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Miquel rating:
8
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June 16, 2007
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Tras la lectura de la novela "Ministry Of Fear" (1943), de Graham Greene, Fritz Lang concibe el proyecto de llevarla a la pantalla. La Paramount adquiere los derechos y encarga a Seton I. Miller ("El cisne negro", "Robín de los bosques"), un veterano profesional, la elaboración del guión. Luego contacta con Lang, que acepta la realización del film, pese a sus reticencias sobre el guión. El film forma parte de la tetralogía de Lang dedicada al cine antinazi. Rodada en los Paramount Studios, se estrena el 10-X-1944 (EEUU).
El film es una obra de cine negro, en la que los criminales son sustituidos por espías nazis de origen austriaco, que actúan en Londres desde 1941, como refugiados que ejercen diversas profesiones (librero, psiquiatra, pintora, etc.). Es también una obra de misterio e intriga, de trazos típicamente langianos, con personajes oscuros, opacos y ambiguos, de difícil identificación como ciudadanos normales o como peligrosos espías. El escenario general turbio y desconcertante, Lang lo potencia con la presencia de un héroe solitario e inseguro, marcado por un hecho desconocido del pasado, por su reclusión durante dos años en un centro psiquiátrico y por las dudas que mantiene en su interior sobre su propia cordura. A todo ello añade escenas espiritistas, confusiones y errores de los malvados, simulaciones de personalidad, paredes decoradas con máscaras siniestras (diablo), figuras humanas de mesa en posturas atormentadas, que contribuyen a crear una atmósfera de tensión, desconcierto y perversidad. El film en su último tercio deviene un relato de acción y un thriller de trazos hitchcocquianos, con atentados, persecuciones, reaparición de personajes presuntamente fallecidos. La acción tiene lugar en Lembridge y Londres, en 1944, en un momento álgido de la IIGM, cuando el Mal inspira miedos y temores comparables a los que derivan en la actualidad de amenazas terroristas y otras.
La música, de Victor Young y Miklos Rozsa (no acreditado), aporta una partitura de melodías efectistas, que suma disonancias y armonías y subraya con energía el clima enrarecido y opresivo del film. La fotografía, de Henry Sharp, en B/N, se sirve de encuadres asimétircos, ángulos inusuales y en ocasiones forzados y de un claroscuro de fuerte contraste, que recuerda las cintas alemanas de Lang. Se beneficia de una iluminación que acentúa los efectos expresionistas de luz y sombra. Incorpora secuencias de gran fuerza visual (sesión de espiritismo, visión desde una estancia sin luz de un orificio de bala en la puerta de salida). El vestuario, de Edith Head, luce con brillantez en la pantalla, de modo especial el de Ray Milland, que sale del asilo psiquiátrico vestido de riguroso estreno. La interpretación de éste, en el mejor momento de su carrera, es acertada y convincente en el papel de hombre desconcertado, acomplejado y perplejo. No es la mejor película de Lang, pero es una obra muy digna, con destellos de gran cine.
El film es una obra de cine negro, en la que los criminales son sustituidos por espías nazis de origen austriaco, que actúan en Londres desde 1941, como refugiados que ejercen diversas profesiones (librero, psiquiatra, pintora, etc.). Es también una obra de misterio e intriga, de trazos típicamente langianos, con personajes oscuros, opacos y ambiguos, de difícil identificación como ciudadanos normales o como peligrosos espías. El escenario general turbio y desconcertante, Lang lo potencia con la presencia de un héroe solitario e inseguro, marcado por un hecho desconocido del pasado, por su reclusión durante dos años en un centro psiquiátrico y por las dudas que mantiene en su interior sobre su propia cordura. A todo ello añade escenas espiritistas, confusiones y errores de los malvados, simulaciones de personalidad, paredes decoradas con máscaras siniestras (diablo), figuras humanas de mesa en posturas atormentadas, que contribuyen a crear una atmósfera de tensión, desconcierto y perversidad. El film en su último tercio deviene un relato de acción y un thriller de trazos hitchcocquianos, con atentados, persecuciones, reaparición de personajes presuntamente fallecidos. La acción tiene lugar en Lembridge y Londres, en 1944, en un momento álgido de la IIGM, cuando el Mal inspira miedos y temores comparables a los que derivan en la actualidad de amenazas terroristas y otras.
La música, de Victor Young y Miklos Rozsa (no acreditado), aporta una partitura de melodías efectistas, que suma disonancias y armonías y subraya con energía el clima enrarecido y opresivo del film. La fotografía, de Henry Sharp, en B/N, se sirve de encuadres asimétircos, ángulos inusuales y en ocasiones forzados y de un claroscuro de fuerte contraste, que recuerda las cintas alemanas de Lang. Se beneficia de una iluminación que acentúa los efectos expresionistas de luz y sombra. Incorpora secuencias de gran fuerza visual (sesión de espiritismo, visión desde una estancia sin luz de un orificio de bala en la puerta de salida). El vestuario, de Edith Head, luce con brillantez en la pantalla, de modo especial el de Ray Milland, que sale del asilo psiquiátrico vestido de riguroso estreno. La interpretación de éste, en el mejor momento de su carrera, es acertada y convincente en el papel de hombre desconcertado, acomplejado y perplejo. No es la mejor película de Lang, pero es una obra muy digna, con destellos de gran cine.
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Spoiler:
Entre realizador y guionista/productor se dan fricciones a lo largo del rodaje y montaje, que Lang sortea con habilidad escurridiza y con su potente imaginación narrativa, salvo en la escena final. Ésta, breve y propia de una comedia, rompe la unidad estilística, formal y de fondo, del film. Lang pone de manifiesto su disconformidad con la imposición de un final feliz y con boda, que construye deliberadamente como un añadido de pegote y emplea para provocar una carcajada del público, de sutiles resonancias críticas y burlonas.