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seagal4ever rating:
7
5.4
221
Thriller. Fantasy. Drama. Mystery
A modern-day politician is faced with an incomprehensible in this mystical-fantasy. Senator Rast is a very powerful man. But his is nothing compared to the extraordinary power of the enigmatic stranger who mysteriously comes to "visit" him. Possessing uncanny magical prowess and miraculous psychic abilities, the peculiar, but seemingly benevolent, visitor quickly gains a spell-binding hold over the senator and his family. But a ... [+]
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- es
November 17, 2010
5 of 5 users found this review helpful
Bueno, vamos a ver: esta película es una obra maestra. No, espera: ¿pero no habíamos dicho que era una gilipollez de esas que provocan nauseas? Interesante dilema el que se nos plantea. Y lo es precisamente porque en este simpático filme soy capaz de percibir tanto elementos de maestría cinematográfica al más alto nivel, como situaciones y momentos fétidos y tóxicos de solemnidad.
Una mezcolanza tan sumamente surrealista y dispar que hace que enfrentarse a esta modesta película resulte una experiencia para nada superficial. Se trata más bien de un reto a nuestro intelecto, un tira y afloja constante entre la película y nosotros mismos por ver quien es el primero que cede. Y pueden suceder dos cosas: que aguantemos el tipo hasta el final ante este raro experimento de Simon Wincer (de lograrlo, el sabor de boca que nos dejará "Arlequín" será bastante agradable y duradero) o que el filme nos termine superando y la experiencia fílmica se convierta en un auténtico vía crucis.
He de reconocer que durante la primera mitad del metraje estuve bastante hastiado y quemado ante lo que veía, básicamente porque me parecía una soberana estupidez carente del más mínimo sentido de la lógica y de la decencia hacia el espectador. Sin embargo, no llego a comprender muy bien cómo ni por qué, poco a poco me fui sumergiendo en la trama. Sin enterarme, me vi completamente atrapado por el Arlequín y sus malas artes, y fue entonces cuando el surrealismo y la locura que desprende cada uno de los fotogramas del metraje empezaron a entrar prácticamente sin oposición alguna en mi interior... y comencé a disfrutar. De verdad que me lo pasé realmente bien con la sarta de despropósitos y sinsentidos que se iban sucediendo en la pantalla.
Una mezcolanza tan sumamente surrealista y dispar que hace que enfrentarse a esta modesta película resulte una experiencia para nada superficial. Se trata más bien de un reto a nuestro intelecto, un tira y afloja constante entre la película y nosotros mismos por ver quien es el primero que cede. Y pueden suceder dos cosas: que aguantemos el tipo hasta el final ante este raro experimento de Simon Wincer (de lograrlo, el sabor de boca que nos dejará "Arlequín" será bastante agradable y duradero) o que el filme nos termine superando y la experiencia fílmica se convierta en un auténtico vía crucis.
He de reconocer que durante la primera mitad del metraje estuve bastante hastiado y quemado ante lo que veía, básicamente porque me parecía una soberana estupidez carente del más mínimo sentido de la lógica y de la decencia hacia el espectador. Sin embargo, no llego a comprender muy bien cómo ni por qué, poco a poco me fui sumergiendo en la trama. Sin enterarme, me vi completamente atrapado por el Arlequín y sus malas artes, y fue entonces cuando el surrealismo y la locura que desprende cada uno de los fotogramas del metraje empezaron a entrar prácticamente sin oposición alguna en mi interior... y comencé a disfrutar. De verdad que me lo pasé realmente bien con la sarta de despropósitos y sinsentidos que se iban sucediendo en la pantalla.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
El argumento es difícil de reseñar. Y máxime cuando, según avanza la historia, vemos cómo las tramas principales comienzan a desdibujarse y, en su lugar, empiezan a surgir tramas paralelas y/o subtramas que consigue eclipsar casi por completo el filme a nivel narrativo. En verdad, hay que estar espabilado para no perderse entre las tramas, no porque sean difíciles de seguir, sino porque aparecen y desaparecen con demasiada frecuencia. Ciertamente, creo que nos encontramos con una obra mucho más experimental de lo que pudiera parecer a simple vista.
La historia creo que gira en torno a la figura del Arlequín (se ve que he estado atento) y a su maquiavélico y retorcidísimo plan cuyo objetivo último es convertir al turbio padre de familia en un buen tipo, alejándole de toda la gentuza y chusma que le rodea, tanto en su vida familiar como en la profesional. Creo verdaderamente que esta es la trama principal del filme. Muchos seguramente no estén muy de acuerdo, pero en serio, os animo a revisionar esta magna obra y a que me digáis de qué carajos va entonces este batiburrillo de ideas peregrinas y bizarras a más no poder.
Dejando de lado la borrosa trama, creo que es de recibo destacar la gran labor de dirección de Simon Wincer. Se trata de un convincente ejercicio de estilo que logra dar la puntilla necesaria a muchas de la locuras que pueblan el filme: las burlescas caras de Bélmez, los irrisorios trucos de magia del arlequín (pregunta: ¿en algún momento el susodicho arlequín hace verdaderamente uso de poderes sobrenaturales? ¿O simplemente se trata de meros trucos de magia y efectos producidos por determinadas sustancias? Un servidor se queda con esta segunda opción, y de hecho hay varias pruebas de ello en el metraje: cámara de seguridad, informes del servicio secreto, etc.), la mujer que se ducha con un bote champú y otro de ácido al lado (vamos, como hacemos todos nosotros, ¿no?), el arlequín invencible a los disparos, Broderick Crawford, los inefables disfraces, la concatenación de fotografías para representar un lapso de tiempo de apenas unas horas, las increíbles (no por ser impresionantes, sino porque no se las cree ni el tato) escenas subiditas de tono, etc. Podría seguir, pero no merece la pena, es mejor que veáis la película y lo disfrutéis todo con vuestros propios ojos.
"Arlequín" no es una película fácil. Tampoco es normal. No merece ser vista con los mismos ojos con que se ve el típico, mediocre y olvidable filme comercial de turno. "Arlequín" es un arriesgado experimento en el que, si logras entrar en su dinámica del absurdo, el disfrute está garantizado. De lo contrario, prepárate, porque la sensación que te va a dejar va a ser de un inmenso y terrible vacío.
La historia creo que gira en torno a la figura del Arlequín (se ve que he estado atento) y a su maquiavélico y retorcidísimo plan cuyo objetivo último es convertir al turbio padre de familia en un buen tipo, alejándole de toda la gentuza y chusma que le rodea, tanto en su vida familiar como en la profesional. Creo verdaderamente que esta es la trama principal del filme. Muchos seguramente no estén muy de acuerdo, pero en serio, os animo a revisionar esta magna obra y a que me digáis de qué carajos va entonces este batiburrillo de ideas peregrinas y bizarras a más no poder.
Dejando de lado la borrosa trama, creo que es de recibo destacar la gran labor de dirección de Simon Wincer. Se trata de un convincente ejercicio de estilo que logra dar la puntilla necesaria a muchas de la locuras que pueblan el filme: las burlescas caras de Bélmez, los irrisorios trucos de magia del arlequín (pregunta: ¿en algún momento el susodicho arlequín hace verdaderamente uso de poderes sobrenaturales? ¿O simplemente se trata de meros trucos de magia y efectos producidos por determinadas sustancias? Un servidor se queda con esta segunda opción, y de hecho hay varias pruebas de ello en el metraje: cámara de seguridad, informes del servicio secreto, etc.), la mujer que se ducha con un bote champú y otro de ácido al lado (vamos, como hacemos todos nosotros, ¿no?), el arlequín invencible a los disparos, Broderick Crawford, los inefables disfraces, la concatenación de fotografías para representar un lapso de tiempo de apenas unas horas, las increíbles (no por ser impresionantes, sino porque no se las cree ni el tato) escenas subiditas de tono, etc. Podría seguir, pero no merece la pena, es mejor que veáis la película y lo disfrutéis todo con vuestros propios ojos.
"Arlequín" no es una película fácil. Tampoco es normal. No merece ser vista con los mismos ojos con que se ve el típico, mediocre y olvidable filme comercial de turno. "Arlequín" es un arriesgado experimento en el que, si logras entrar en su dinámica del absurdo, el disfrute está garantizado. De lo contrario, prepárate, porque la sensación que te va a dejar va a ser de un inmenso y terrible vacío.