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Tony Montana rating:
8
6.8
78,489
Fantasy. Action. Sci-Fi. Thriller. Drama
It's the 1980's and it's a different world. Superheroes have been outlawed, the only ones still in operation under direct control of the United States government. Suddenly, those heroes both still in action and retired find themselves targets by an unseen enemy, who wants to kill them one by one. A complex, multi-layered mystery adventure, the film is set in an alternate 1985 America in which costumed superheroes are part of the fabric ... [+]
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- es
March 6, 2009
7 of 10 users found this review helpful
Tomando como base literaria la ucronía, Moore fue capaz de llevar hasta los límites insospechados el pánico de la guerra fría e introducir una historia de decadencia y perdición digna del noire clásico, tanto el literario como cinematográfico. Así, Rorschach no deja de ser la versión más oscura de Philip Marlowe o del agente de la Continental hammetiano, y el desencantado y cínico Eddie Blake, El Comediante, parece salido de la clásica historia de derrotados hustonianos, afrontando con estoicismo su propia caída mientras observa el caos en que se ha convertido todo. Revolviendo las bases de todos los géneros que toca, el excelente trabajo de Moore terminaba siendo una mezcla tan convincente como madura que retrataba una realidad tan real que asustaba. Todo ello combinado con cierto toque kitsch que le daba mucho encanto a la historia, pues los propios protagonistas, con el paso de los años, son conscientes del ridículo que solían hacer por ahí, y otros, sin embargo, lo aprovechan y son conscientes de las posibilidades que esa máscara les otorga a nivel social. Watchmen te agarra y no te suelta, pues te quedas prendado de sus personajes, de los grandes detalles y de esas tonterías que, pudiendo parecer puras virguerías sin sentido, aportan muchísimo a la ya de por sí compleja recreación de ese 1985 totalmente inventado. La imperfección y la ruina, la mezquindad y el antiheroísmo hechos arte y carne gracias a la magnífica labor de uno que va camino de convertirse en grande del entretenimiento, Zack Snyder, quien supera con creces la prueba que tenía por delante, y es que si bien hay cambios notables en algunos momentos el respeto al original es de una pulcritud casi enfermiza, atendiendo a cada pequeño detalle con pura pasión de frikazo.
El cómic arrancaba con la muerte del protofascista El Comediante, el personaje más realista de la novela por cuanto que ha visto la verdadera cara del mundo y se pasa la vida matando por pura diversión "porque es la naturaleza del hombre". Este sensacional capítulo recordaba a películas como La condesa descalza o Cautivos del mal, ya que sentaban a los personajes a hablar sobre la vida en común que tuvieron con el personaje que se ha ido o que, en el caso de la obra maestra de Minnelli, quiere regresar de su exilio. Este afán constructivista nos permite, en apenas una secuencia, conocer el modus operandi de todos y cada uno de los personajes, sus relaciones y la forma en que todo va a producirse, y que resume de manera bastante acertada el capítulo que abarca este fragmento en el cómic. Presentado como un ser despreciable y completamente amoral, terminamos sintiendo una especie de lástima por su persona, compasión por un alma que destruyó tantísimas vidas. Ésto es gracias a la magnética interpretación de Jeffrey Dean Morgan, que dota de una versatilidad total a un personaje tan antipático como complejo, la versión realista de lo que se han convertido el American Dream y su paladín novelero, el Capitán América.
El cómic arrancaba con la muerte del protofascista El Comediante, el personaje más realista de la novela por cuanto que ha visto la verdadera cara del mundo y se pasa la vida matando por pura diversión "porque es la naturaleza del hombre". Este sensacional capítulo recordaba a películas como La condesa descalza o Cautivos del mal, ya que sentaban a los personajes a hablar sobre la vida en común que tuvieron con el personaje que se ha ido o que, en el caso de la obra maestra de Minnelli, quiere regresar de su exilio. Este afán constructivista nos permite, en apenas una secuencia, conocer el modus operandi de todos y cada uno de los personajes, sus relaciones y la forma en que todo va a producirse, y que resume de manera bastante acertada el capítulo que abarca este fragmento en el cómic. Presentado como un ser despreciable y completamente amoral, terminamos sintiendo una especie de lástima por su persona, compasión por un alma que destruyó tantísimas vidas. Ésto es gracias a la magnética interpretación de Jeffrey Dean Morgan, que dota de una versatilidad total a un personaje tan antipático como complejo, la versión realista de lo que se han convertido el American Dream y su paladín novelero, el Capitán América.
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Spoiler:
Esta historia de personajes al límite se comienza a entremezclar con la investigación llevada a cabo por el enfermizo Rorschach, y comienza a convertirse en una historia coral, donde se abren y se cierran con suma facilidad y con brillantez en algunos casos las pequeñas intrahistorias de cada miembro de los vigilantes. Especialmente destacable es el caso de Dan, Búho Nocturno. Perdedor fondón y aburrido, cansado de su mediocre vida, sigue renegando de su pasado quién sabe por qué, y pasa las horas solo encerrado con sus recuerdos, algo que guarda en común con otros personajes, como su predecesor, Hollis Mason, o la posesiva Sally Júpiter, madre de Laurie, la actual Espectro de Seda, cruce de Shirley Temple, Baby Jean y Norma Desmond de las mallas y las máscaras quien vive de una manera totalmente infantil e inmadura a través de su hija lo que la edad le quitó, impidiéndole gozar de una existencia normal. Es un fresco de personas que andan sin rumbo fijo, de almas en pena que, salvo la excepción de Rorschach, siguen viviendo por mera actuación de sus funciones vitales, quienes parecen haber perdido cualquier intención de luchar, y que únicamente a través de la máscara son personas, dejando a las claras el pensamiento pesimista de Moore con respecto a la humanidad, incapaz de afrontar una vida siendo uno mismo, y que necesitan de esa especie de ley marcial que provoca su existencia como si fuera oxígeno. Desde los impagables títulos de crédito (una absoluta genialidad) se nos muestra cual es el destino de los Minutemen y de los Vigilantes, cuál es la propia naturaleza del vengador enmascarado, caer y bajar, como todo en la vida, y quienes mejor lo llevan son aquellos que asumen que los tiempos de gloria nunca volverán. Pocas veces en cine y, por supuesto, en cómic, se ha llevado a cabo un estudio tan pormenorizado y certero de la épica antiheróica, escasas veces se destruye tan rápido cualquier opción de romanticismo. Watchmen es una película sobre el lado oscuro de la existencia.
En esta nueva adaptación Snyder vuelve a pecar de ese rasgo que tanto le caracteriza para bien o para mal, la cámara lenta, y momentos estropeados por ese gusto por la violencia del que hace gala el cineasta, que aquí tiene su máximo exponente en las continuas peleas con primeros planos de huesos y heridas por todos lados, además de arruinar el descenso a los infiernos de Rorschach por su infinita crueldad al quemar vivo al asesino de una niña, resuelto aquí con sal gorda y sangre abundante en forma de hachazos. Sin embargo, a pesar de ello, Snyder y Watchmen triunfan al erigirse como una adaptación que es fiel sin pecar de falta de alma al haber optado por el inmovilismo estético con respecto al original (como Sin City), que fluye con total naturalidad y, sobre todo, por no pretender apabullar al espectador con un clímax continuo como sí hiciera Nolan en El caballero oscuro.
En esta nueva adaptación Snyder vuelve a pecar de ese rasgo que tanto le caracteriza para bien o para mal, la cámara lenta, y momentos estropeados por ese gusto por la violencia del que hace gala el cineasta, que aquí tiene su máximo exponente en las continuas peleas con primeros planos de huesos y heridas por todos lados, además de arruinar el descenso a los infiernos de Rorschach por su infinita crueldad al quemar vivo al asesino de una niña, resuelto aquí con sal gorda y sangre abundante en forma de hachazos. Sin embargo, a pesar de ello, Snyder y Watchmen triunfan al erigirse como una adaptación que es fiel sin pecar de falta de alma al haber optado por el inmovilismo estético con respecto al original (como Sin City), que fluye con total naturalidad y, sobre todo, por no pretender apabullar al espectador con un clímax continuo como sí hiciera Nolan en El caballero oscuro.