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El valle de las abejas (1968)

El valle de las abejas
97 min.
7,5
517
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Sinopsis
Región báltica de Prusia, Plena Edad Media. Ondrej (Petr Cepek) es un joven amante de las abejas, al que le es presentada la nueva esposa de su padre, el señor de Vlkov (Zdenek Kryzánek), una chica que tiene prácticamente su edad y a la que regala un cesto lleno de pétalos que debajo esconde murciélagos. Tal acción hará que su progenitor cargue violentamente contra él, estando a punto de arrebatarle la vida. Arrepentido por su crueldad, el señor de Vlkov prometerá ante la imagen de una virgen consagrar la vida de su hijo a Dios si finalmente no fallece. Es por ello que Ondrej acabará entrando en la orden de los Caballeros de la Cruz, en la que un cruzado llamado Armin (Jan Kacer) se ocupará de su educación. El conflicto entre razón y fe, la ausencia de Dios y la mentalidad pagana fue el eje argumental de una de las películas más recordadas de Frantisek Vlácil. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Edad Media Religión Nueva Ola Checoslovaca
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Checoslovaquia Checoslovaquia
Título original:
Údolí vcel (The Valley of the Bees)
Duración
97 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
9
Fantasías masculinas: el miedo a la disolución
Después de leer una crítica superficial que serviría mucho mejor como sinópsis y otra que -como muchas otras en FilmAffinity- grita orgullosa a los cuatro vientos su ignorancia vamos a tratar de ir un poco más allá en una película que sin lugar a dudas lo merece. Frantisek Vlácil ya me sorprendió hasta límites insospechados con su genial “Adelheid”, una obra maestra, también el producto de una adaptación al cine de una novela de Vladimír Körner, completamente desconocido en el mundo castellanoparlante. En el caso de “El valle de las abejas” salta a la vista ese estilo inconfundible a la hora de penetrar en la psique de los protagonistas, profundamente marcado por el psicoanálisis freudiano en un momento en que éste iba a empezar a recobrar importancia en los debates intelectuales (estaban próximas las tesis de Deleuze y Guattari). Como veremos no sólo se observa en los abundantes símbolos, sino en la misma comprensión de la realidad que se pretende transmitir en clave dialéctica (por otra parte algo muy propio del cine realizado en la Europa del este durante el periodo del socialismo real).

La película se encuentra ambientada en las primeras décadas del siglo XIII, a caballo entre Bohemia y un castillo de la Orden de los Caballeros Teutónicos en algún punto de la costa Báltica. Ondzej, oriundo de las tierras centroeuropeas, es condenado por los pecados de su padre a ingresar en la Orden, donde conocerá a Armin, un hermano con verdadera vocación de cruzado y religioso que se hace cargo de la educación del joven. Las primeras escenas en que podemos verlos juntos en el mar están cargadas de homoerotismo, contenido por la atmósfera de represión imperante (el momento en que se arrodilla frente a Ondzej para que le ponga la cota de malla es muy significativo).

Y aquí es donde podemos empezar a realizar el análisis psicoanalítico del film: Armin es “el-que-aún-no-ha-acabado-de-nacer”, alguien que ha sido incapaz de crearse un yo en el sentido freudiano por su incapacidad para aceptar el mundo que le rodea (por ejemplo el hecho de que muchos cruzados fueran mercenarios en busca de fortuna) y su oposición a éste y a lo que de éste pudiera fluir dentro de sí mismo. Pronto observaremos que Armin ha construido una armadura que lo protege en su integridad físico-espiritual, de ahí que conciba el sufrimiento (la represión) como el camino hacia Dios.
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31 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Perros de la Justicia.
228/28(15/06/21) Sugestivo drama histórico checoslovaco dirigido por František Vláčil, en marcado en el SXIII, con el guión del propio director y Vladimír Körner relata las ‘aventuras’ del joven Ondřej que su padre envía a unirse a la orden teutónica, donde trabará amistad con el fanático religioso Armin, en una historia que aborda temas sobre el radicalismo cristiano, las dudas existenciales, la opresión religiosa, deconstruyendo la compleja naturaleza humana. Ello desde la naciente Nueva Ola Checa, donde en su naturalismo de escenarios toma gran importancia la cruda cinematografía en glorioso b/de Frantisek Uldrich (“El Barón Fantástico” o “El incinerador de cadáveres”), cargada de contrastes de grises, dotando a la ambientación medieval gran sentido visual, en sus decadentes castillos, en sus desolados páramos, bosques, conventos, ríos, páramos, de una calidad pictórica punzante, así como emitiendo brutalidad atávica en puntuales momentos, donde la banda sonora de cánticos corales sacros impregna al metraje un aura cuasi-místico.

Frantisek Vláčil es conocido por el público fuera de su país natal por su obra de 1967 “Marketa Lazarova”, que a mí me decepcionó en su caótica narrativa, no así esta, más clara y diáfana. Esta que me ocupa fue su siguiente trabajo, y de hecho se originó en el hecho de hacer un argumento con el que se pudieran aprovechar los decorados y vestuario de la anterior. Llegó a los cines justo cuando la URSS invadía Checoslovaquia, para aplacar por la violencia la llamada Primavera de Praga, y muchas vieron la película como una alegoría de como el cristianismo fanático representado en los Cruzados eran los invasores soviéticos que impedían la libertad de los checos. Vláčil imprime un ritmo algo desequilibrado, aunque con picos que hacen la cinta atractiva, con escenas que rezuman verité.

Ambientada en el siglo XIII. El señor de Vlkov (brutal Zdenek Kryzánek) se casa con Lenora (estremecedora Vera Galatíková) mucho más joven. Su hijo Ondřej (correcto Zdenek Sedlácek) le da murciélagos vivos a Lenora como regalo de bodas, lo que enfurece a su padre que casi lo mata. Reza para que el niño sobreviva. Promete a Dios que entregará Ondřej a la Orden Teutónica si sobrevive. Ondřej (de adulto un gran Petr Cepek) es curado y enviado al Mar Báltico, donde se une a la Orden Teutónica. Se hace amigo de Armin von Heide (excelente Jan Kacer), quien se convierte en su mentor y protector. Armin participó en las Cruzadas a Tierra Santa y es un fanático devoto de Dios. El Caballero Rotgier (buen Josef Somr) intenta abandonar la orden y escapa. Ondřej, Armin y otros miembros lo persiguen.

El núcleo de la historia está en la turbadora relación entre el protagonista Ondrej y Armin, entente que roza lo homoerótica, una amor homosexual soterrado obsesivo parece por parte sobre todo del segundo, con escenas tan de ‘baño turco gay’ como la del baño en el mar desnudos retozando en pelotas sobre la arena, sensación reforzada por como Armin persigue como a su gran amor a Ondrej, pudiendo esconder (entiendo yo) su amor desmedido por él tras la más cara del fanatismo religioso, pues se puede entender que no es que quiera vuelva a la Orden Católica, sino que lo que desea es que vuelva con él. Donde los celos a que pueda a cavar con una mujer no son por que deje de lado el cristianismo, sino que lo abandone a él. Orden Teutónica con rígidas normas sobre el celibato, el contacto visual con las mujeres, y deben obediencia de vida a Dios una visión de este vengativa, pudiendo paradójicamente ‘defender’ esto con la violencia más salvaje (Armin reza a su espada y a Dios, sus dos motores de vida, llevando consigo el fetiche de arena de la Tierra Santa), con sentencias tan atávicas como condenar a alguien a ser comido por los perros.

En su tramo central la película se convierte en una de aventuras, una odisea de huida hacia adelante, comenzando con alguien que escapa y uno de sus perseguidores coge el relevo de este al ser atrapado, con peleas y disputas por el camino, con idas y venidas, con enfrentamientos que rezuman realismo, lejos de la mitificación de héroes medievales, estos personajes son falibles, muy humanos en su comportamiento, con dudas, con dilemas morales, con un Ondrej buscando su libertad, aunque para ello deba de acometer tropelías (el fin justifica los medios ¿?) cual paradigma del checo coetáneo, que sufrían la ocupación soviética. Todo para desembocar en un tramo final apreciable en como derrocha emociones, desde el romance de Ondrej (no quiero spoilear), el encuentro final entre los amigos y como termina de modo cortante, de las conclusiones que se te queda.

Cabe achacarle que al inicio es como si nos hubieran hurtado metraje, pues vemos la ceremonia de la boda y al adolescente Ondrej les ‘regala’ murciélagos a la pareja, y esto no se sabe porque, no se sabe si es porque tiene problemas mentales, o por celos, o porque algunos de los dos tenga tirria especial a estos animales, te deja un poco con el ceño fruncido y un poco desorientado; pero es que luego llega la reacción del padre, del todo desproporcionada, o es que nos falta información, pues coger al chaval y reventarlo contra el muro resulta matar moscas a cañonazos, no entendemos porqué de su comportamiento vengativo desmedido; pero es que luego el padre reza a Dios arrepentido pro lo que ha hecho, y ofreciendo a Ondrej a la Orden Teutónica si sobrevive al estropicio, esto me chirría, pues lo normal es que el sacrificio sea del que ha cometido la tropelía, o sea, del padre, no tiene sentido, pues encima de estar al borde de la muerte el padre lo ‘condena’ a una vida asceta y de celibato (¿?); Un proceder de todos los implicados atropellado.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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