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El trabajo de mis sueños (2020)

El trabajo de mis sueños
97 min.
5,6
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Sinopsis
Finales de los años 90. Joanna, una joven que sueña con ser una gran escritora, consigue trabajo en una de las principales agencias literarias de Nueva York como ayudante de la directora. Entre otras tareas, Joanna ha de responder las numerosas cartas que envían los fans de uno de los escritores de la firma, el mítico J.D. Salinger, autor de “El guardián entre el centeno”. Apartándose del protocolo, Joanna imprimirá a sus respuestas un carácter muy personal... Adaptación de la exitosa novela autobiográfica “Mi año con Salinger”, de Joanna Rakoff.
Género
Drama Biográfico Literatura Años 90
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Canadá Canadá
Título original:
My Salinger Year
Duración
97 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Canadá-Irlanda;
Links
8
Aprendiendo a vivir
Se nos presenta una historia llena de sensibilidad en las relaciones con los demás y con uno mismo, que es un poco la historia de todos. El libro de memorias de la propia escritora es trasladado a la pantalla con una dirección de actores bien llevada y dos interpretaciones poderosas que aguantan y hacen sobresalir el interior de sus personajes: una resoluta y fuerte Sigourney Weaver que esconde sus propios demonios, y el protagonismo de Margaret Qualley luchando entre sus sueños y la realidad.

Y el guión avanza mientras las relaciones de Joanna Rakoff con las personas que el azar o la voluntad han puesto en su vida le muestran lo que es importante. Resistir. Porque Joanna es y quiere seguir siendo una buena persona, y se intenta enfrentar con amabilidad a las cosas que la ponen a prueba aunque se equivoque. Así, mediante la experiencia de los demás y los anhelos de su corazón, aprende la importancia de esos sueños y la importancia de atreverse a cambiar aquello que no le parece justo para otros y fundamentalmente para ella misma.

J.D. Salinger es el contexto en el que se construye una metáfora para la propia vida de Joanna. La metáfora de preguntarte sobre ti mismo, de conocerte a ti mismo, y de conocer a los demás como son y no como te gustaría que fueran. Es un personaje en la historia, pero sólo secundario, un atrezo para el importante decorado de la propia vida que Joanna está siempre descubriendo. Y la ciudad de Nueva York representa a la ciudad inmaterial de los sueños, y aun hoy puedes sentirla así, si de pie desde abajo alzas la vista sobre los rascacielos, a algún lugar más allá de ese horizonte, lejos del cielo de neón.

¿Cuántas veces nos hemos encerrado en una relación laboral o sentimental por inercia aun sintiendo que no es nuestro camino? ¿Cuántas veces hemos dejado pasar un tren que iba al destino buscado sin subir sólo por miedo? Joanna nos muestra que es posible la aventura de aprender de lo que nos rodea intentando ser fieles a nosotros mismos y seguir soñando, hasta el fin. Así que si te atreves a soñar, simplemente déjate llevar por ella durante los cien minutos de esta historia, abierto a esperar cualquier final.
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15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Crítica de Sueños de una escritora en Nueva York por Cinemagavia
*Otro relato iniciático de búsqueda

Desde sus primeros minutos, Sueños de una escritora en Nueva York nos deja claro que la protagonista de esta cinta busca algo. Algo que le haga escapar de una vida rutinaria y falsamente acomodada. Algo en definitiva que acerque su vida a lo extraordinario. Un extraordinario que la joven y dispuesta Joanna (Margaret Qualley) cree poder encontrar a través de la literatura.

Joanna sueña con ser escritora y aunque no escribe todo lo que debería, la ciudad de Nueva York se despliega ante ella como el lugar ideal para cumplir sus sueños. Más aún, cuando consigue entrar a trabajar en una prestigiosa agencia literaria, bajo la tutela de Margaret (Sigourney Weaver). Con un cometido muy particular, contestar la numerosa correspondencia que los lectores envían al mítico J.D. Salinger. Una tarea monótona y rutinaria que Joanna acabará trasgrediendo, para contestar ella misma cartas personalizadas.

Una decisión, fruto de su alma escritora, que enfrentará a Joanna con sus sueños y ambiciones. ¿Quiere Joanna apostar por su carrera literaria o prefiere desarrollar una vida laboral más confortable dentro de la agencia?

*Un periodo de cambio muy bien trasladado a la gran pantalla

Una decisión que Joanna tiene la suerte de tomar en un periodo de ebullición artístico y social. En cada esquina de Nueva York uno puede toparse con una librería o con un recital de poesía. Son los años noventa y una nueva época parece estar barriendo con los viejos tiempos. Las viejas máquinas de escribir ven amenazado su reinado por los modernos ordenadores. Aunque en la agencia de Joanna todo parece detenido en el tiempo.

Y es precisamente en esa reproducción de una época pasada donde Sueños de una escritora en Nueva York consigue uno de sus puntos fuertes. El diseño de producción está cuidado al detalle, con una reproducción majestuosa de la agencia literaria. Con unos magníficos despachos de madera, fotografías de literatos cuidadosamente escogidas y un logrado color sepia. Y junto a ello, el diseño de vestuario que se adapta a la perfección al tono entrañable y optimista del conjunto.

En un esfuerzo creativo que la intérprete Margaret Qualley sabe sacar partido. Con una interpretación muy realista en la que se mezcla la inocencia con la picardía. Y la delicadeza con la disposición absoluta a lograr una meta. Aunque si bien creo que Qualley brilla en su rol, al lado la gran Sigourney Weaver está francamente desdibujada. En su aspiración de emular a la Miranda Priestly (“El diablo viste de Prada”), lo que logra es una interpretación pasada de vueltas.

*Entrañable, pero sin aportar nada sobre la figura de Salinger

Interpretaciones, eso sí, que no desentonan con el tono entrañable que guía toda la cinta. Porque Sueños de una escritora en Nueva York es una película muy agradable de ver, en su forma y en su fondo. En ella no hay rastro de reivindicación social o intentos de armar un sesudo relato. Y en ocasiones se agradece.

Aunque su fallo más imperdonable es desaprovechar la oportunidad de haber aportado algo sobre la figura de J.D. Salinger. Si bien aquí la cinta ha sido traducida como Sueños de una escritora en Nueva York, el título original es My year with Salinger. Un título que presupone una presencia significativa del autor o un acercamiento a la figura del creador de El guardián entre el centeno. Sin embargo, la presencia de Salinger en la película es meramente anecdótica e incluso un tanto paródica. Siendo lo más interesante de todo ello, la pasión que un Salinger, al final de su vida, trasmite a Joanna por las letras.

*Conclusión

En definitiva, estamos ante una película imperfecta pero provista de un encanto no apto para todos los paladares. Sirviéndose de una premisa muy atractiva, si logras entrar en ella podrás disfrutar de una cinta puramente evasiva. Una historia afable, que malgasta la presencia de J.D. Salinger, pero que aprovecha el rebufo de brillo que va desprendiendo Margaret Qualley.

Sueños de una escritora en Nueva York desprende buenos sentimientos y pasión por lo que uno hace y solo eso merece una oportunidad. Porque la sensación de que uno puede tener un camino es muy grata.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
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