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España España · Alicante
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Aventuras Robin of Loxley (Taron Egerton), un cruzado curtido en mil batallas, y su comandante morisco (Jamie Foxx) se rebelan contra la corona de Inglaterra que está llena de corrupción. (FILMAFFINITY)
8 de diciembre de 2018
174 de 191 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Erase un film que robaba a las películas buenas para hacer una peli muy mala".

Me imagino que los productores de esta obra vieron El Rey Arturo: La Leyenda de la Espada, y les pareció grandiosa, pero demasiado constreñida por el rigor histórico. El director Otto Bathurst, en cambio, no ha cometido ese error; de hecho, ha evitado cuidadosamente cualquier referencia a la Edad Media. Y lo digo en serio.

¿Y cómo han logrado construir un relato sobre Robin Hood con semejante premisa?, te preguntarás. Pues la solución que han encontrado es robar escenas sueltas de películas ambientadas en cualquier época... salvo el Medievo.

Para evitar spoilers, me centraré a partir de ahora en el plano estético de la película. Con esa será más que suficiente.

La historia arranca en Nottingham (que luego iremos descubriendo que es un New York vagamente feudal), y nos cuenta como se conocen Robin y Marian. Pues bien: toda la secuencia está inspirada en 50 Sombras de Grey. ¿Te duele leerlo? Pues esto acaba de empezar.

La acción se traslada después a un Oriente Próximo que NO es el de las cruzadas, sino el de unos guerra de Irak en el que los marines llevan arcos que empuñan como si fuesen ametralladoras, se gritan frases como "No te separes de la unidad", los talibanes se mueven como ninjas mientras disparan flechas que silban como balas y revientan paredes de piedra, y los jefes de unidad lazan bengalas para pedir a la retaguardia un bombardeo de las catapultas.

En este tramo de la película aparecen, fugazmente, dos espadas. Y por increíble que parezca, no volveremos a ver ninguna en el resto de la película.

Por cierto, que a los soldados de la fe, en Inglaterra, los denominan "reclutas" ("... está usted reclutado...") antes de marchar a la guerra, "veteranos" cuando vuelven, y "soldados" mientras están allí. La palabra "cruzado" no aparece por ninguna parte, no vaya a ser que el espectador, por despiste, se traslade por un momento a la Edad Media.

De vuelva a Inglaterra nos encontramos con:

Unas minas de carbón (?) que parecen Mordor en un mal día: columnas de fuego, torres que se elevan hasta las estrellas de un cielo oscuro, y gente que pulula harapienta y pálida... menos Marian, que va maquillada como una furcia francesa en todo momento. Allí, entre chabolas de varios pisos, viven los obreros. Y digo "obreros". No "artesanos".

El Sheriff de Nottingham, desde el minuto uno, se nota que está al servicio de Lord Vader. Y por si cabía alguna duda, sus soldados son Stormtroopers. Salvo cuando hay protesta obrera, que entonces llevan - literalmente- porras y escudos de anti disturbios, contra los cuales los manifestantes lanzan cócteles molotov. Espadas no llevan nunca, que eso es una cosa muy feudal, y no pega con la película.

En este punto hay que decir no han sabido cómo lidiar con la aparición Iglesia, que, siendo una institución feudal que pervive hasta nuestras días prácticamente inmutable, podría haberle dado un aire medieval en algún momento. El director lo soluciona haciendo que los sacerdotes hablen como mafiosos, y trayéndose a un personaje de Juego de Tronos (Varys, "La Araña") para que sea el líder del clero local.

Por las noches, los ricos de la ciudad montan orgías salvajes, con alcohol, apuestas en la ruleta, drogas, y tan multi raciales que incluyen a mujeres asiáticas. Las féminas, por cierto, van vestidas para la ocasión. Eso es, unas van de dominatrix, y otras parecen strippers que todavía no se han desnudado del todo. Ojo: no es que en las misas matinales vayan más recatadas.

En todo este ambiente se mueve Robin con una doble vida: por el día es el playboy multimillonario Lord Loslie, y por las noches es un oscuro justiciero enmascarado que lucha contra la corrupción de la ciudad. La Mansión Loslie le sirve de batcueva.

Llama la atención la presencia de muchos hombres y mujeres de raza negra entre las clases suburbanas. Más que nada, porque la cámara les enfoca muchas veces. Cuota cumplida.

No faltan referencias a Matrix y a la saga de videojuegos Assasin´s Creed.

Respecto al argumento, es previsible a más no poder. Y en algún momento hay un intento de discurso épico que resulta totalmente fallido.

Ah, un último detalle: los coches de caballos, cuando cogen velocidad, pueden atravesar paredes. Los caballos salen del trance con alguna abolladura, pero nada más.
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