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Spain Spain · Madrid, Jaca
jaly rating:
9
Drama In 1671, with war brewing with Holland, a penniless prince invites Louis XIV to three days of festivities at a chateau in Chantilly. The prince wants a commission as a general, so the extravagances are to impress the king. In charge of all is the steward, Vatel, a man of honor, talent, and low birth. The prince is craven in his longing for stature: no task is too menial or dishonorable for him to give Vatel. While Vatel tries to sustain ... [+]
Language of the review:
  • es
January 14, 2010
4 of 4 users found this review helpful
La impresionante recreación artística de Vatel no es su única virtud. Hay en esta película mucho más de lo que se ve, mucho más que suntuosos banquetes y palacios; hay, de hecho, un bellísimo canto a la libertad y a la justicia, que nos hace a todos bendecir la revolución en la que rodaron tantas cabezas de los monarcas absolutos.

Estaban día tras día, hora tras hora, rodeados de gente cuya vida se consagraba a la comodidad de sus señores, cuya creatividad estaba orientada a la diversión zafia de sus reyes, al capricho de sus deseos.

Y Vatel, además de situarse en este lugar en el mundo, creaba arte. Su puesto en el Palacio del Príncipe de Condé era lo que le permitía alcanzar lo sublime con cada acto que preparaba, fiesta que organizaba o plato que servía. Como vemos en el filme, su amor al detalle era expresado con la más grande de las sensibilidades y el mayor aprecio por el buen gusto. Todo el afán de Vatel es crear, crear belleza, convertir una serie de elementos, en algo perdurable, aunque su duración fuese efímera. Infundir arte en todo lo que hacía, era para Vatel su manera de canalizar su libertad, su manera de vivir plenamente.

Así pues, Vatel es un retrato de un artista y su tiempo, de la relación entre una mente con ansia de creación y una sociedad superficial y castradora. De Pardieu es buen conocedor de la vida que se deja en sus manos y por ello su trabajo es de lo más extraordinario que ha hecho en años.

Y, por supuesto, la dirección artística de Vatel, es sublime. Pocas veces se disfruta tanto en el cine como con esta película en lo referente a la perfección, composición, complejidad y belleza de todos y cada uno de sus planos. Ver Vatel es asistir a un inolvidable recital de creaciones más allá de lo hermoso y lo perfecto.
jaly
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