En cuanto el caso llega a sus manos debería haber esquivado actuar como acusación ya que existía un claro conflicto de intereses que se podría haber descubierto y arruinar su carrera. Pero no, la implacable Kate se lanza a una venganza sin freno. El interrogatorio que hace del acusado es patético repitiendo las mismas preguntas una y otra vez sin que la fiscal proteste ni diga "esta boca es mía". La mujer se da cuenta que quién es Kate en realidad porque, oh sorpresa, usa post-it de colores (la única en el mundo) igual que su antigua compañera Holly. Y para rizar el rizo de lo absurdo, Kate le cuenta toda la verdad de su identidad a su amante casado para cortar con él al segundo siguiente.

Pero chica, ¿es que estás deseando destrozar tu carrera?. El proceder de Holly/Kate no tiene ninguna lógica.

Y otra cosa, buscan a Holly ¿y no se les ocurre preguntar a su amiga del alma de la universidad con la que Kate sigue manteniendo una estrecha amistad?. Si parece que vive allí. Un despropósito total.

Dicho ésto, la miniserie es muy entretenida si la ves con el cerebro en modo "suspensión de incredulidad".