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Voto de Chagolate con churros:
7
Drama. Fantástico Oscar y su hermana Linda viven desde hace poco en Tokio. Él sobrevive traficando con drogas, ella trabaja como stripper en un club nocturno. Durante un forcejeo con la policía, Oscar cae herido tras un disparo. Aunque muere, su espíritu, fiel a la promesa de no abandonar a su hermana, rechaza abandonar el mundo de los vivos. Su espíritu vaga ahora por la ciudad y sus visiones son cada vez más caóticas. (FILMAFFINITY)
23 de enero de 2012
29 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo sé, que a estas alturas, usar epítetos, como inclasificable, es tan absurdo como poner la etiqueta de “obra de arte”. Pero ciertamente, más que inclasificable, me atrevería a definir esta obra de Noé como no conmensurable, exento de posibles valoraciones numéricas. Y no solo porque encuentre tantos fallos como aciertos, sino porque es ante todo una obra que no posee paradigma. Ahí radica su fuerza, su mayor acierto y quizá, para muchos espectadores, su mayor fraude.

Enfrentarse a este ejercicio significa dejar de asumir. Sin más. Y luego, aceptar que te la meterán doblada. Sí, es que su director es Gaspar Noé. Así que quieras o no, el realizador te cogerá de la mano, te avisará de los peligros para no salirte del camino y luego, te dará una palmadita en la espalda para despedirte. Su guion (el camino) es tan obvio, tan manido, tan sofocante, que no queda más remedio que gemir de disgusto. Queda todo expuesto, sin matices, y con errores garrafales en la escritura del guion, atribuibles al miedo a perder al espectador. Un ejemplo lo encontramos al principio, cuando Oscar (Nathaniel Brown) se dice a sí mismo: Ella es mi hermana, a veces cree que sabe algo de mí. Yo lo llamo "Información Alzheimer", que es dar una información al espectador-lector que ya conoce el/los personaje/s de la escena en concreto, llegando ab absurdum. Es como si dos personas van a ver un partido de fútbol, y a la conclusión de este, uno le dice al otro: Pues el Elche ha ganado al Hércules 2-1. ¡Bien, chico, eres un hacha! En tal situación me encuentro, cuando Oscar nos informa de que la chica que se acaba de ir es su hermana, yo me miro a mí mismo y me digo: “esto es absurdo” (también es información Alzheimer, porque evidentemente, es absurdo).

Hubiera querido que todos los fallos fueran de la misma índole, pero desgraciadamente, Noé, un poquito más adelante, temeroso de introducirnos en una espesura infranqueable, comete el error de contarnos la película de pe a pa en un insensato diálogo sobre El libro tibetano de los muertos de los labios Alex (Cyril Roy), el compañero yonqui de Oscar. Cuando solo con la referencia que Oscar realiza sobre el libro en conversación con su hermana minutos antes, hubiera sido suficiente. Pero es que la sutilidad nunca ha sido compañera de juego de Gaspar Noé, y quizá por este motivo, o porque considere que lo explícito adquiere más valor o hiere más que lo perspicaz, reitera las escenas más crudas, aquellas que hieren más sensibilidades por una visión abrupta y caótica de una sociedad que nada tiene de ficticia. Y yo que estoy como de vuelta me hastío, cuando comprendo que a otros espectadores aún sientan en la brusquedad ostensible un recurso válido para implicar al receptor. Y vean con buenos ojos la insistencia en grabar el accidente de tráfico, y los planos iterativos de un embrión corpore insepulto.

(Abrónchense los cinturones porque esto contininúa)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chagolate con churros
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