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130,317
Animación. Ciencia ficción. Romance. Infantil
En el año 2800, en un planeta Tierra devastado y sin vida, tras cientos de solitarios años haciendo aquello para lo que fue construido -limpiar el planeta de basura- el pequeño robot WALL•E (acrónimo de Waste Allocation Load Lifter Earth-Class) descubre una nueva misión en su vida (además de recolectar cosas inservibles) cuando se encuentra con una moderna y lustrosa robot exploradora llamada EVE. Ambos viajarán a lo largo de la galaxia ... [+]
7 de agosto de 2008
106 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
De un tiempo no muy lejano a esta parte, nos hemos acostumbrado a que el cine de dibujos animados reelabore conocidos patrones literarios y cinematográficos y bien los adapte al público infantil o bien los embadurne de más o menos fina ironía. En este sentido podríamos aventurar una marca de la casa para las principales creadoras de este tipo de filmes. Las historias de Pixar (Finding Nemo, Cars...), independientemente de las peculiaridades de sus protagonistas, han sido contadas mil y una veces antes. Las historias de DreamWorks (Shrek, Kung-Fu Panda) recurren con demasiada frecuencia a la parodia. Las historias de Aardman (Chicken run, Wallace & Gromit: the Curse of Were-Rabbit) están plagadas de referencias casi mitómanas.
Wall•E es una clásica fantasía científica utópica (más bien una "distopía") con tres partes temáticas y estilísticas bien pronunciadas. Si se me permite aventurar de nuevo, osaría bautizar cada una de estas tres partes de la historia con el nombre de un escritor de ciencia-ficción de cuyos estilo y temática recurrente parece nutrirse la historia.
La primera parte, la que transcurre en el planeta Tierra, la parte Richard Matheson. Wall•E es un individuo fuera de la sociedad, se ofrece una visión triste y desoladora de la civilización humana y un desgarrador retrato de la soledad del individuo. Sin lugar a dudas, la mejor parte de la película.
La segunda parte...
Wall•E es una clásica fantasía científica utópica (más bien una "distopía") con tres partes temáticas y estilísticas bien pronunciadas. Si se me permite aventurar de nuevo, osaría bautizar cada una de estas tres partes de la historia con el nombre de un escritor de ciencia-ficción de cuyos estilo y temática recurrente parece nutrirse la historia.
La primera parte, la que transcurre en el planeta Tierra, la parte Richard Matheson. Wall•E es un individuo fuera de la sociedad, se ofrece una visión triste y desoladora de la civilización humana y un desgarrador retrato de la soledad del individuo. Sin lugar a dudas, la mejor parte de la película.
La segunda parte...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
..., desde que Wall•E abandona la Tierra hasta la escena del bonito baile espacial con EVE, la parte Isaac Asimov. La robótica es esencial para el progreso de la humanidad. El bienestar humano se asienta en el desarrollo científico y tecnológico, si bien existen razonables posibilidades de que el progreso se torne en retroceso. Cierta ironía hace acto de presencia y asistimos, incluso, a una auténtica ¡rebelión de las máquinas!
La tercera parte, la parte Ray Bradbury. Es la peor de la película. El ser humano adquiere el protagonismo y se rebela contra la tecnología y contra sí mismo y descubre su fuerza interior, su "humanidad". Aparece cierta sensiblería y, sobre todo, mucha moralina, patente no solo en los acontecimientos sino también en los diálogos que, por cierto, anteriormente no existieron.
Wall•E es una película que va cuesta abajo, lo cual a un servidor se le hizo cuesta arriba, pero su primera parte es tan magnífica que es imposible que la pendiente le reste méritos. O casi que no.
La tercera parte, la parte Ray Bradbury. Es la peor de la película. El ser humano adquiere el protagonismo y se rebela contra la tecnología y contra sí mismo y descubre su fuerza interior, su "humanidad". Aparece cierta sensiblería y, sobre todo, mucha moralina, patente no solo en los acontecimientos sino también en los diálogos que, por cierto, anteriormente no existieron.
Wall•E es una película que va cuesta abajo, lo cual a un servidor se le hizo cuesta arriba, pero su primera parte es tan magnífica que es imposible que la pendiente le reste méritos. O casi que no.