El Rey Arturo es una película que fracasará en taquilla y que no conseguirá, como es su pretensión, ser creadora de una saga. Pero no por mala sino porque han decidido que así sea dándole poca promoción y haciendo que se retrase una y otra vez su estreno.

La película no está mal. La historia no tiene que ver con la tradicional leyenda del rey Arturo y tampoco tiene nada que ver con la versión más histórica. Un rey Arturo, que debería ser galés, celtirromano, se presenta como un muchacho de barrio londinense, camorrista y muy astuto. La magia, que en la leyenda es de un corte más sutil, es tremendamente explícita. Tiene algunos detalles con los que el autor nos afirma conoce la ubicación temporal de la obra (la histórica y la legendaria) pero que se lo toma a rechifla*. No esperéis algo serio porque ya, desde el primer momento, nos están diciendo que vamos a ver Knight's Tale de Heath Ledger pero con otro rubio. Y con otro ritmo.

La película empieza con un falso caos. Pero, si quieres, lo entiendes. Para mí, el comienzo no está mal. Después, dejando claro (demasiado) que no hay buenos puros ni malos puros, que todo depende de las circunstancias. Más tarde, se acogota un poco durante un buen rato de metraje y, finalmente, vuelve a acabar bien. La película se hace demasiado larga, pero por culpa de las escenas de acción. El ritmo es de Guy Ritchie, como en Snatch, pero, en algunos momentos, no es el adecuado.

Lo mejor:
-La historia del primer tercio de la película.
-El tono con que nos cuenta la historia.
-La rotura con la línea de la leyenda original y con la revisión clásica-histórica.
-El humor de los personajes.
-Que no todas las ideas lleguen de la misma forma.

Lo peor:
-Las peleas. Demasiado largas y, como ya viene siendo habitual, demasiado oscuras y sin nitidez. ¿De qué me vale ver treinta litros de sangre si no he visto con claridad ni un mandoble?
-Las persecuciones. Demasiado largas. Demasiadas. Terminan cansando y haciéndote perder la atención.

En resumen, si quieres ver la historia del Rey Arturo que ya te sabes pero contada de otra forma, no vayas. Si quieres pasar un rato entretenido, ve. Pero no vayas muy por la noche porque las peleas y persecuciones pueden conseguir que te desconectes y te duermas. No está tan mal.

Película Pixar, con una gran animación, un excelente diseño de los personajes y un metraje dos horas más largo de lo que le correspondía (y sólo dura 94 minutos). La palabra que la define es aburrida porque, en el cine, no todo vale. Los primeros diez minutos ya me hicieron sospechar que algo no iba bien, todos los personajes principales, sin excepción, me cayeron mal. Sin embargo, le di una oportunidad. Mal hecho.
La película se enreda sobre sí misma intentando dotar de profundidad una historia plana y tontorrona que sólo da para un cortometraje y que, por cierto, ya está hecho (y cuenta una mejor historia que la película). Sólo merece la pena un alguna escena suelta (spoiler) y la metáfora sobre la preadolescencia. El caso es que ya las viste en el tráiler y con eso no es suficiente para hacer una película.
Pero, oye, hay gente a la que le entretiene. Hay de todo en este mundo.
Por cierto, ¿a alguien más le ha parecido que estaba viendo la segunda parte de Rompe Ralph?

No es que fuera pensando que vería una revolución en el cine, pero de una película de acción con Jeremy Irons, lo mínimo que puedes esperar es entretenimiento (lo más bajo que tiene es Dungeons and Dragons y, a estas alturas, me resulta cómicamente entretenida). Pero no. Me he dormido dos películas en el cine, una china llamada 10 espadas (que recuerdo vagamente) y en ésta. Las escenas, inconexas. La trama, inexistente. Los personajes, planos, mediocres.

Lo mejor: captan la imagen del videojuego y el cásting es bastante acertado (en apariencias físicas). La caracterización de los personajes es la idea que yo me hago cuando aprieto los botones del mando. El tratado de las imágenes e, incluso, el sonido, no abandona la que es su fuente. Y ya.

Lo peor: el guión. Ni una frase en su sitio. Las secuencias de acción sin sentido (propias de un videojuego, pero que no tienen cabida en una película). Y palabras y más palabra. No completa, en toda la película, una secuencia. No hay ninguna evolución en la trama. Espero que castren la franquicia que tratan de instaurar.

Me negué a verla en el cine por la exagerada campaña publicitaria que arrastró. Me parecía sospechosa. Y tengo que darme la razón (y un pin). La película es su tráiler y su publicidad previa. La historia es lineal, aunque montada con cierto talento, y la historia de amor, al principio, mejoraba lo visto hasta el momento. Pero ahí se acaba la originalidad, si es que la tiene, de la película. Después, adquisición de superpoderes, trauma, chica en apuros, héroe al rescate. Aderezado por unos chistes que, a la media hora, comienzan a ser repetitivos. Personajes sin trasfondo, principalmente los villanos y los héroes secundarios. El principal y la chica caen bien (él un rato,,,).
No es una película malísima, ni aburrida, la acción es decente... Pero su clamada irreverencia la he visto mejor y con más gracia en Kickass, en la Máscara o en las películas de Sherlock Holmes. Y estas son películas buenas, sin más. Ponerle más de un 7, realmente, me parece un ejercicio de lavado de cerebro. Sólo podría obtener un notable para fanáticos de este cómic que no se sientan traicionados.
Por cierto, gran truco publicitario el de Reynolds al tratar de hacernos creer que era un subproducto de Marvel. Mucha gente dice que es genial por romper con el género y se apega, pasito a pasito, a lo básico de construcción de guión de cine de superhéroes.

Quien haya leído el libro sabrá que los Starship Trooper eran una máquinas de guerra con autoconsciencia, que los civiles eran pusilánimes que no comprendían el valor de ser ciudadano y que, cuando alcanzaban cierta claridad de mente, se unían al ejército para proteger a la humanidad. Lo mismo que dicen los personajes militares de la película.
Pero, si dicen eso, ¿por qué queda la sensación de que estamos viendo una crítica al fascismo y al uso absurdo de la fuerza? Porque, sin modificar ni un ápice el guión del libro, Paul Verhoeven revuelve actuaciones ligeramente histriónicas con épica bélica para contarnos dos historias: los soldados que luchan en la guerra, con todas sus vicisitudes, y la estupidez del militarismo. Todo ello, mezclado con unos efectos especiales un poco flojos para su época pero que, extrañamente, no han envejecido ya que no son lo importante. Es un genio.
Quizá los últimos 20 minutos de metraje cambien el enfoque pero, sin modificar el libro, era imposible otra conclusión.