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Críticas de Sibila de Delfos
Críticas 4.392
Críticas ordenadas por utilidad
7
30 de diciembre de 2015
237 de 282 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spotlight es una película llena de buenos valores cinematográficos.
Está rodada con brío y con elegancia, tiene unos intérpretes fantásticos, y cuenta con eficacia la investigación de uno de los casos más sonados de pederastia dentro de la Iglesia Católica estadounidense. Pero tantísimo premio como está recibiendo y tantísima mención como Mejor Película del año es algo que le queda grande, muy grande.
El problema principal es la frialdad del guión. Una historia como esta necesitaba más emoción, más emotividad. Tampoco hacía falta convertirla en un culebrón lacrimógeno, ni mucho menos, pero la cinta fracasa estrepitosamente en la misión de implicar al espectador con tan truculenta historia. No existe esa conexión, porque el desarrollo de la trama es plomizo y sobre todo poco emocionante, como decimos. Tampoco ayuda que los personajes del grupo Spotlight estén tan poco definidos. Apenas sabemos nada de ellos. Son como un único cuerpo con varias cabezas que trabajan juntas por un mismo objetivo, y aunque se agradece ese interés por mostrar a los periodistas como, precisamente, una unión imparable, no hubiera estado de más que cada uno de ellos estuviera un poquito más matizado y desarrollado, para ayudar precisamente a esa identificación del público con ellos, que no se produce.
Así, lo mejor son los momentos en los que los miembros de Spotlight entrevistan a las víctimas de los abusos (prácticamente los únicos momentos en los que el espectador realmente siente con los personajes y se le encoge el corazón ante esos los testimonios tan duros), y por supuesto, el trabajo de los actores. Tener en la misma película a Mark Ruffalo, John Slattery, Rachel McAdams, Michael Keaton, Stanley Tucci o Liev Shcreiber no es ninguna tontería, y todos funcionan a la perfección como grupo coral, más que como actores individuales (no hay nadie que destaque especialmente por encima de los otros, o por encima de otros intérpretes de otras películas "premiables" del año, pero como grupo sí resultan memorables).
En definitiva, una película aceptable, muy correcta, de notable incluso (aunque notable bajo), pero para nada la mejor del año ni ninguna obra maestra.

Lo mejor: Los actores y las escenas en las que vemos los testimonios de las víctimas.
Lo peor: Le falta emoción a esa narración tan fría, y los personajes no quedan muy definidos.
Sibila de Delfos
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9
30 de mayo de 2011
172 de 221 usuarios han encontrado esta crítica útil
La saga X-Men, al menos en sus dos primeras entregas, era prácticamente la única en el género de superhéroes que se salvaba de tener alguna película mediocre o directamente mala en sus filas.
Pero después de que Bryan Singer filmara dos de las mejores películas fantásticas jamás hechas, llegó Brett Ratner y lo destruyó todo. Mal guión, ninguna inteligencia, decisiones argumentales muy cuestionables.... poco o nada funcionaba en X-Men: La decisión final. Y aunque el público respondió espectacularmente bien (mucho mejor de lo que merecía el esfuerzo del equipo...), esta X-Men: Primera generación demuestra que, en los despachos de Marvel y de Hollywood en general, había algunos que sabían que las cosas podían hacerse mejor. Y no sólo éso. DEBÍAN hacerse mejor.
Quizás es por la vuelta de Bryan Singer a las labores de producción y creación de la historia. Quizás es por el reparto. Quizás es por el guión. O quizás es por todo ello.. pero esta X-Men es una auténtica gozada para los fans de los mutantes más célebres de la ficción, y debería serlo también para todos los cinéfilos en general.
El guión de la película combina a la perfección espectacularidad con intimismo, humor con violencia, drama y política. Quizás ese es el único fallo medianamente grave de la cinta, la trama política. y no porque no sea interesante, sino porque nunca me quedaron muy claras las razones que tenía Sebastian Shaw (villano al que Kevin Bacon da vida con una facilidad y carisma pasmosos) para meterse de por medio. O más bien, ¿por qué hacía falta tanta complejidad/complicación para acabar siendo todo lo que ya sabíamos: el principio de la lucha entre los mutantes y la humanidad, y muy especialmente, entre las propias facciones mutantes.
Porque ése es el gran punto fuerte de la película. Ir desvelando poco a poco por qué los personajes que conocemos llegaron a ser así, por qué se forjaron las alianzas, y qué sentían unos por otros. Por qué Raven Darkholme pasó a ser Mística, y cómo y por qué se enamoró de Magneto. Por qué Hank McCoy se convirtó en Bestia. Por qué se empezó a usar la Mansión X como escuela y guarida. Y sobre todo, la cámara de Matthew Vaughn nos enseña los entresijos de la relación entre los dos grandes amigos que se convrtieron en rivales. James McAvoy, en la piel de Xavier, muestra una vez más que es el mejor actor de su generación (sus ojos lo dicen todo), mientras que Michael Fassbender, el mejor del reparto, transmite todo lo que su personaje ha de transmitir (dolor, ira, amor, amistad) en apenas una mirada. El resto del reparto, en interpretaciones más que correctas, acompaña perfectamente a esta pareja estrella.
Y por si todo ésto no fuera poco, está Vaughn, Matthew Vaughn, quien decide disfrazarse de Singer o incluso de Richard Donner, para filmar con una elegancia y un clasicismo que sólo pueden calificarse de extraordinarios, ya sea en las escenas de acción o cuando maneja los diálogos entre sus personajes. ¿Ha nacido una leyenda?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sibila de Delfos
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10
1 de noviembre de 2006
155 de 193 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 2000 se estrenaba una película llamada a resucitar el "cine de romanos" que tan en alza estuvo con títulos como Ben Hur o Quo vadis. La dirigía un Ridley Scott en horas bajas que necesitaba de un gran éxito para volver a la élite y la protagonizaban dos actores que venían dando buenos resultados en papeles menores, Russell Crowe (nominado al Oscar en el 99 por El dilema) y Joaquin Phoenix (más conocido por ser hermano del fallecido River Phoenix).También rondaban por alli dos ilustres veteranos como Richard Harris y Oliver Reed, ya asumiendo roles secundarios.Pues bien, esa película se llamaba Gladiator, o Gladiador y su inmenso éxito comercial supondría a la larga mucho más que la previamente comentada resurreccón del cine de romanos. Supondría que los grandes estudios de Hollywood desempolvaran los libros de Historia en busca de relatos clásicos que adaptar. Buena prueba de ello son las recientes Troya y El rey Arturo (y muy probablemente, el Alejandro Magno de Oliver Stone), que beben directamente de las magistrales escenas de lucha del film de Ridley Scott, cuentan con presupuestos multimillonarios y contratan estrellas presentes (Eric Bana, Brad Pitt, Orlando Bloom)y futuras (Clive Owen, Keira Knightley, Ioan Gruffudd)para los papeles principales. De hecho, la sombra de Gladiator se nota hasta en la banda sonora de muchas películas recientes como las antes citadas o Piratas del Caribe.Respecto a la calidad de la película, solo decir que es excelente, impresionante y consigue emocionar hasta el último minuto. Russell Crowe está simplemente genial. Consigue que nos emocionemos con su personaje, hasta hacernos parte de él. Joaquin Phenix muestra una solvencia inusual en los actores de su generación. El mundo clásico ha vuelto a Hollywood. Tanto los que amamos la Historia como los que no, disfrutémoslo. Ahora somos libres para emocionarnos una y otra vez con esta obra maestra.

Lo mejor: Todos los actores, en especial Crowe y Phoenix; Ridley Scott, en plenitud de facultades; la música del maestro Hans Zimmer y Lisa Gerrard, con esa maravilla de canción llamada "Now we are free" a la cabeza. Por encima de todo, el poder que tiene la película para seguir conmoviendo y sorprendiendo aun después de una veintena de visionados.
Lo peor: Nada.
Sibila de Delfos
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9
3 de enero de 2016
133 de 149 usuarios han encontrado esta crítica útil
Room es un regalo para un cinéfilo, y sin duda una de las mejores películas de 2015.
Cabría pensar que una película que empieza con una joven secuestrada en un zulo y con la única compañía de su hijo y, por supuesto, el secuestrador, va a ser algo deprimente, morboso e insano. Nada más lejos de la realidad. Room no es una película que se recree en lo escabroso de la situación de Joy Newsome, que es mucho. Es precisamente esa sencillez y, hasta cierto punto, normalidad con la que Lenny Abrahamson retrata la vida cotidiana de madre e hijo en su encierro lo que convierte a la primera hora de película en una de las experiencias cinematográficas más fascinantes que se recuerdan como mínimo en los últimos dos o tres años. Es imposible apartar los ojos de la pantalla, y sin necesidad de mostrar ninguna violencia o escena desagradable, la tensión que acompaña a las imágenes (especialmente cuando el secuestrador está presente... y seguro que no hace falta que demos más datos) es asfixiante y casi inaguantable para el espectador. Mucho peor lo que se intuye que lo que se ve, sin duda. La segunda parte de la película, una vez la situación de Joy y Jack ha cambiado, también es fantástica, aunque sin duda más convencional y "fácil", por así decirlo, y sin duda es algo inferior a ese primer tercio. Aun así, resulta en su conjunto una película de terrible y abrumadora belleza, llena de amor, de buenos sentimientos y de reflexiones acerca de lo que hace que la vida valga la pena incluso en los momentos más bajos, o cómo se puede empezar a reconstruir una vida completamente rota por una experiencia demoledora.
Brie Larson... pues la verdad, si se lleva el Oscar, como está haciendo con casi todos los premios de la crítica, será muy merecido. La californiana es una auténtica revelación. ¿Dónde había estado hasta ahora? Tiene un aplomo increíble, una capacidad para emocionar desmedida, y su presencia, sus ojos (esa mirada...) y su fuerza en pantalla son sencillamente arrolladoras. No era nada fácil componer un personaje así, y Larson lo hace con una destreza (interpretativa, pero sobre todo emocional) que ponen siempre al espectador el nudo en la garganta. A su lado, inolvidable, el pequeño Jacob Tremblay, uno de los mejores niños actores que se recuerdan en muchos años, y con eso queda todo dicho.
Tal y como Lenny Abrahamson dice, Room no es una película sobre un hecho criminal, aunque todo parta de ahí. Es una historia de amor, de supervivencia y de la vida en su esencia más pura, que es sufrir y disfrutar. Como la película.

Lo mejor: Brie Larson, sencillamente arrebatadora, y la casi perfección de todos sus elementos.
Lo peor: La segunda hora, más convencional y menos fascinante, aunque igualmente estremecedora.
Sibila de Delfos
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8
8 de febrero de 2012
136 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente, algo ha cambiado en el cine. O más bien, en las audiencias.
Hace medio siglo, películas como Australia, Cold Mountain o esta War Horse habrían entusiasmado a las plateas de todo el mundo. Sin embargo, ahora, dejando al margen sus defectos (que las tres tienen), la crítica las menosprecia y el público no se entusiasma. ¿Qué ha pasado? ¿Es peor el cine hoy que entonces? ¿O es que las personas somos menos ingenuas, más cínicas y ya estamos muy acostumbradas a ver casi de todo en una pantalla? Pues probablemente es éso... porque War Horse es una cinta con todos los ingredientes que la habrían hecho triunfar en otra época: historia melodramática, superación personal, canto a la amistad, animales, bellos paisajes, factura impecable, ambientación bélica... Así pues, ¿qué ha fallado?
A estas alturas, hablar de la pericia tras la cámara de Steven Spielberg es innecesario. El Rey Midas es uno de los más hábiles narradores de todos los tiempos, un pintor de imágenes, un realizador con una elegancia innata en su planificación que otros jamás tendrán. War Horse es un plato visual de maravilloso gusto, todo elegancia (como digo) y belleza, gracias a la colaboración de Spielberg y Janusz Kaminski en la fotografía (que homenajea por partes a David Lean, a John Ford y, muy claramente al final, a la mítica escena de Vivien Leigh de Lo que el viento se llevó. Ya sabe, la de "A Dios pongo por testigo..."). La primera hora es simplemente perfecta. El final roza también esa perfección. Y todo el conjunto desprende una emotividad apabullante, y una clara añoranza de un cine más elemental, más primario, más cercano a las emociones de la gente.
Sin embargo, la película tiene un enorme problema (aparte del posible rechazo inicial de las audiencias), y es que es indudablemente demasiado larga. Las historias de los dos hermanos alemanes y la niña y el abuelo franceses resultan demasiado extendidas y alargadas en pantalla, ralentizando un ritmo hasta entonces estupendo. 35 minutos menos y podríamos estar hablando de una casi obra maestra... pero ese exceso de metraje lastra el conjunto de forma muy notable.
Gracias a Dios, Peter Mullan, Emily Watson, todos los jóvenes actores, y muy especialmente Benedict Cumberbacht y Jeremy Irvine (será una estrella) dan lo mejor de sí mismos, componiendo un exquisito reparto.
Y sí, está muy dicho que recuerda enormemente a Ford, Lean, Lo que el viento se llevó y en general a todo el gran cine del Hollywood clásico. Pero no creo que sea injusto ni pesado recordarlo. Porque éso es lo que ha pretendido Spielberg al adaptar esta novela. Homenajear el cine con el que él creció. Un cine que, para bien o para mal (depende de cada espectador) ya no se hace.

Lo mejor: La primera hora, Jeremy Irvine y su sabor clásico. Y la secuencia de Joey en las trincheras, un prodigio de dirección de Spielberg.
Lo peor: Es sin duda demasiado larga.
Sibila de Delfos
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