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España España · Barcelona
Voto de alex:
8
Musical. Romance. Drama Geneviève es una joven que vive con su madre y le ayuda en la tienda de paraguas que tienen en Cherburgo. Está enamorada de Guy, un joven mecánico, con el que piensa casarse a pesar de la oposición de su madre, que considera a Geneviève demasiado joven y a Guy demasiado pobre. Para pagar una deuda, la madre se ve obligada a vender un collar a un rico joyero que se enamora de Geneviève desde el primer momento. Mientras tanto, Guy tendrá ... [+]
27 de septiembre de 2009
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imaginemos un país -llamémosle Cherburgolandia- en el que sus habitantes, cuando van al cine, se extrañaran de que los actores de cierta película recitaran sus diálogos de forma que ellos juzgarían monótona y sin acompañamiento musical alguno. Una película extravagante e irreal, dirían. Y es que el mundo que conocemos, en el fondo, no es más que una interpretación de la realidad cuya validez se sustenta en el número de individuos que comparten sus reglas y convenciones.

Quizá por ello, aunque en un principio choque un poco que todos los diálogos de este musical atípico estén cantados (como si estuviéramos ante una opera), acaba uno acostumbrándose. Este modo de llevar los códigos del musical hasta el extremo acaba resultando, de hecho, más natural que el mundo esquizofrénico en el que se desenvuelven los musicales tradicionales, donde los actores, tras hablar largamente como “gente normal”, se ponen a cantar y a bailar de pronto al son de una música salida de no se sabe donde.

Uno de los puntos sobresalientes de esta película es su estilizado aspecto visual. Destacan los colores primarios (verdes, azules) y las ricas texturas (sobre todo en los papeles pintados) que muchas veces armonizan con el vestuario de los actores. Un “look” que luce bastante realista sin embargo, y se aleja del aspecto artificial y como de cartón-piedra que caracteriza a la mayoría de las películas musicales rodadas en estudio que solía confeccionar Hollywood. Deneuve, jovencísima, está estupenda, y todos los actores cantan sus diálogos con sentimiento y naturalidad, aunque estén doblados por cantantes profesionales cuya técnica de opereta nos remite a los musicales “de toda la vida”. Con todo, una sutil cadencia jazzistica recorre las variaciones de unas melodías que, por lo general, no buscan excesivo protagonismo (salvando el emotivo tema central que suena en la escena de la despedida en la estación, por ejemplo), pues parecen haberse compuesto para adecuarse a su función de soporte y acompañamiento de los diálogos. Y aquí hay que hacer una mención obligada a Michel Legrand, posteriormente captado por el cine americano y que compuso, entre muchas, la inolvidable banda sonora de “Verano del 42”.

En resumen: una original y conseguida película que cuando concluyó me sumió en una tierna melancolía. El amor recorre a veces caminos tortuosos que se interrumpen y vuelven a reanudarse. Pero algo se pierde en el camino y ya no puede recuperarse nunca.
alex
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