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Voto de Tony Montana:
7
Fantástico. Romance. Drama Un hombre (Brad Pitt) nace con ochenta años y va rejuveneciendo a medida que pasa el tiempo; es decir, en lugar de cumplir años los descumple. Esta es la historia de un hombre extraordinario, de la gente que va conociendo, de sus amores y amistades, pero sobre todo de su relación con Daisy (Cate Blanchett), la mujer de su vida. (FILMAFFINITY)
7 de marzo de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salí del cine sin saber bien qué pensar. ¿Me había encantado o me había dejado igual? ¿Realmente era para tanto o me dejó insatisfecho? Creo que la mejor forma de definirlo sería esa misma palabra, insatisfacción, quizás alcé las campanas al vuelo demasiado pronto viendo todo lo que reunía esta nueva película, tras una serie de trailers sencillamente espectaculares, y un equipo a todas luces impresionante. Pero mientras la veía no dejaba de preguntarme: Todo es sencillamente acojonante, pero... ¿Por qué me da todo absolutamente igual?. Hace un tiempo, hablando con un amigo de arte, pusimos los ejemplos de Antonio López, calcador de la realidad, y de Velázquez, como ilustrador de la realidad, y afirmé que la diferencia entre uno y otro era que el pintor madrileño recreaba la praxis con tal exactitud y minuciosidad que se había olvidado de meter la vida en el lienzo, mientras que Velázquez hacía que la vida de sus retratados se escapase por sus ojos. Saco este ejemplo a relucir porque hablamos de una película perfectamente imperfecta, de un acabado tan preciosista que resulta frío, alucinante y pictorialista, pero vacío y sin alma, como la obra de alguien que se sabe un genio y se ensimisma en su descomunal talento recreando historias fastuosas pero se olvida de insuflarles vida para ser algo más que una ilustración hiperrealista. Algo de lo que muchos acusaron a la anterior cinta del realizador, la historia del asesino del zodiaco, y que sin embargo hacía de esa desnudez formal casi artesanal su principal virtud.

a su favor, hay que decir que me gusta el retrato que realiza de Estados Unidos. Es puro Americana, y es que es donde más fácil resulta encuadrar esta epopeya romántica de aspiraciones algo grandilocuentes. Es la cara oscura de América, pues todos los protagonistas están en una situación llamémosla inféliz, al contrario que el país en los momentos en que es retratado: El señor Gateau, inventor del reloj, muere de pena por el fallecimiento de su hijo en la Gran Guerra; o el propio padre de Benjamin, representanción del capitalismo más exacerbado (destruye el método artesanal de la fábrica de botones por uno masivo e industrial acorde con el nuevo mercado) abandona a su hijo el día que se declara la victoria norteamericana en dicho conflicto en un geriátrico, y que, a pesar de su poder, cae víctima de sus enfermedades y vive atormendato por la muerte de su ex-mujer. Y los personajes son clásicos del universo fincheriano: El capitán del barco amigo de Benjamin es la figura cínica y desencantada que ya interpretaron Morgan Freeman o Robert Downey Jr. en otras cintas del realizador, y el propio Benjamin no es más que una extensión del detective Mills de Seven o del Edward Norton de El club de la lucha, sujetos a los que la situación les sobrepasa y son incapaces de cambiar las cosas, y finalmente terminan manipulados o dirigidos por alguien, o derrotados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tony Montana
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